Primera carta.

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Posdata: Texto, generalmente breve, que se añade al final de una carta después de terminada y firmada.

Madrid (España), 18 de enero del 2018, 19:30 horas.
-    ¡Raquel!, ¡hija! ¿Puedes llevarme a hacer las compras para las fiestas de navidad?, necesitamos varias cosas, aparte quiero prepararle a Paulita esa crema Catalana que a ella tanto le gusta. – Mi madre, me había estado hablando desde hace un buen rato de varias cosas y sinceramente agradezco mucho sus momentos de lucidez. Pero, hoy, no sé que me sucede, simplemente me siento desconectada del mundo-.

-    Claro mamá, solo deja que me cambie y vamos por las compras, ¿Vale? – Le conteste luego de unos segundos, seguido de una sonrisa cargada de afecto-.

Subí a mi dormitorio y como todos los días, me di cuenta que las paredes y el acolchado floreado, no hacían juego con mi realidad más intima. Las flores y los colores vivos ya no me representaban tanto. Porqué últimamente, me había dejado estar bastante. Mi vida, ya no era la misma que la de hace dos meses atrás. Y sé perfectamente bien cuando fue el quiebra aguas, hubo un antes del robo a la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre y un después de este mismo; y no hablo solo del ámbito profesional, que por cierto, bastante mal me ha ido, hablo de lo personal. Como madre e hija, siempre he tratado de mantenerme fuerte, incluso en mis peores momentos. Pero, como mujer, ya es otra la historia. Las ojeras, se han apoderado de mi día a día, producto de todas esas noches de insomnio, pensando en el... ¿Qué hubiera pasado si...?. Obviamente, todas son suposiciones. Porque sé que ninguna es o será cierta. Mis kilos de menos denotan la falta de apetito. Pero, la cabeza, una vez que empieza a maquinar, no para. Y en este mismo instante de mi vida, mi cabeza está a mil revoluciones por minuto, la tenencia de Paula, mi trabajo, mi madre, mi hermana, mi ex marido, el criminal que deje huir, mi vida, todo. Y en toda esta vorágine, hasta se me olvida hasta de comer.
De repente, y como un baldazo de agua fría, me doy cuenta que estoy sentada en la cama, mirando a la nada, más bien, al espejo. Porqué eso es lo que me devuelve cada vez que me reflejo en él, la nada misma. La realidad más cruda.
A lo lejos, oigo a mi madre, apresurándome para que baje, y puedo asegurar que está murmurando algo, no sé qué será. Pero, me imagino que debe ser algo como: "cerraran el mercadona", "se nos hará tarde", "no llegare a hacer la cena a tiempo", en sí, un sinfín de cosas que dicen las madres. Pero, cuando voy descendiendo por las escaleras veo que está fuera de la casa, más específicamente, en el portón de entrada. Lo primero que se me vino a la mente en el momento que vi ahí, fue "Se está escapando, de nuevo". Me apresure a bajar lo más rápido que pude, sentía que no me daban los pies para llegar hasta ella. Pero, en el instante que le vi darse la vuelta y volver a ingresar a la casa, me volvió el alma al cuerpo.
-    Hasta que has bajado hija, eres igual de tardada que cuando eras pequeña. – Mientras me habla, veo como se quita el saco y lo cuelga en el perchero del hall. Afuera, la temperatura había descendido abruptamente y aunque aun no habíamos entrado en invierno, el frio y el viento, ya se han apoderado del cielo Madrileño y creo que salir abrigada ha sido la mejor decisión que ha tomado-. La verdad, es que hace demasiado frio afuera, Raquel. Ve a abrigarte un poco más antes de salir, que no quiero que cojas ningún resfriado.
-    Si, mamá. Me abrigaré. - Le sonreí, mientras recordaba que para los padres, nunca vas a ser suficientemente grande como para cuidarte solo y en este caso, viceversa. Porque hoy en día, yo, me encuentro al cuidado de ella, junto con Carmen, la mujer que contrate para que la cuide en los momentos que no estoy. Así que, con mucha curiosidad e intriga de saber que estaba haciendo ahí afuera sola, metí mi nariz en un lugar que, tal vez, cambiaria mi vida para siempre. - Mamá, antes de ir a ponerme un abrigo, dime... ¿Para qué has salido afuera?
-    ¡Eso! –exclamo con vehemencia-, ya me estaba olvidando cariño. Ha venido un cartero, aunque ese de cartero, tiene lo que yo de joven. Ya te digo, yo, que nada. – hace un gesto con las manos, negando el hecho de que sea un cartero- Y pues ha traído una carta.
-    ¿Una carta? – Pregunte con curiosidad-.
-    ¡Pues sí!, Eso hacen los carteros hija, traer cartas. – Dice, con total obviedad. Y si. Mi pregunta fue demasiado tonta. Pero, ¿Quién manda cartas en pleno 2017?, me pregunte para mí misma –
-    ¿Puedo verla?, O acaso, ¿te la envió algún admirador secreto? –la mire y me reí-.
-    Pero, ¿qué dices?, niña loca. Ya estoy muy grande para esas cosas. –me dice mientras buscaba en su abrigo la carta-. ¡Aquí esta!, toma. –extiende su mano con un sobre color rojo bermellón impoluto. Lo reconocí fácilmente, era de la misma forma y del mismo color que aquel sobre que, Sergio Marquina, o mejor conocido, por mí, como Salvador Martin, me había dado en el Hanói, aquella tarde de otoño, luego de una jornada larga de trabajo. Mi mundo, dejo de girar en el momento que vislumbro esos pliegues perfectamente bien doblados, con ese color y con esa forma-. Hija, ¿estás bien?, ¿te sucede algo?
-    ¡Si, mama! Estoy bien, gracias. – tome el sobre y lo analice por unos segundos- Sabes, mejor vamos a hacer las compras mañana por la mañana. Ya se ha hecho tarde y hace bastante frio como para salir.
-    ¡Vale! -mira hacia afuera, comprobando lo que le acababa de decir- creo que tienes razón. Mejor iré a preparar la cena y algún postre para Paulita. – asentí y la vi desaparecer rumbo a la cocina-.
Mire lentamente hacia ambos lados de la casa, totalmente en anonadada y volví mi mirada a la carta. La di vuelta, esperando encontrar algún remitente, pero la misma, era totalmente esotérica, no decía nada, era totalmente misteriosa a los ojos de cualquier extraño. Pero, no para mi. Subí apresuradamente a mi habitación y me encerré en ella. Con el único fin de poder ver de qué se trataba aquella enigmática carta.
Cuando abrí el sobre rojo, me encontré con la verdadero manuscrito y pude reconocer a simple vista esa tipografía. Era su letra.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2020 ⏰

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