Capitulo 1: Sin sentido

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Jane.

Mi cabeza dolía como si hubieran jugado fútbol con ella. Al abrir mis ojos, aún la tenue luz provocaba que se me obstaculizara la visión. A pesar de la pesadez que envolvía mí cuerpo, logré apoyarme en mi codo para poder observar mejor. Me quedé atónita al notar que me encontraba en una habitación lujosa y en una cama lo suficientemente grande como para seis personas. Intenté incorporarme, pero se volvió una labor difícil, al conseguirlo al fin, un mareo leve se hizo presente y el dolor de cabeza se convirtió en un martilleo constante pero soportable. Salí de la cama y aún con las pocas fuerzas que tenía, comencé a caminar por la habitación comprobando que estaba completamente sola.

No entendía nada. ¿Por qué me estaba pasando esto a mí? Sentía tal impotencia por no tener la capacidad de hacer algo al respecto, que me odiaba, y a su vez a los malditos que me habían traído a este lugar. Ellos podían hacer conmigo cualquier cosa, me tenían a su merced, no lograría defenderme si quiera, porque mi débil cuerpo no soportaría tal lucha. Aquel escenario hacía que, por mi cabeza, cruzaran todo tipo de ideas sobre como terminaría. No sabía a qué me enfrentaba, o a quienes; mis raptores de seguro pertenecían a alguna mafia de trata de blancas o de tráfico de órganos y aún, si mi suerte no involucraba esta última, prefería que así fuera.

Mis dificultosos y pocos pasos me llevaron hacia una pequeña puerta, segura de que no se trataba de la salida, tomé la manija y tiré de ella hacia abajo. Justo como esperaba, se exponía ante mí un baño tan ostentoso como todo lo demás en la habitación. Mi garganta punzaba y sin detenerme a admirar, me encaminé con desesperación hacia el lavabo, mis piernas flaquearon, pero logré sujetarme a este para no caer. Después de segundos que parecieron minutos, mis torpes manos encontraron la forma de manipular el moderno grifo incrustado. En cuanto el agua tocó mis labios, la encontré mágica y mi sed parecía insaciable. No tenía idea de cuánto tiempo había estado inconsciente, pero mi cuerpo se sentía como si no me hubiera alimentado en días y el dolor en mi estómago lo confirmaba.

Antes de siquiera disponerme a buscar una manera de salir de aquí, otra realidad me pegó de golpe. El gran espejo colocado en la pared reflejaba a una desconocida. Lo que veía no tenía sentido, era yo, pero distinta. Mi cabello ahora era rubio y mi piel blanca ya no estaba, en su lugar un bronceado de revista cubría toda mi piel. Me habían transformado en alguien que definitivamente no lucía como yo o al menos no como lo recordaba, e incluso habían cambiado mi ropa y ahora llevaba un camisón de seda color rosa. Mi apariencia era como la de una barbie girl y jamás me gustó jugar con muñecas.

Lágrimas rodaron por mis mejillas sin detenerse, exhausta me senté sobre la tapa del váter y llevé mis manos a mi cabeza, estaba asqueada. Algo se revolvió en mi estómago y las arcadas no tardaron en llegar. Toda el agua, que hace unos instantes había ingerido, se convirtió en vómito y me sentía más débil que antes. Traté de concentrarme e intentar con todas mis fuerzas levantarme, pero fue en vano, a lo único que podía aferrarme era a este sucio retrete.

Al cabo de unos minutos escuché el chillar de unas bisagras y una puerta cerrarse. Unos pasos apresurados se acercaban cada vez, venían por mí. El hecho de que no volvería a ver a mi familia se me clavó en el pecho, jamás escucharía sus voces de nuevo y se convertirían en un recuerdo. Mi cabeza quería estallar, estaba dispuesta a quitarle la vida a la persona que había hecho lo mismo con la mía, pero antes de ver el rostro del dueño de aquellos pasos, sentí como me alejaba de mi horrible realidad.

....

Una voz pronunciando mi nombre una y otra vez, me trajo de vuelta, sin embargo, al despertar no había nadie. Una gran cortina azul cielo me dio la bienvenida y fue suficiente para darme cuenta que me encontraba en otra habitación, no menos lujosa que la anterior. Me levanté esperando que mi cuerpo no lo soportara como la última vez, pero lo hice sin problema. Un viento helado chocó contra mi piel descubierta y como si alguien lo hubiera adivinado con anterioridad, una bata yacía encima de la cama esperándome. Me la coloqué sin vacilar, mientras me acercaba al lugar de donde provenía aquella corriente de aire. De lejos no podía apreciarse, pero el gran ventanal que había detrás de la inmensa cortina, se encontraba un poco abierto. El ruido de las olas chocando contra las rocas y el aroma del mar, que se filtraban por el fino espacio, me llevaron a descubrir más allá. Deslicé el gran vidrio y al cruzar, un pequeño balcón se hizo presente, caminé hasta el final y por poco entré en pánico, me encontraba a una alucinante altura. El inmenso océano y varias rocas gigantes eran lo único que me rodeaba. Levanté mi vista a el cielo, y aún en mi desafortunado destino, se veía mucho más bonito de lo que alguna vez mis ojos habían admirado, el sol se estaba escondiendo y los pájaros se ocultaban entre las nubes, me recordaba a las pinturas que atesoraba papá; con los distintos colores fundiéndose como si fueran uno solo, todo un poema.

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2020 ⏰

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