Calidez
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Mi mente se tranquilizó con lo ocurrido después de clases, pero, mi cuerpo no lo estaba, o para ser más exactos, mi corazón."Es más fácil engañar a la mente, que al corazón", pensaba en aquella frase que una ves escuche decir a alguien, ahora puedo comprobar que en realidad así es. No trate de engañar a mi mente, tampoco es como si hubiera un motivo para hacerlo. Solo estaba conmocionada por aquel sueño y lo dicho por Marlo. Aunque eso tampoco tenía sentido.
¿Porqué me sentirá conmocionada solo por eso? ¿Porqué de la nada pensaba en eso?
No era era la primera ves que soñaba con eso, debo admitir que las dos ocasiones anteriores me sentí extrañamente nostálgica y con ganas de revivir aquél momento. ¿Qué lo hacía tan distinto está ves? El comentario de Marlo, solo fue éso, un comentario, uno casual.
Allí estaba yo, sentada en mi cama, con la pijama puesta, jugando con mi holgado pantalón de tela calientita, divagando una ves más, sin encontrar sentido a lo que pensaba y sentía.
- ¿Aún piensas que enloqueciste? - Mis ojos viajaron con rapidez hacía la suave voz de mi madre, estaba apoyada en el marco de la puerta de mi habitación, mirándome con cariño y un ligero toque de preocupación.
Mis pulmones dejaron escapar un pesado suspiró. Regrese la mirada a mi pantalón y seguí jugando con el. - ¿La pubertad te puede hacer divagar por cualquier cosa? - Talvez su respuesta me aliviaría, si no lo hacía, un abrazo de ella seguro que lo lograría.
El silencio fue corto pero, para mí pareció eterno. - Depende. - Musitó cuándo sentí que se sentaba a mi lado. - En la adolescencia puedes pensar y divagar por trivialidades, que realmente no lo son. Si intranquiliza el corazón tendrás que buscar el porque de ello. - Acarició con paciencia mi cabello, se lo que trataba de decirme con ese tacto: "ten paciencia, y encontrarás la respuesta". Luego siguió hablando. - Toma en cuenta que lo harás sóla, aunque quieran, no podrán ayudarte si se trata de un asunto del corazón. - Acunó mi rostro entre sus manos, dandome un tierno beso en la frente. - Descansa cariño. Mañana será un nuevo día. - Dió otra caricia a mi cabello, y luego salió de la habitación, cerrando la puerta.
¿Cómo decirlo? ... Mi madre se limitaba a hablaba lo necesario, en momentos como este, no es que hablara más de lo acostumbrado pero, sus gestos lograban que sintiera que había dicho todo lo que necesitaba escuchar: largas y reconfortantes palabras. En efecto, lo dicho por ella me hizo sentir aliviada, aún con todo eso en mi cabeza, sabía que en su debido momento tendría la respuesta a mis preguntas y hallaría sentido a todo aquello.
Un suspiro aliviado pero lento, salió de mis labios, recordando lo último que dijo mi madre, esas dos cortas oracionese me hicieron pensar en mi padre, en sus cálidas palabras al arroparme por las noches. Mi querida madre sabía el significado de esas palabras para mí, siempre que yo lo necesitaba, ella las decía y agradecía que lo hiciera. Esas palabras dichas alguna vez por mi padre, sonaban igual de cálidas y llenas de amor en mi madre.
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Pocos días habían pasado desde que mi acelerado corazón se calmó, aunque todavía no encontraba el sentido de eso y seguía pensando en aquello, pero lo hacía con más calma.
Las actividades después de clases seguían, si, tambien seguían los cortejos de cierta chica lobo, los cuales logré evadir con éxito durante dos días consecutivos. Esos días me resultaron placenteros, disfrutaba de lo que hacía junto a René y con algunos compañeros, también disfrutaba mucho de las cortas, y placenteras platicas con Marlo, me sentía un poco rara de no poder charlar un poquito más con el, pero quince minutos eran mejor que nada.
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The Course of Love
RomanceSe enamoraron por casualidad, sus sentimientos crecieron a medida que pasaba el tiempo, no se dieron cuenta, o quizá no quisieron hacerlo, que ya estaban sumergidos en el complicado juego del amor. Cuánto más se aceleraban sus corazones por estar ju...