pure p*rn

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Tyler llevaba cinco días encerrado en cuarentena junto con sus dos roomies y sentía que estaba por volverse loco. Se habían cancelado al menos dos fiestas y varias salidas con sus amigos y compañeros. Había sido soportable los dos primeros días hasta que Joshua Dun, uno de sus compañeros de piso comenzó a meter a desconocidos a su recámara y no precisamente a conversar.

Estaba consciente de que eso era peligroso, pero también lo tenía de mal humor, Josh no podía ser discreto y ni siquiera lo intentaba, estaba harto de escuchar todas las noches los gemidos y el escándalo de la habitación vecina y ahora intentaba sacar a escondidas a un nuevo sujeto, como si de verdad fuera que él y su otro compañero no hubieran advertido su presencia.

Suspiró cuando cerró la puerta, salió de la cocina y lo miró sonreírle con la típica expresión que ponía cuando lo atrapaban haciendo algo indebido. Lo detuvo antes de ir a su habitacion.

–Oye Josh– le dijo –es el tercer sujeto que metes acá... sabés que nunca te hemos pedido que lo dejes de hacer, pero estamos en una emergencia, no deberías meter a cuanto tipo se te ponga enfrente.

El pelirrojo se detuvo al escucharlo y quedó viéndolo con molestia, suspiró fastidiado y aunque sabía que Tyler tenía razón, no pensaba dar el brazo a torcer y reconocer que estaba incumpliendo con los protocolos de emergencia.

–¡Vaya! Así que ahora te da por controlar y contar a cuantos sujetos meto a mi habitación. ¿Por qué mejor no te ocupas de tus asuntos?

–¿No lo entiendes? no es que quiera controlarte, tú eres libre de hacer lo que quieras con quien quieras, pero está prohibido traer invitados todo el tiempo– lo miró –por la emergencia– le dijo recalcando las palabras, esperando que el otro comprendiera a lo que se refería

Josh entendía a la perfección lo que su compañero trataba de decirle pero insistía en ponerse en un plan odiosamente necio.

–Pues lo mío también es una cuestión de emergencia. ¿O qué? ¿Piensas que me la voy a pasar semanas enteras encerrado sin compañía? Si tú tienes frigidez no es mi problema.

–Puedes usar tus manos– rodó los ojos –o infinidad de juguetes sexuales que seguramente tienes, no necesitas traer a un sujeto diferente cada día y ponernos en riesgo a todos.

Brendon Urie, el otro compañero de Tyler, salió de su habitación y los miró a ambos.

–Tranquilícense, por favor– le bloqueó la salida a Josh, que quería irse a su recámara ya –créeme que te entiendo, pero es una cuestión que está más allá de nosotros, es una emergencia. No querrás infectarte, que te envíen al hospital y quedarte aislado durante más tiempo, sin poder ni siquiera tocarte, ¿cierto?– le guiñó un ojo –al menos no será para siempre–

–No sé ustedes pero yo necesito follar y de ser posible todos los días. No me basta conmigo mismo ni con los estúpidos juguetes. Si no está permitido que traiga a quien yo quiera por la estúpida emergencia, pues voy a acabar follándolos a ustedes y me va a importar muy poco si no quieren. Así que ya están advertidos.

Se abrió paso y se metió a su habitación azotando la puerta. En tanto, Tyler y Brendon quedaron viéndose entre sí sin tomar muy en cuenta las palabras ajenas. De seguro pensaron que estaba bromeando.

–Mejor que no lo molestemos– dijo el castaño –está de mal humor porque no podrá traer a nadie... se que está acostumbrado a follar diario, pero tendrá que conformarse.

Tyler se dirigió a su recámara, no podía tomar muy en serio las palabras de Josh, pero en realidad lo conocía muy poco, lo único que sabía de su compañero era que adoraba el sexo y todo lo relacionado con él.

" ER0TIC "Where stories live. Discover now