Emergiendo de la tumba del olvido, apareces de la nada frente a mí como primera luz del día con tu saludo cotidiano,
como si solo una madrugada hubiera pasado desde aquel otoño en el que te deje de ver; apareces ansiosa, como
quien despierta deseoso de un beso que calme la arritmia producida por un mal sueño, en el que la distancia, el tiempo y la vida son diferentes;
un sueño que muestra un mundo en el que no estamos juntos, en el que nos olvidamos el uno del otro.
Un sueño que compartimos, en el que coincidimos como en tan pocas cosas lo hicimos; quizá, el único sueño que se nos hizo realidad.
Puedo notar entonces que nunca te apartaste de mis días, de mis noches ni de mi vida,
que pasé todo este tiempo entre copas, mujeres y bares tapando tu rostro con retazos de otras caras que, inconscientemente, volvían a formar la tuya.
Es ahí cuando me doy cuenta de lo peor, de lo malo, de lo horrible de esta nostalgia, que es saber al oírte,
que volví a ser ese enamorado que conociste, aquel que di por perdido cuando te fuiste, hasta hoy.
Sinceramente, lamento sentirme así solo con vos, lamento que mi vida solo tenga sentido cuando está aferrada a un sin sentido como lo es nuestro amor.
Alejandro D. Delgado
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Sin Sentido
RomancePasamos historias y amores que nos movilizan, nos convierten. Pero siempre hay uno especial, que nos inmoviliza y nos vuelve a nuestra forma original. De ese amor les quiero hablar...