La caligrafía perfecta brillaba delante de mí. La observé superficialmente con gran desconfianza. Y es que su lectura me había dejado un extraño sabor metálico en el paladar, como siempre.
Sacudí la cabeza aprensivamente y arrojé la nota lejos de mí vista. No quería ni siquiera pensar en el propósito de aquel estampado tan pulcro tuyo, escrito y detallado por tus preciosas manos finas. Y es que estaba hecho un lío de furia por tú culpa, la culpa me carcomía hasta el alma.
Y no quería admitirlo en aquél momento.No quería que nadie viera lo débil que podrías tenerme en tan solo segundos, y lo más estúpido era que yo mismo, sin ayuda de nadie; me atormentaba con aquella nota tuya que me habías dejado, cada vez que volvía a tocarla y leerla, volvía a pasarme esto.
Aquel deseo de extrañarte, volvía y me daba una fuerte apuñalada en el corazón. Haciéndome recordar los bellos momentos que pasamos juntos. Aquellas bellas caricias de tus dedos finos pasar por mis mejillas, tus dulces labios recorrer mi cuerpo con iridiscencia, tus lindos ojos avellana mostrándome el camino de placer.
Aquellas personas que quieren hacerse creerse así mismas que nada les duele o que nada les hiere, tienden a escupir con seguridad; que el tiempo es la mejor cura para él alma.
Pero mi alma se fue contigo.
Dicen que la mejor cura para la pérdida de un ser querido, es el olvido. Pero de tan solo pensar en olvidarte, me hace extrañarte aún más. El hecho de pensar que eras o eres la cosa más importante en mi vida me deja sin aliento para respirar, para siquiera seguir el día con día.Sueño todas las noches hundido en la oscuridad que algún día, tú y yo, nos volveremos a encontrar.
Porque la esperanza existe.
Es la fuerza y voluntad de los sueños.
Pero muy dentro de mí ser también vaga la idea de que nuestro fin ha sido plasmado en las hojas del olvido de la vida. Tengo miedo a perderte.
Pero cariño, ya te perdí.Te perdí aquel día, en el cual jamás me di cuenta de lo mal que estabas. De lo mal que yo estaba al no prestarte atención. Temo decirte; que tenía miedo a que sintieras presión por parte de mí. Pero ahora que no te tengo en mis brazos todas las noches, me arrepiento. Y el dolor e ira viajan por mis venas refugiándose en mi corazón el cual aún está dañado por pensarte.
Mi corazón ya está cansado de gritar tu nombre.
Quiero que me salves de este vacío infierno que sufro todos los días a falta de tu presencia. Cada noche cometo la estupidez de acostarme con mujeres que quiero asimilar son iguales a ti, y pienso que por una vez en la vida volveré a ser feliz, como lo fui contigo. Pero luego de haber cometido el supuesto acto de amor, para ellas y no para mí, vuelvo a hundirme en la soledad de tus ojos.
Quiero echar todo al borde de la locura, así que en aquel momento, golpeo a las chicas que aun rebozan en mi cama, junto a mí, las desnudo de nuevo y me aprovecho de su cuerpo. Beso, muerdo, chupo y aprieto cada parte de su cuerpo provocándoles daño.
Así como un inútil lo hizo contigo tiempo atrás.
Donde no pude escuchar tus suplicas o lamentos. Donde no pude defenderte o salvarte de aquel monstruo que te hacía daño todas las noches.
Como lo hace la mujer que ahora estoy golpeando hasta matar.
Fui un completo estúpido al nunca jamás notar tu dolor. Y es que en ocasiones somos tan envidiosos que jamás nos precipitamos a pensar o preocuparnos por saber cómo esta nuestro cónyuge.Y la chica que ahora reboza en mi cama sin vida, no me preocupa para nada. Siempre es lo mismo, siempre es la misma rutina desde que no te tengo. Desde aquel día en donde te vi saltar del edificio más grande con lágrimas en los ojos pidiéndome perdón por fallarme.
—Tienes que alejarte de ahí ¡muévete, maldición!
—Yoon Gi, perdóname. Te lo pido, perdóname.
Tus pasos cada vez eran más cercanos a la orilla, podía sentir el olor de tu perfume en mis fosas nasales gracias al aire que golpeaba tu cabello haciendo descubrir tu cuello. Cada vez que me acercaba a ti, tú dabas un paso al vacío amenazándome en quedarme en mi lugar.
Tus lágrimas no dejaban de salir de aquellos ojos que amaba ver por las mañanas. Tu cabello desarreglado no me dejaba el alma tranquila, sabía que habías jalado de el hace unos momentos, cuando te seguía. No comprendía el por qué llorabas como niña pequeña en aquel momento. Me sentía confundido al saber que querías acabar con tu vida de la peor manera, y era por aquella razón que estaba ahí, evitando a toda costa que saltaras y dieras continuidad a mi infierno.
Te pedí una y mil veces que vinieras a mis brazos, que todo estaría bien. Pero tú reías con gracia y repetías desde tu lugar que nada estaba bien..
—Por favor, ven aquí.
Pedí, y esta vez decidí dar un paso más hacia ti, y tú sonreíste al ver mi pie temblar en el asfalto. Tus brazos se estiraron a cada lado de tu cuerpo mientras dejabas que el aire fresco de esa tarde golpeara tu rostro. Tus mejillas reflejaban las gotas de agua marcadas, como si fuese hace tiempo que no dejabas de llorar.
Miraste a tu alrededor mientas sonreías como una tonta niña observando algo nuevo.
—Ya no sirve de nada que me quede aquí, Yoon Gi.
Me viste a los ojos con aquella sonrisa que mostraba tus encías. Estabas feliz, y no sabía si era por verme tan preocupado o por lo que estabas a punto de hacer. Me observaste un periodo de tiempo, el cual sentí eterno.
—Quiero que estés conmigo, por favor, baja de ahí.
Temblé al escuchar el sonido de los autos pasar por el lugar donde querías acabar contigo.
—Te amo.
Y la vida se me fue ahí.
Corrí para querer salvarte, pero era demasiado tarde. Habías dado el último paso hacia atrás dejando caer tu cuerpo sobre el aire, acabando con nuestras vidas.
Grité tan fuerte al ver tu cuerpo sin vida. Grité como un loco al ver tu cuerpo manchado de sangre. Desde arriba pude ver tu sonrisa marcada en los labios. Casi más de treinta metros marcados en tu cabeza.
Lloré. Lloré como un idiota al saber que habías desaparecido de mi vida. Me quejé contra los dioses por haberte conocido, por haberme enamorado de ti como un jodido loco, por depender de ti y solo de ti. Tirando todo a mi paso también decidí acabar con mi vida, subí a el cemento rocoso en el cual tu habías estado hace unos segundos y decidido a caer encima de tu cuerpo sin vida, vi aquella nota tirada en el suelo justo detrás de mí.
Pero créeme, había decido matarme a mí mismo ese día, si hubiera sabido que no te tendría. Pero he aquí, cegado por la venganza y la envidia del mundo por no tenerte conmigo. Cegado por el dulce sabor de las chicas estúpidas que si podían tener una vida normal y no como la tuya.
Me había quedado en el infierno para hacer arder a los demás. Para hacer sufrir a las mujeres que no habían sufrido como tú hace años. No tenía miedo al violar o tocar sus cuerpos después de estar muertos y destrozados en miles de pedazos. No tenía miedo de pensar en su sufrimiento así como no lo hicieron contigo. Cariño, no tenía lastima por ellas, tenía lastima por ti. Por tu lindo cuerpo al saber que se burlaban de ti de la misma manera en la que yo me burlo de ellas.Esta es la última mujer, te lo prometo. Esta es la última mujer que masacro por ti, sí, porque ya tengo las partes necesarias que necesitaba para armarte.
Cada vez que le quitaba la vida a una mujer, tomaba posesión de una de sus partes del cuerpo para ponértela a ti. Y por fin, por fin había juntado las partes necesarias que perdiste esa tarde de tu muerte, cuando te tiraste de aquel edificio. Uní los pedazos de carne a tus huesos remplazando la piel putrefacta por la nueva. Cocí tu cabeza con hilos gruesos y arremede tus senos por unos nuevos.
Estabas de vuelta, estabas lista.
Por favor, ahora quédate conmigo.—Yo también te amo.
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Love You; Myg
FanfictionYo también te amo, por favor ya no me dejes. Quédate conmigo.