Ha transcurrido un mes completo. A esas alturas la experiencia vivida a manos de Kurama era solo un mal recuerdo del cual quería no dejar vestigio alguno en sus memorias, pero lamentablemente hay cosas que no pueden olvidarse. Eso lo supo Sakura cuando su amigo volvió del hospital días después a la universidad. La mirada zafiro regresaba con un panorama completamente distinto y tenía planeado llevarlo a cabo al pie de la letra.
Su amiga de cabellos rosados supo en ese mismo día que la relación entre Sasuke se convertía en un gran brecha que no podría sanar fácilmente. No era ciego para nadie el cambio radical de actitud del blondo a los ojos de compañeros y profesores, la familia Uchiha tampoco lo pasó desapercibida pero en vista de su grave situación al estar casi a punto de morir en ese entonces, los dejó convencidos de que todavía llevaría un tiempo sanar su corazón incluso si lo llevaban al psicólogo, su expresión sombría no cambiaba.
Kurama había sido arrestado gracias a una curiosa pandilla y acusado de varios cargos, no solo de asesinato, sino de robo, trafico de drogas y asalto a mano armada. Sasuke se había metido con un tipo bastante peligroso y jamás se había enterado hasta ese momento en que la policía habló con él. El joven azabache vio su mundo caer, pero solo duró unos segundos, la decepción y la ira no desaparecerían tan pronto, pero si el amor y la confianza que juró que se tenían mutuamente. No se molestó en visitarlo ni hablar con él, en su corazón, Kurama ya estaba bajo tierra y era parte de otro de sus amargos sucesos de su pasado. Lo que más le interesaba era la salud y el bienestar de su hermano, de Naruto, la persona que lo sacó de aquella horrible oscuridad y lo hizo una mejor persona. Su dulce amigo y familia.
Sin embargo, hay cosas que no se olvidan y las palabras hirientes de Kurama se marcaban con fuego en el cuerpo de Naruto. Las constantes pesadillas de su padrastro abusando de él o Kurama haciendo el amor con Sasuke, lo despertaban a altas horas de la madrugada con los ojos llenos de lágrimas y gimiendo de dolor. Él calló y se mantuvo así para no preocupar a su familia, pero poco a poco, eso que tanto guardó para así solo logró cerrar por completo su corazón. Sus emociones de desvanecían y las sonrisas que tanto lo identificaban, dejaron de aparecer. En su lugar, era un rostro sin color con unas enormes ojeras y cuerpo debilucho.
—¡Naruto, ábreme! ¡Por favor, no me hagas esto!
Los ruegos desesperados del azabache no surtían efecto en absoluto en el cuerpo tirado sobre la cama, su mente estaba en blanco y su alrededor era claro su solitario estado, el desorden era demasiado no había lugar por donde pudiera transitarse, había restos de comido esparcidos en la cama, platos sucios, bollos de papel rebosando en tacho de basura y elementos materiales hecho añicos regados en el sucio piso. Mikoto ni Fugaku se encontraban en casa esa mañana, habían viajado sin problemas al exterior por motivos laborales y todo gracias a la fingida actuación de que todo iba bien en la familia, sí, Naruto ocultaba muy bien su dolor, tanto que ni Sasuke e Itachi repararon en ello. Esa mañana ya no sería un día más actuado, su voluntad había llegado a un límite, sus fuerzas decaían y la vida ya no le parecía tan interesante como antes.
Entonces Sasuke tuvo miedo, un intenso miedo por perderlo otra vez. Ambos habían caído en aquella fosa sin salida, ambos se habían lastimado para intentar escapar de la realidad, su rubito intentaba volver a ese abismo y sería sin él. No, no lo permitiría.
—¡Hermano! ¡Por favor, abre la puerta!-golpeó con todas sus fuerzas la maldita madera, sus nudillos se enrojecieron y comenzaban a arder más no le importó. El corazón del oji-azul dolía más que sus escuálidas manos—No me hagas esto, Naruto-gimió, sollozando—¡Prometimos no volver a caer! ¿Lo recuerdas? ¡Nos tendríamos uno al otro por siempre!
—¡Mentira! ¡Mentira!-gritó desolado. Se escuchó algo impactar contra la puerta, por instinto, Sasuke retrocedió unos pasos.—¡Me dejaste atrás en cuanto Kurama apareció en tu vida! ¡Yo sé que es normal que eso pase, pero... pero... duele mucho!-rompió en llanto.
ESTÁS LEYENDO
Mi otra mitad
Romance-Naruto...-la oji-verde miró a su amigo intentando contener a esa bestia dispuesta a golpearla para quitarle el celular. -¡Prometo que se lo daré a Sasuke! -¡No! ¡Regresa aquí, puta! -¡Voy a reventarte esa boca, Kurama! -Eso lo veremos, me desharé d...