Día en familia.

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Cómo en un día cualquiera, cuando alguien cumple años, mi familia se reunió en mi casa, no somos muchos, apenas 12 personas, entre ellas mi abuela, tíos, primos y por supuesto, mis papás y hermana.

Recuerdo el cielo, soleado, apenas algunas nubes visibles a lo lejos, eran aproximadamente las 4PM, buena hora para empezar a comer esos ricos tacos de bistec con papas que prepara mi papá en eventos especiales.

Cómo en toda buena fiesta, la comida estuvo riquísima, cada quien creó su tema de conversación y la mesa estaba llena de ideas e intercambio de palabras, yo en cambio, comencé a escuchar a lo lejos un sonido seco en el aire, tal como el de un avión, no, como el de un cohete de la NASA despegando más bien, no esperé más y me asome al cielo, estaba claro que de ahí venía ese sonido, con asombro lo ví, una figura que asemejaba a un cometa, dejando su cola de luz, pero, ¿a pleno día?.

Sin pensarlo les comenté a todos en la mesa. Mi tía, sin alarmarse, luego luego me dijo que en las noticias habían sacado una nota en la que hablaban sobre el posible acercamiento de un asteroide a nuestro planeta, que no había por qué alarmarse, solo iba de paso, pero que daría al menos una vuelta al mundo.

Después de aquella explicación me tranquilice, volví a tomar asiento y volver a platicar con mi familia.

No tardó ni 10 minutos cuando volví a escuchar aquel sonido, pero está vez el sonido iba creciendo más y más, ya no era como antes, voltee al cielo y me percate que este objeto se acercaba desde donde vino por primera vez, comenzó a tomar la forma de una piedra, una piedra gigante, podía ver el fuego detrás de él y la estela blanca que dejaba. Todos lo vimos con gran sorpresa e incredulidad.

Cómo nunca lo pensamos, esta piedra no venía de paso, venía a quedarse, sin importar quien estuviera debajo.

Entre más se acercaba a la tierra más iba creciendo, desde mi posición lo veía del tamaño de un trailer.

Todos en la mesa lo seguimos hasta ese momento en el que golpeó algún lugar a lo lejos de nosotros. La tierra se levantó, así como una nube gris hacia el cielo. Y claro, una onda, una onda de aire se veía venir desde ese sitio. No sabíamos que hacer, avanzaba tan rápido, la impresión era tan grande que solo nos permitió mirar con asombro todo y quedarnos en nuestro sitio, en silencio. En mi caso, solo abracé a mi mamá, esperando lo que sea que tuviera que esperar y cerré los ojos...

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Nadie murió, como pensé que sería, pensé que nos habíamos salvado, pero casi de inmediato, desde el mismo lugar, una nueva onda, pero parecía destructiva, parecía ahora sí, nuestro fin. Pero como en la anterior, no ocurrió nada.

Solo una vez más, una última onda, pero con ese humo gris oscuro, espeso. Estábamos de acuerdo que si, ese significaba el fin, la onda no nos mató, pero el humo lo haría pronto. A lo lejos se veía el volcán Popocatépetl imponente, sacando todo ese humo, toda esa nube tóxica y debajo de el, su río de furia, la magma viva (una vista increíble, inédita).

Después...

El sueño cambió.

Profundo en mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora