Amor
Cuando las canciones no son suficientes,
cuando los poemas no son suficientes
decides rendirte.
Cuando las palabras no son suficientes,
cuando las razones no son suficientes,
decides decir adiós.
Decides parar de adivinar y empezar a ver,
parar de imaginar y empezar a creer.
No es suficiente extrañar y no es suficiente depender.
No es suficiente abandonar por la idea de algo que puede no suceder.
Las sensaciones son sólo química,
las emociones son sólo electricidad.
¿Por qué es tan difícil cegar a tu cerebro
y callar a tu corazón?
No creo.
El amor es un concepto inalcanzable y vano,
las razones para quedarse se cuentan con los dedos de una mano.
Las razones para olvidar son las que no puedes contar
y aún así te ves forzado a necesitar.
La evolución humana por algo te llevó a este punto,
si no es por supervivencia, ¿a qué se debe?
Desearía poder borrarte en un segundo,
olvidar que exististe y que alguna vez te conocí.
Si sólo es mi corazón el que avanza ciegamente,
si sólo son mis manos las que se rehusan a perderte,
no puedo culparte por no haberme querido de vuelta.
No puedo victimizarme por haberme enamorado sin darme cuenta.
Si dejaste de quererme,
no hay mucho que pueda hacer.
Si no puedo convencerte,
soy yo el único con algo que perder.
Odio tus ojos color miel,
odio tu cabello castaño,
odio tu piel de porcelana,
odio tus labios rosados.
Odio los bosques en los que me metiste,
odio los monstruos que en mí construiste,
odio los zorros que criamos juntos,
odio tu guitarra y los versos que me escribiste.
Amarte fue fugaz, más rápido que el viento,
lo mejor y lo peor al mismo maldito tiempo.
Rojo, azul y gris. Ahora no puedo olvidar
tus besos en mi frente, cada mañana al despertar.
Cuando las canciones no son suficientes,
decides aceptar.