Los Caballeros de la Mesa Redonda

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Los Caballeros de la Mesa Redonda.

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/MCU

Pareja: Stony (StevexTony)

Derechos: a comer rico.

Advertencias: una historia agridulce, muy agridulce. Toca el turno al Día 6 con el tema de Caballeros, del "Fantasy and Princess Stories" del #MarvelMultishipperWeek. Espero que alguien detecte la referencia.

Gracias por leerme.



***


"Un héroe lo es en todos sentidos y maneras, y, ante todo, en el corazón y en el alma."

Thomas Carlyle.



—¡Señor Stark!

—¡Señor Stark! ¡¿Cuál es el secreto de su fama y fortuna?!

—¡Señor Stark! ¡Una fotografía!

Anthony Stark sonrió a la prensa caminando por esa alfombra roja, una vez más, iba a recibir uno de los tantos premios que se otorgaban en su gremio de empresarios en honor a sus planes que habían rescatado negocios a punto de la quiebra por la crisis pasada. Era un genio de los negocios, alguien que entendía de las matemáticas y los mercados mejor que cualquiera.

—¡Señor Stark! ¡Señor Stark! ¿Es cierto que tiene un romance oculto con la top model de lencería?

—Creo que ha dejado de ser oculto, ¿cierto?

Los periodistas rieron, dejándole avanzar hacia el centro de convenciones a donde se dirigía. Nadie pensaría que ese hombre maduro, forrado en millones de dólares con tal seguridad y sentido del humor una vez fue un niño tímido que sufría tortura escolar y paterna en una pobre calle de Brooklyn. Pese a la biografía que los periódicos y revistas le habían creado, no había nacido en cuna noble. Su madre, María Carbonell, se había casado joven con un hombre maduro llamado Howard Stark, un mecánico adicto al alcohol como a golpear esposa e hijo.

Se habían conocido en Nueva Jersey donde vivían, pero antes de que María terminara con otro hueso roto, había denunciado a su esposo y huido de esa casa rodante, buscando un lugar mejor donde vivir. Fue en un barrio de inmigrantes en Brooklyn. Ahí llegó un pequeño Anthony de no muy buen humor porque no conocía a nadie, no hablaba tan bien el inglés puesto que no había asistido todavía a la escuela por falta de dinero y tenía miedo de que su padre escapara de la cárcel para matarlos. Lo había prometido mientras la policía se lo llevaba a rastras.

María encontró un empleo de mesera en un café cercano al puente de Brooklyn, un empleo que le dio para tener al menos comida fresca y su propia cama, sin embargo, absorbía mucho tiempo de su madre. Anthony fue solo a su escuela, a una docena de cuadras de donde vivían. No tenía ropa elegante, o nueva, estaba remendada con su carita todavía resentida de los puñetazos de su padre. Con tal presentación fue que llegó a su grupo que le observó con esos ojos de curiosidad combinada con algo de morbo, susurrando mientras caminaba por los pasillos de los pupitres para sentarse al final.

Era un niño genio, pronto se dieron cuenta porque aprendía las fechas y números mejor que su maestra. Solo que no le gustaba hablar o convivir con los demás por su problema con el idioma. Los niños, en general, no eran malos. Solo que se reían cuando lo escuchaban hablar. Anthony se hizo más tímido, escondiéndose en las escaleras de intendencia para comerse su emparedado de maní, su único desayuno. Su maestra le dijo que necesitaba mejorar sus calificaciones, por el inglés deficiente más que por falta de conocimientos.

De dragones y otros cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora