Metamorfosis

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"Hoy es el futuro. La modificación genética es  legal desde los 18 años de edad. Atrévete a ser, lo que siempre has querido. Tenemos un mundo lleno de nuevas emociones y sorpresas para ti. Te esperamos en TCM"
Creci escuchando el mismo anuncio en la televisión durante toda mi infancia.
Era una campaña asociada al gobierno. Pagabas por obtener una tarjeta que contenía el permiso para cambiar lo que tu quisieras de tu cuerpo.
Desde que era niño siempre quise ser como mis ídolos. Para mí el tener belleza significaba ser popular. Sufrí de bullying escolar por mi sobre peso, innumerables apodos y golpes emociónales.

Bueno, es simple. Hoy no es un día común, es especial. Se cumplen 18 años que estoy en este mundo. Y agradezco que ahora pueda ser lo que siempre quise "perfecto".

— ¿Esto es lo que anhelas para tu cumpleaños, Esteban?—preguntó mi padre. Nunca estuvo de acuerdo con mi idea.
— Sí—contesté. — Es solo el principio de mi transformación.
Mi madre, que hasta ahora se había mantenido ajena a la conversación, solo me dedico una mirada reprobatoria.

Papá condujo hasta el edificio TCM "Tecnología Cientifica de la Metamorfosis". Extraño concepto.

Bajé del auto y me presente ante la puerta de aquel imponente edificio. Se podía ver claramente a la gente salir de aquel lugar con su mayor sueño anhelado logrado. Pronto, yo formaría parte de ellas.

Llegué con la recepcionista y le mostré mi identificación " Esteban Wood". La señora, de mediana edad, me señaló una puerta.
Me dirigí hacia ella y me senté a esperar mi turno. A mi derecha se encontraba una chica. Por lo visto, acaba de salir de su modificación.

—Hola—salude.

No se molesto en girarse para verme ni tampoco me regreso el saludo.
Recargo su cabeza en el asiento y miro hacia... ¿La nada?
Mi mente me hizo pensar que era un efecto secundario de la anestesia. Porque aunque ahora somos una sociedad desarrollada y la tecnología está en todas partes, aún le somos fieles a la anestesia.
Después de unos minutos un chico se sentó a mi izquierda.

—¿Qué tal? — saludó.—¿emocionado?

—Hola, la verdad estoy algo nervioso. — contesté. Evite expresar mi incomodidad por la chica rubia que parecía estar en un transe.
—Siempre es así la primera vez. Tambien tuve mis dudas al principio. — sacó la tarjeta de su chaqueta.

En ella se podía leer "Cesar Collins" y una foto de lo que fue en su pasado.

— Te quedan los cambios— bromee, aún con la cabeza agachada. Cuando la levante, este estaba en un transe.

— Nadie se va sin pagar. — dijo con una voz sin emoción alguna. Pero que a mi, me causó un escalofrío.
Justo antes de preguntar a qué se refería, la puerta se abrió dejando ver a un hombre de edad y pelo blanco.

— Esteban Wood—llamó.

Dirigio una mirada hacia ambos chicos, me invitó a pasar y por unos minutos espere por una explicación que nunca llegó.
Entré al consultorio, un montón de máquinas de las cuales desconocía su nombre y uso, se encontraban ahí.

—¿Qué cambio quieres lograr? —me preguntó. Así mismo, encendió una pantalla.
En ella se mostraban varios rectángulos que dentro tenían escritos como: ojos, nariz, boca, entre algunas otras características físicas, pero, lo que realmente llamó mi atención fue un rectángulo en color amarillo que decia; mente.
El señor que me atendia noto mi curiosidad hacia aquel tema.

—¿Es eso lo que quieres elegir? — me dijo con una sonrisa monótona.

No sé qué fuerza extraña me llevó a contestar. —Sí, eso quiero.— Antes de un cambio físico, quería uno de mente. Si resultaba, podría ser mejor y más inteligente que todos. Entonces sería yo, el que me burlaria de la gente común.

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