Mirá directamente al mar, luego al sol. Vuelve tu vista al mar, luego al valle. Del valle a las montañas, y de las montañas al cielo.
Busca, pronto verás una perla negra, pensarás que aquel pequeño redondo de diversos colores a la luz del día es lo más hermoso.
Pero no, lo más hermoso es lo que te rodea. Lo más hermoso son los árboles, el mar, el cielo, el aire.
No una piedra preciosa.