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✎ . . . s e r v o

Se encontraba tan sonrojado como era posible, ni siquiera podía mirarlos a la cara, la vergüenza era demasiada, mientras que Mikhail a su lado, parecía no enterarse de nada mientras sostenía su mano, manteniendola en su vientre. 

—¿No pudiste tener un mínimo de respeto por estos solteros, adultos, alfas...? —Protestaba Dimitri desde la ventana, tratando de que el aroma que soltaron los menores se fueran. —¡Solo fuimos a comprar comida! ¡Comida! ¿¡Quién se excita con la comida!? 

—¿Qué hay del plat...?

—No, cállate David, dije que no se puede. —Dimitri bufó molesto, acercándose cuando el olor había disipado. Tomo de la bolsa de compras una de las camisetas que habían comprado para arrojarsela en la cara al Alfa menor. —¡Nosotros comprando ropa y comida y ustedes cogiendo como los... Esos... Los... —Volteo al otro Alfa que se encontraba sentado en la cama que les había quedado. —Oliver, ¿Cómo se llamaban esos tipos mitad conejos? 

—¿Y se supone que eres un cambiaformas de lobo?

—¡Solo dime!

Oliver ignoro a su compañero para mirar a los otros dos.

—¿No lo haz marcado cierto?

—No, ni siquiera hubo penetración, lo prometo, solo hubo...

—No necesito detalles, solo ten cuidado por dos razones, los embarazos y la marca siendo menor de edad.

—Tengo dieciocho.

—¿Y él?

Titubeo un poco antes de mirar a otro lado de nuevo. —No lo sé.

—Entonces espera un tiempo.

—¡Oliver deja de ignorarme!

El Alfa siguió ignorando al otro sacando más ropa de la bolsa para entregársela a ambos. 

—Afortunadamente había una tienda cerca de aquí que vendía demasiadas cosas. 

—Gracias por esto, la ropa de enfermero y seguro que la bata del hospital también lo es. 

—Saldremos un momento para que se cambien, no hagan nada en lo que salimos, luego comeremos. Vamos Dimitri. 

Jaló del brazo de éste para finalmente sacarlo de la habitación dejando nuevamente sola a la pareja. 

David se vistió de forma rápida, sin embargo, se dio cuenta de como Mikhail simplemente observaba las prendas de forma cuidadosa, por lo que se acercó a él.

—¿Qué sucede? ¿No sabes vestirte acaso?

El Omega lo observó unos momentos, pasando su mano por la tela de la camiseta que llevaba puesta. 

—¿Te gusta esta acaso? 

Al no recibir respuesta, supuso que sí, pero él inmediatamente negó y con dificultad se quitó la bata, tratando de colocarse la camiseta. Fue un comportamiento que David no comprendió, pero prefirió dejar eso de lado para ayudarlo a vestirse de forma rápida. 

Para cuando los Alfas volvieron a ingresar pudieron comenzar a comer de las frituras que compraron, las cuales, pese a no ser exactamente lo apropiado, era suficiente para calmar su hambre. Las cosas parecían haberse calmado entre ellos, siendo Dimitri quien comenzó de nuevo con sus comentarios fuera de lugar ignorando a David, al menos, hasta que escucharon la puerta ser tocada. 

—¿Alguno de ustedes invito a alguien? 

—No, Oliver no me lo permitió.

—No tendremos esta conversación de nuevo, no puedes acostarte con las mujeres de este lugar, no sabes si son obligadas a eso. Si no te responsabilizaras entonces no lo hagas.

David se sorprendió por las palabras del Alfa, que, pese a que pareciera tan rudo y hosco fuera tan noble y consciente de las diferentes situaciones que podrían suceder. Se pregunto, que hubiera sucedido si tanto Sam como Alan se hubieran encontrado con alguien así cuando estuvieron perdidos. Ellos tal vez ni siquiera hubieran podido conocerse. 

Dimitri abrió la puerta, chillando al abrirla, lo que provocó que tanto David como Oliver se acercaran para lo que sucediera, pero, solo encontraron a dos chicas bastante jóvenes a su parecer, a las cuales identifico como Beta y Omega. 

—L-Lo que usted dijo... ¿Fue cierto? 

Ambos Alfas miraron a Dimitri y éste tragó duro.

Habían dejado pasar a las chicas, las cuales se encontraban sentadas, una junto a la otra, siendo la Omega la más temerosa, aferrada al brazo de la Beta, ella inclusive estaba temblando mientras que la otra intentaba parecer fuerte ante ellos, tratando de ocultar su miedo. 

—Yo... Le dije que saldríamos de esta ciudad.

—¡Dimitri!

—¡No fue mi culpa, ella realmente se veía muy bonita!

—¿Qué edades tienen? 

La Beta miró al Omega que les gruñía escondido tras el Alfa más joven, abrazado fuertemente a éste.

—Tenemos dieciocho.

—Trece. —Contradijo la Omega, logrando sorprenderlos debido a que aparentaban más edad de la que tenían.

—¡Voy a matarte Dimitri! 

—¡No lo sabía lo juro, no me habría acercado de saber que era tan pequeña!

—¡Aun si tenían diecisiete, mientras fueran menores de edad no deberías siquiera pensar en ellas de esa forma!

—¡Pero ella no parecía menor!

—¡Él hablo conmigo, yo tengo diecisiete! —Gritó la Beta. —E-Es solo que... —La chica comenzó a llorar a causa de la frustración, del miedo y de la impotencia que sentía en ese momento —¡Nosotras solo queremos salir de aquí, esta ciudad es tan horrible, yo me acerque a él, yo le saqué esa información, solo queremos escapar de aquí! ¡Por favor ayúdennos, si no pueden ayudarnos a ambas, al menos a ella, por favor, se los suplico, llévenla con ustedes tan lejos de aquí como se pueda!

Algo dentro de David se rompió. ¿Cómo era posible que una ciudad destruyera tanto a las personas? 

—Las sacaremos de aquí, a ambas. Todos juntos saldremos de aquí. 

—¡Muchas gracias!

La Beta camino a él y cayó de rodillas frente a David, sosteniendo sus manos mientras agradecía repetidamente entre lágrimas. Pronto se arrodillo frente a ella sosteniendo su hombro. 

Y aunque Mikhail quiso saltar sobre ella,  Oliver negó con la cabeza alejándolo. Mostrandole como las chicas lloraban agradeciendo a David. Y sin decir una palabra, logro que el  Omega entendiera lo que estaba sucediendo. David los estaba salvando a todos. 

Experimento OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora