Tears Of A Zeta

Cap. 7 Atesorar

La excitación corría por sus cuerpos, el calor iba en aumento. Ninguno tenía prenda alguna encima, a galones y tirones se despojaron de ellos dejando sus cuerpos desnudos en contacto sin ninguna tela de por medio.

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Todo el asunto parecía muy irreal, era como si esos dos seres, no fueran más que animales en celo. La manera tan violenta que Fengmian tomaba la castidad de Changze y como este gemía su nombre, pidiendo, rogando por más.

- Wei Changze - acariciando sus cabellos - eres hermoso y perfecto.

- Béseme mi señor y hágame el amor esta noche - con la mirada llena de deseo rogo - déjame sentir sus carias.

El aroma de Changze se esparció por toda la habitación. Era tan embriagante que Fengmian no pudo evitar caer ante la tentación y tomó a Changze. Al principio de manera delicada, aprecio su cuerpo cada detalle del el, como se marcaba la curva de su cintura, como subía y bajaba su pecho por una respiración tan pesada, no pasó por alto las largas piernas, las delicadas manos, todo de ese hombre era perfecto, hermoso, no llegaba a un cuerpo femenino, pero era armonioso y bien proporcionado.

No se quedó atrás Changze observó el cuerpo de su señor, espalda ancha, brazos gruesos que se le marcaban las venas de lo fuerte que sostenía sus piernas para abrirlas, manos suaves con un firme agarre, no lo lastimaba, bajo su mirada y vio sus piernas fuertes, potentes y muy bien marcadas. Fengmian no tenía un cuerpo voluminoso, pero si bien trabajado. La mirada de Changze se centró en el miembro del contrario y suspiro. Le excitaba esa magnífica vista.

El calor iba en aumento y la pasión subiendo de nivel; cada roce quemaba, cada caricia los excitaba más, cada beso llenaba de esperanza el corazón de Changze. De que ese hombre que lo acariciaba y le mostraba una mirada tan dulce, lo llegara amar algún día.

- Te amo - con sus manos acarició el rostro de Fengmian y con labios dio pequeños besos en la manzana de adán.

No hubo respuesta del contrario, solo se podía escuchar sus gemidos y gruñidos.

Wei Changze lo comprendió de una manera muy dolorosa que quería llorar, ese hombre nunca sería suyo. Pero no pudo evitar poner sus ojos en ese hombre, de mirada dulce, semblante tranquilo, excelente líder y amoroso padre. El deseaba ser correspondido, sin embargo, a quien engañaba su deseo solo sería eso, un deseo de un joven amante.

La mañana llegó estaban a finales de temporada de invierno, no hacia tanto frio como en otras regiones. El invierno de Yunmeng se caracterizaba por ser frío por las noches y fresco durante el día, no era nada exagerado más bien cómodo. Pues la mañana estaba tan fresca como para tener a dos amantes fuertemente abrazados.

- Buenos días mi señor - su voz sonaba tan dulce, como si fuera un arrulló.

- Mmm - frunció las cejas y se cubrió más con la sabana

- Se hace tarde para que atienda sus deberes mi señor - levantó su mano, empezó acariciar los negros cabellos del contrario.

En ese momento deseo como nunca detener el tiempo para poder seguir apreciando la hermosa escena que tenía frente a sus ojos. Su rey, su señor estaba durmiendo desnudo sobre su lecho y aferrado a su cintura. Cómo envidiaba a madam Yu por poder tenerlo todas las mañanas en su cama y poder decirle buenos días mi amor. Una lagrima traicionera corrió por sus pálidas mejillas.

Se inclinó un poco, le dio un beso en su frente y acarició el rostro de su señor con una delicadeza. Algo le decía que esa sería la última y única vez que lo tendría así en su lecho.

Así que atesoraría muy bien este recuerdo tan maravilloso.