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IMAGEN: TOONSITE
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Para Sonic, era "extraño" verlos juntos.
Sin embargo, ninguno de los otros dos erizos parecían darse cuenta de la peculiar escena que protagonizaban a la vista de los demás, en especial porque estaban tan absortos el uno con el otro, como si de alguna hipnosis se tratara.
Habían pasado algunos meses desde que Sonic vio a Amy por última vez; y durante el tiempo que el erizo azul estuvo lejos de la ciudad en busca de nuevas aventuras, se enteró que ella se volvió mucho más cercana a su famoso rival, Shadow The Hedgehog.
"¿Cómo es que algo así pudo pasar?"
Según Knuckles, fue debido a una misión donde coincidieron ambos erizos, en la cual (para sorpresa de todos) congeniaron bastante bien, por lo que luego de ésta empezaron a entrenar juntos de vez en cuando y, posteriormente, realizar otras actividades para pasar el rato en compañía del otro.
De hecho, cuando supo de esto la primera vez, el erizo cobalto no se sorprendió; al fin y al cabo, Amy siempre tuvo una manera de "comprender" a Shadow que nunca entendió del todo bien.
Aun así... aquella "amistad" resultaba ser rara para Sonic.
Es decir, ir a visitar a la eriza rosa después de un largo viaje, y encontrarse con ella y Shadow en el jardín haciendo algo tan normal...
Por alguna razón, no se sentía del todo bien, al menos no para él.
Ninguno de los dos pareció darse cuenta de su presencia, aunque no creía que Shadow no supiera que él estaba allí, pues era "la forma de vida perfecta" y tenía todos los sentidos potenciados al mil.
Aun así, Sonic se encontraba parado a una distancia prudente... mirándolos en silencio mientras Amy se reía de Shadow por verlo cargar sacos de tierra para su huerto de vegetales, y lo empujaba juguetonamente mientras él le respondía con sarcasmo sobre lo absurdo que era el tener un huerto en su casa cuando era mucho más sencillo ir al super mercado de compras.
Sonic miró la escena por un momento más y, por primera vez, le incomodó ver a Amy Rose tan contenta.
Aunque aún no estaba muy seguro de la razón.
"Bah, esto es algo bueno. No hay nada de lo que preocuparse".
Le reclamó el erizo azul a su subconsciente, casi a modo de regaño por los sentimientos negativos que había generado.
