1.- El inicio

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*Giii*

"quien abrió la maldita ventana.."

*Gii* *gii*

"Maldita seas alarma.."

*Gii* *gii*

"Solo un poco más..."

*Giiiii*

"!Podrían déjarme dormir maldita sea!!!..¡¿Eh?!"

Un joven que yacía en un suelo infértil rodeado de unas pequeñas criaturas horripilantes se quejó.

Cuando se cansó del bullicio de aquellas criaturas que no dejaban seguir con su sueño, se levantó enfadado como si realmente no estuviera conciente de su entorno.

Cuando se levantó gritó pero, repentinamente se dió cuenta que no estaba en el lugar donde él pensaría que estaría.

El joven se fijó en aquellas criaturas que tenían diferentes formas, una de ellas tenías unas finas patas puntiagudas, otras tenían un ojo espeluznante que parecía poder ver a través de él. Sin duda eran diferentes entre si pero absolutamente todas daban ese toque terrorífico que había que el joven se quedará estupefacto en su lugar sin poder moverse.

*Giiiii*

Los chillidos de las criaturas creció cuando el joven se levantó.

En ese momento cada unas de esa criaturas parecían estar a punto de embestir al joven. Pero de repente como si el joven se hubiese despertado de su aturdimiento y de forma inconsciente, empezó a correr como si su vida dependiera de ella, era más que que claro que sí se quedaba más tiempo allí, algo malo le pasaría.

"Esto no puede ser real.."

El joven murmuraba mientras corría con todas su fuerzas. Aún no creía que esto era real, el joven aún pensaba que esto era algún tipo de sueño o más bien alguna pesadilla tormentosa por el cual toda personas pasaría de vez en cuando. Sin embargo para sopresa del joven, cada una de las sensaciones actuales eran reales, el cansancio por correr se apoderaba de él, así mismo la adrenalina por estar en esta situación.

Con aquel sueño tan realista, el miedo que sentía no hacía más que crecer. Si corazón era un caso latiendo fuertemente que parecía que se salí de su pecho. Sin mencionar el sentimiento que le decía que si tropezaba, su vida acabaría en ese mismo instante.

*Giiiii*

Las criaturas parecían avanzar de forma muy rápida, en especial aquellas de un ojo que podría levitar sobre el suelo.

El joven mientras lanzaba una mirada hacia atrás solo pudo sentir que su muerte de acercaba cada vez más.

El joven ya parecía aceptar su destino, aún si saber lo que realmente había sucedido con él, siendo ignorante a su situación, iba a morir. Pero, de repente una dulce voz escucho a los lejos.

"¡Abanico cortavientos!"

Una gran esfera con una fuerza increíblemente poderosa se formó en la parte de atrás del joven, justo dónde todas esas criaturas lo perseguían.

El joven miró hacia ese lado donde la gran esfera se estaba tragando a todas esas criaturas, y se quedó asombrado al ver que realmente era una esfera formada por unas fuertes corrientes de aire que hacían trozos a esas criaturas, como si cientos de cuchillas se incrustaran en sus cuerpos.

Cuando la enorme bola de aire se encogió hasta desaparecer, el joven aturdido en el suelo escucho otra voz, era muy diferente a la que escuchó en el inicio.

"¡incinerar!"

Esas palabras juntos con un chasquidos de los dedos, hizo que todo y cada una de esas criatura se encendieran con un fuego ardiente. Era como si se les hubiera hechado fuego después de haberles hechado un poco de combustible encima.

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