CAPITULO 1.- BLUE WAVES

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Una de las cosas que más me gustaba hacer era viajar. Pero que tedioso resultaba estar en un avión por  horas enteras.
Este vuelo ha sido eterno.

Estaba volando en primera clase hacia una isla increíble en el caribe. Tenía todo para estar más que cómoda. Tenia donde cargar mi iphone, audífonos. Etc. El asiento en donde estaba, estaba bien separado de la gente, y mejor que todo lo demás, bien separado del de mi padre que debe estar en algún lado pero lejos de mí. Fue una de las condiciones que le puse para que viajara con él a la isla.

Me habia tomado mas nevados de arequipe que los que podía contar. Realmente no me podia quejar, pero no podía olvidar que estaba a miles de metros de tierra firme y que cualquier accidente seria catastrófico. Tenía mucha intranquilidad. Odiaba viajar en avión. Realmente lo odiaba.
Mi mente divagaba en otras cosas para no entrar más en pánico, Me preguntaba qué será lo primero que haga cuando llegue al hotel. Porque desde luego no será desempacar. Eso lo sabia desde el momento en que accedi a acompañar a mi padre a su flamante hotel.

**

¡Qué calor hacía! Y luego dicen que el calentamiento global es solo un mito.

Era mitad de junio y nunca había sentido un calor tan intenso. El aire que deambulaba solo me golpeaba y se iba como si lo estuviesen persiguiendo.

Me hacia pensar cuando fui de vacaciones a Canadá con mi mejor amiga. Bueno, me quejaba igual pero de la hipotermia a causa del frio  que se colaba por mis abrigos y me llegaba hasta los huesos.

En estos momentos estaba debajo de una palmera cuya única función era protegerme del sol y apenas lo hacían. Eran de troncos delgados y las ramificaciones eran de color marrón a punto de achicharrarse por el sol que llegaba en ellas sin piedad alguna. No corría aire. Hacia calor de verdad, intenso y espeso. Hace media hora estuve nadando por esta misma razón, cosa que volveria a hacer.

Pero seguía creyendo que fue buena idea dejar a mi padre en la entrada del hotel con todas mis pertenencias y venir  de inmediato a este sitio. De seguro estaba molesto, no por tener que cargar las maletas (cosa que el jamás haría) si no porque me fui sin más.
Tenía muchas ganas de llegar mi paraíso personal. Tenía mucho tiempo sin venir y quería saber si estaba idéntico a como lo dejé. Me sentí plena cuando me pude dar cuenta, que en efecto, estaba igual.
Me encantaba el mar. Era uno de mis planes favoritos y lo que hacia cada vez que la universidad me lo permitía y los trajes de baño son de mis pocas obsesiones, tenia muchísimos de ellos recolectados por el tiempo y moda.
El calor que tenía era sumamente insoportable por lo que decidí volver a nadar.
Deje a un lado el libro de Colleen Hoover que estaba terminando y me adentre al agua salada.
No existía ninguna otra sensación que me gustaba más que estar sumergida en las olas. Lo que me encantaba más era que no había ningún alma, este era mi paraíso personal.
Solía venir aquí cuando mi padre me traía, y cuando cumpli 16 decidia quedarme en sola en casa y salir con mis amigos. Descubri este pequeño lugar de la isla y me sorprendi gratamente cuando me di cuenta que todavía seguia igual.

Yo solo conocí a mi madre por un viejo álbum de fotos que estaba en casa. Mi padre nunca hablaba de ella. La vida de Hernán solo era trabajo y más trabajo, una cadena de hoteles no podia mantenerse sola, pero siempre he creído que su devoción al trabajo se debe a que no quiere verme todos los días. Nunca lo admite pero sé que le recuerdo a mama o porque cree que soy responsable de su muerte. Todos a mi alrededor siempre me decían que ella era muy hermosa  y que  era muy parecida a ella.

El agua se sentia muy bien, estaba fría y pude quitarme la sensación de calor y del sol en mi piel desnuda. La vegetación a mi alrededor era abundante, las algas  colapsaban en las grandes rocas, las cuales eran golpeadas por las olas en un ciclo totalmente interminable.

HEY, NENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora