PROLOGO

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La inmensa puerta del dormitorio fue abierta sin producir ningún sonido.

Jalena entro a la habitación de puntillas mientras cerraba la puerta detrás de ella.

"Bien, aún sigue durmiendo"

La lámpara que llevaba con ella ilumino tenuemente la habitación.

Jalena trago fuertemente antes de comenzar a acercarse al lado de la enorme y antigua cama. Recostado sobre la cama estaba su marido, el duque Kayden Mynhard quien dormía pacíficamente sin que siquiera su respiración produjera algún sonido.

Jalena trago de nuevo.

"No puedo cometer un error"

Esta vez necesitaba tener éxito, no importaba como.

Mientras pensaba miro a su marido recostado en la cama.

Regularmente su traje lucia impecable como si fuera medido por una regla, pero al dormir este se desaliñaba un poco. Incluso estando algo desaliñado, solo se podía ver un poco de su clavícula debajo del cuello desabotonado. Inconscientemente, la cara de Jalena enrojeció de solo imaginar los músculos firmes que se escondían debajo de toda esa ropa.

"Concéntrate"

Jalena sacudió la cabeza y suprimió las oscuras intenciones que habían comenzado a surgirle.

"No debo olvidar mi propósito"

No había entrado a la habitación con ese objetivo en mente.

No. Claro que si era ese su objetivo principal, sin embargo no lo hacía con segundas intenciones.

"Todo esto es para salvar al mundo" –Pensó Jalena mientras colocaba la lámpara encima de la mesa. Con esa resolución retiro el edredón que cubrían algunas partes del cuerpo de su esposo.

"¡......!"

Jalena se aseguró de aventar el edredón lejos de la cama y sin dudarlo se subió encima de su marido.

"......Jalena"

El duque Kayden quien había sido despertado bruscamente de su sueño, le dirigió una mirada inquieta. Las esquinas de los labios de Jalena se alzaron formando una sonrisa de triunfo.

"¡Lo hice!"

Recordó las veces anteriores que trato de colarse en el dormitorio del duque y termino siendo enrollada en una manta incapaz de poder moverse.

"¿Acaso piensas que cometería el mismo error?"

Esta vez Jalena se había asegurado de deshacerse del edredón.

Su amable y agradable marido definitivamente no se la quitaría de encima por la fuerza y levantarse a recoger la sábana tampoco era una opción para él.

Mientras los ojos de Jalena brillaban rebosantes de un sentimiento de victoria, el duque suspiro y movió la mano.

"Cordones"

"¿Cordones?"

Sin tener tiempo de identificar el sonido, su cuerpo fue rápidamente envuelto por algún tipo de tela. No fue hasta que su cuerpo estuvo enrollado hasta la mitad, que por fin pudo identificar el origen de la tela.

"¡Sábanas!"

Los cordones en los bordes de las sabanas estaban generalmente atados a los postes o patas de la cama. De lo contrario, los bordes de las sabanas podrían sobresalir. Lo que significaba que ese sonido que había escuchado antes fue porque la tela fue rasgada bruscamente en vez de ser desatada como normalmente se haría.

I'll Be The Warrior's Mother (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora