Part. I

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Antier por la noche, a la hora de la salida; mis compañeros y yo habiamos quedado en ir al último salón que se encuentra muy cerca del cuarto del conserje; y adentrarnos en el para poder jugar un juego llamado «ouija
Habíamos invitado a algunos alumnos de otros salones a quedarse con nosotros esa misma noche. Y varios de ellos aceptaron.
Escogimos ese lugar por que según cuentan que hace tiempo en aquel salón; una joven de nombre Mía. Fue asesinada por un estudiante de nombre Manuel; quien iba en su mismo grupo.
Unos dicen que Manuel estaba profundamente enamorado de Mia, y fue su indiferencia de ella que lo llevó a cometer tal atrocidad.
Cuentan que Juan, novio de Mía; lleno de rabia al presenciar lo que Manuel le había echo. Sin pensarlo se abalanzó hacia el; golpeándolo de una manera demasiado salvaje y violenta.
Manuel al sentirse amenazado sacó un arma de fuego y sin pensarlo disparo matando a Juan.
Todos los alumnos salieron del lugar despavoridos ante lo sucedido.
Manuel cerró la puerta por dentro, negando la entrada a todo mundo.
Los pocos alumnos que alcanzaron a ver por la ventana describieron un escenario demasiado atroz.
Según dicen que Manuel se sentó en el suelo frente al pizarrón y comenzó a reír sin control alguno; al mismo tiempo que gritaba.

"¡¿ya están contentos?! ".

Mientras se jalaba las orejas y el cabello de una manera demasiado feroz.
Cuentan que se escuchaba que Manuel repetía una y otra vez con voz demasiado fuerte.

"¡No!, no quiero hacerlo, ya no quiero continuar con esto"

Luego de un breve momento, Manuel se puso de pie y se dirigió a uno de los estantes viejos que se encontraban arrumbados en la parte trasera del salón.
Después de un rato, Manuel sacó un gran machete. El cual se encontraba muy viejo y oxidado; mismo que el había dejado ahí tiempo atrás para poder llevar acabo el malévolo plan.
Y sin remordimiento destazó a ambos
estudiantes. Mientras gritaba.

Vivan felices por siempre malditos!"

Una vez más con una risa demasiado maquiavélica.
Dicen que Manuel voltio hacia la ventana y que con una mirada de lo más macabra y con una sonrisa de oreja a oreja y la cara empapada en sangre.
Miró a todos y apuntandoles con el dedo índice mientras gritaba.

"¡Ahora sigues tú!"

Luego de soltar una carcajada demasiado maniática.
En ese momento, llegaron varios policías al lugar y Manuel al percatarse de eso; tomó su arma y con un tiro en la cabeza terminó con su vida.
Se rumora que el alma de Mía y Juan siguen penando, y que muchas veces se suelen ver sus siluetas divagando por aquel lugar y en los salones cercanos.
El conserje ha dicho que los ha visto en el patio y en la dirección, e incluso los ha logrado ver fuera de su ventana, observandoló por un largo rato.
Según el conserje dice que después de una cierta hora. El no sale absolutamente para nada; por miedo a que le pueda pasar algo.

Estábamos todos preparados para la cita de aquella noche. E incluso muchos habíamos pedido permiso de faltar a casa; con la excusa de que nos quedaríamos en la casa de uno de nuestros compañeros. Para así poder terminar un trabajo grupal, el cual trataba de hacer una obra de teatro. Misma que nos valdría cinco puntos en la calificación final.
Por fortuna a la mayoría nos dieron permiso.
Pará ser sincero, yo no creo en esas cosas de apariciones ni nada por el estilo.
Yo pienso que eso es producto de la imaginación de la gente. Que al sentirse asustada, el cerebro manda proyecciones y ruidos inexistentes; los cuales la gente suele confundir cómo apariciones.
No me negué a asistir a tal tontería, por que Alma, quien es prima de Yareli. Estará presente hoy, y estoy dispuesto a declararle lo que siento por ella.
Creo que soy el mas entusiasmado de que llegue la hora, que cualquier otro. Y no por que tenga ganas de ver alguna aparición o algo. Más bien es por lo que estoy dispuesto hacer.
Estaba caminando por el patio de la escuela con dirección al comedor cuando de pronto, me percate que Yareli se acercaba hacia mí.
Yareli es una de mis compañeras. Ella es una chava de 17 años, pelo largo y lacio color castaño obscuro y ojos muy negros, que bizquean ligeramente; es una chica tímida, fría, distante, independiente. Acostumbra, más de lo aconsejable, a no poder estar sin escuchar música o cantar.
- Nicolás, mi prima ha conseguido las llaves del portón y del salón para cuando la prepa cierre; podamos ingresar. - Dijo, mientras se terminaba de amarrar el cabello.
- Hay que avisarle a los demás. ¿Tienes tu celular a la mano?
- ¡No!, el maestro de matemáticas me lo quito a mi y a Lucas. Por andar chateando en clase.
- ¡Que mal!
- ¿Por qué no les mandas desde tu celular?
- Me quedé sin batería. - mientras enseñaba mi celular a Yareli - Pero, deja voy con René para ver si el puede avisarle a los demás. Antes de que el receso termine.
- Muy bien. Mientras yo voy a comer algo. - Dijo Yareli mientras tomaba camino rumbo al comedor.
-Esta bien, te veo en el salón.
Yareli se marchó y yo comencé a buscar a René.
De pronto cruce con Lucas.
Lucas es otro de mis compañeros; el tiene 19 años, pelo muy fino y rizado, cuerpo atlético, manos huesudas; y es un chico que odia ser el centro de atención.
- No podré asistir hoy Nicolás. - Dijo, con una cara de decepción.
- ¿Y cuál es el motivo? Si de todos; tu eras quien juró que esto no se lo perdería por nada?
- Lo sé, pero mi mamá dice que mañana iremos a visitar a mi abuela en la mañana. Y nos quedaremos todo el fin de semana.
- Ya veo.
Esta bien, no te preocupes. Yo le hago saber a los demás.
¿De casualidad no has visto a René?
- Si, se encuentra en el comedor.
Y... ¿Pará qué lo buscas?
- Pará qué le avise a los demás que Alma ha conseguido las llaves, tanto del portón como del salón.
- Vaya, que emoción. Lo malo que no podré asistir.
Deja ver que puedo hacer o que le invento a mi mamá para no perderme esta unica oportunidad.
- Esta bien, de todas maneras te tomaremos en cuenta por cualquier cosa.
- Muy bien. Nos vemos.
Lucas siguió su camino, y yo me dirigí hacia el comedor.
Ya estando ahí me di cuenta que Yareli, Alma y René estaban comiendo juntos.
- Te he estado buscando por todos lados René.
René es un chico de 17 años, cabello muy corto, piel color caramelo, rostro agradable y redondeado; el tiende ha no despegarse del celular al igual que Yareli y Lucas.
- Si, ya me han dicho la buena noticia y ya les he informado a todos y solo cinco han confirmado. - Dijo mientras daba el bocado.
- Muy bien. - Dije, mientras tomaba asiento al lado de ellos - Por cierto, Lucas dijo que probablemente no pueda asistir, por que mañana va a ir de visita con su abuela y se quedará todo el fin de semana.
Pero yo le prometí que de todos modos lo tomaríamos en cuenta.
- Esta bien. - dijo Alma mientras me miraba fijamente
Alma es la chica de 17 años, de tez color canela, pelo lacio, nariz muy respingada y rostro muy fino y siempre lleva los labios pintados de rosa.
A mi parecer es la chica más linda de la escuela. - si pude conseguir el tablero para esta noche.
- Muy bien Alma, pensé que no lo podrías conseguir. - Dijo René con una lijera carcajada un tanto burlona. - nos vemos en la noche. - Mientras se levantaba de su lugar. - En total asistiremos ocho y sí Lucas llegase, ya seríamos nueve.
Creo que con eso bastará.
- Bueno, regresemos al salón. - Les dije, mientras también yo me levantaba de mí asiento y tomaba camino hacia el mismo.
Fueron cuatro horas demasiados largas pero por fin había llegado el momento que tanto habíamos esperado en todo el día.
Lamentablemente, solo éramos cuatro los que habíamos llegado.
Alma, Yareli, René y yo.
- Falta muy poco y solo somos nosotros. - Dijo René un poco molesto.
- No te preocupes. De seguro vienen en camino. - Dijo Alma tratando de calmar a René.
- ¡Miren!- Dijo Yareli mientras se levantaba del suelo. - Ahí viene Lucas.
Lucas llegó un poco agitado al lugar, ya que había decidido trotar de su casa a la escuela.
- Pensé que no vendrías. -Dije, mientras tomaba mi mochila. -Pero como te lo prometí; te tomamos en cuenta. Se que nunca nos fallas.
- Perdón por hacerlos esperar. - Dijo mientras intentaba tomar aire - Tuve que convencer a mi madre que no podía ir a la casa de la abuela por cuestiones de la escuela.
Al principio se negaba pero al final cedió.
También Lina me mando mensaje. Dijo que la esperemos, que ella igual asistirá.
- Esta bien, esperemos un poco más. - Dijo Yareli aunque no muy con vencida. Pues Lina y Yareli llevan una rivalidad desde secundaria.
- Ya la hemos esperado mucho. - Dijo Yareli algo molesta. - Ya llevamos veinte minutos esperándola y ella no aparece.
- No te preocupes prima, ya llegará.
- Ahí viene. - Dije mientras sacudía mi pantalón.
Lina es una chica de 17 años; cuerpo fino y flexible, cabello castaño rizado y nariz aguileña. Ella es una chica que tiende a culpar a los demás de sus problemas.
- Hola chicos, perdón por la tardanza pero es que tuve que hacer unas cosas antes de salir.
- No te preocupes. - Dijo René con una pequeña sonrisa - Solo te estábamos esperando a ti.
- Muy bien, entonces que esperamos hay que  entrar. - Dijo Lucas muy entusiasmado.
- ¿Y como saben que el conserje no nos descubrirá y nos sacará de aqui? - Preguntó Yareli un poco angustiada
- Es Viernes, y todos los Viernes el conserje se va a pasar el fin de semana con su familia. - Contesto René mientras abría la puerta.
Nos adentramos al interior de la escuela, en medio de la noche.
Sin titubeos nos dirigimos directamente al salón donde habían sucedido aquellos asesinatos.
Al llegar a la puerta del salón una sensación incomoda nos invadía a todos.
- No les voy a mentir.- Dijo Lina mientras se sostenía del brazo de René. - La verdad estoy muy asustada.
A mi si me dan mucho miedo estas cosas.
- Entonces, ¿Por qué has decidido venir? - Le preguntó Yareli algo molesta.
- Si tienes mucho miedo; puedes volver a tu casa. - Dijo René mientras le tocaba la mano. - Estás a tiempo antes de que ingresemos al salón.
Todos sabíamos que una vez estando adentro nadie salía hasta la mañana siguiente.
- No, estoy bien. No te preocupes.
- ¿Segura? - Pregunté.
- Si, muy segura.
- En ese caso. Ingresemos al salón. - Dije mientras terminaba de abrir la puerta del salón.
Todos pasamos al interior y lo primero que nos percatamos es que solo una lámpara servía y se encontraba justamente hasta el rincón; cerca de donde se encontraban los estantes viejos.
El lugar se encontraba en pésimas condiciones. Había polvo en cada rincón y contenía demasiadas bancas arrumbadas las cuales ya no servían para nada.
En varios lugares se alcanzaba a ver una que otra telaraña.
- Se dice que después de aquella tarde; este salón jamás fue abierto otra vez. - Dijo Lucas, mientras trataba de visualizar todo al rededor.
Me dirigí junto con René por el escritorio que se encontraba al otro extremo; para así poder posar la ouija.
Los demás comenzaron a arrimar varias bancas para que pudiésemos sentarnos.
Alma sacó de su mochila el tablero que según ella la encontró en una de las habitaciones cuando sus papás compraron su casa.
La ouija se miraba demasiado vieja. Incluso podría jurar tendría unos 200 o 300 años de antigüedad; puede que más.
- ¿Alguien la ha jugado anteriormente? - Preguntó Alma.
- No, jamás la he jugado. - Dijo Lucas.
- Yo tampoco. - Dijo Lina un poco temblorosa. - Pero tengo familiares que dicen que sí la han jugado y unos dicen que sí funciona y que suele ser muy mala. Pero, otros otros dicen que no pasa nada, que solo es perdida de tiempo.
- Pues yo jamás había visto una. - Dijo René en tono burlón.
- Nunca la he jugado pero nunca es tarde. - Dije mientras reía un poco.
- Pues ni Alma y ni yo la hemos jugado por que como saben; nuestras familias son muy católicas y nos prohíben extremadamente tener contacto con el tablero.
- Y, si nadie lo ha jugado. ¿Cómo es que se supone que le haremos? - Preguntó. Lucas.
- En las instrucciones de la caja del tablero decía. Que teníamos que poner una veladora en cada esquina del lugar y una en cada esquina de la mesa o superficie donde se fuese a posar el tablero. - Dijo Alma, mientras sacaba las veladoras de su mochila.-También decía, que antes de comenzar, todos teníamos que aceptar las condiciones con un poco de nuestra sangre. La cual se posaria en el corazón que viene junto con el tablero. Por eso traje esta aguja para podernos pinchar y así poder jugar.
Decia que todos los presentes, sin excepción. Jugarían, quieran o no. Y que teníamos que recitar esta pequeña oración todos juntos.- Mientras nos mostraba una pequeña hoja. - Voy a apuntar la oración en el pizarrón para que así todos la podamos recitar al mismo tiempo.
Alma comenzó a plasmar aquella oración en el pizarrón mientras que los demás nos dedicamos a acomodar cada cosa en su lugar para cuando llegase la hora de iniciar el juego; todo estuviese listo.
Una vez que Alma acabó de escribir. Se dirijo a un rincón del salón, se sentó y sacó su celular y comenzó a chatear.
Lina y René platicaban entre sí. Mientras que Lucas y Yareli jugaban con sus celulares.
Yo me pare del lugar donde me encontraba, y me dirigí hacia donde se encontraba Alma.
Mediante me iba acercando a ella; mi corazón comenzaba a latir cada vez más rápido sin control alguno.
Comencé a sudar de las manos y mi cuerpo comenzó a temblar.
No sabía lo que estaba pasando. Nunca antes me había sucedido algo semejante con alguna chica.
Me pare junto a una banca que estaba cerca de ella.
- ¿Puedo sentarme?
- ¡Claro!
- Sabes, a mi no me asusta todo esto, de echo, nisiquiera creo en apariciones o algo por el estilo.
- Yo tampoco creo, de igual manera no tengo miedo
- Entonces, ¿Que es lo que te motivo a venir?
- Pues Yareli me estuvo insistiendo toda la semana para que aceptase venir.
También lo que me motivo es para demostrarles que no existe nada de eso.
- Ya veo. Y... ¿Como te va con tus papás?
- Pésimo, sin embargo he aprendido a sobre llevarla con ellos. Creo que es lo mejor.
- Bueno, en eso tienes tienes razon
- ¿Y tu novia como está?
- Pues hace más de un año que terminamos.
- Que mal, a mi el chico que me gusta parezco no importarle. En cambio creo que a él le atrae alguien más.
- ¿Y quien te gusta?
- Me gusta René. Pero, él esta más interesado en Lina; y eso lo se por que siempre que la ve, no duda en hacerle un cumplido e invitarla a algún lugar.
Cuando oí a Alma decirme que René le gustaba; algo dentro de mi se quebranto.
Sentí que mi mundo se había acabado y una gran tristeza me envolvió.
Sin embargo no me rendí e hice lo que debía hacer.
- Pues si él no te hace caso, creo que lo mejor es dejar las cosas así y mirar hacia delante.
En este mundo hay muchos a los que les podrías gustar y darían lo que fueran para verte feliz.
- ¿Y como Quién?
- Por ejemplo, yo. Estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi.
Alma me miró fijamente, y después de una pequeña pauta me contestó.
- Lo siento Nicolás, pero yo no te puedo corresponder de la misma manera. Yo te quiero solo como un amigo.
Alma se paro y se dirigió hacia donde estaban los demás. Yo sentía demasiadas ganas de llorar. Sin embargo no lo hice.
Me pare y me dirigí hacia donde se encontraban todos.
- Bueno, ya es la una de la mañana. - Dijo Yareli mientras comenzaba a encender las veladoras que se encontraban en el escritorio.
Por otro lado, René y Lina fueron a encender las que se encontraban alrededor del salón, y al mismo tiempo  apagaron la lámpara.
Alma tomó la aguja que había traído y se pincho el dedo.
- Aceptó las condiciones del juego. - Luego de haber dicho esto. Alma coloco su dedo índice en el corazón de madera que se encontraba en el tablero.
Y así uno a uno, nos pinchamos el dedo y poniéndolo sobre el corazón para poder jugar.
Enseguida todos al mismo tiempo recitamos lo que se encontraba escrito en el pizarrón.

- Hoy he venido para tener contacto con el más allá.
He aquí sin ninguna gota de ayuda divina y sin ningún artefacto que moleste a los entes malignos que se encuentran en tu interior.
No portó ningún tipo de crucifijo ni rosario o algo por el estilo; que pueda desatar tu furia.
Estoy a tu disposición y mi cuerpo lo puedes usar como fuente de conexión entre este mundo y el otro.
Estoy aquí sin la protección de Dios y de todos los angeles. Quienes puedan interrumpir este ritual y cualquier otra cosa que tenga que ver con tu poder.
Dejame apreciar tu poder sobre natural.
Te ofrezco un poco de mi sangre, para poder darte el poder suficiente de poder cruzar las barreras que te tienen atrapado en este tablero.
Por favor dime que soy digno y manifiéstate.

Luego de haber dicho esto, todos nos quedamos en silenció; mirándonos los unos a los otros.
- Les dije que nada de esto es real. - Dijo Alma con una sonrisa.
- ¡Espera! - Dijo Yareli sin despegar los ojos del tablero.
Todos volteamos a ver el corazón de madera y este se tornaba de color rojo intenso. A su vez el tablero completo cambió a un color demasiado obscuro.
- ¿Creen que eso es por que ha aceptado jugar con nosotros?
Pregunte muy asombrado.
- No lo sé. - Dijo Yareli algo temblorosa. En eso el corazón se comenzó a deslizar por el tablero dirigiéndose hacia la palabra que decía <<Aceptó>>
Todos nos quedamos anonadados ante lo acontecido.
En ese instante, Alma soltó una pequeña risa.
- Vamos chicos, ¿Encerio creen que con esto me van a convencer de que si existen los fantasmas y demonios?
- Pero nosotros no fuimos. - Contestó Lucas algo confundido.
De pronto, el corazón comenzó a moverse como loco por todo el tablero.
Nosotros no despegabamos el dedo del corazón.
Notamos que se comenzaban a formar palabras con las letras donde este se detenía. Así que todos juntos comenzamos a repetirlo en voz alta.

- H. O. L. A.
M. I.
N. O. M. B. R. E.
E. S.
M. A. N. U. E. L.

Todos quedaron asombrados, al saber que habíamos podido tener contacto con el más allá.
Lo que sí les incomodaba a los demás era el nombre del Espíritu que se había invocado.
Por otro lado, Alma seguía riendo.
- Vamos chicos, enserio, nunca podrán hacerme creer en toda esta tontería.
- Alma tiene razón. - Dije mientras miraba a todos algo molesto por la mala jugada que nos estaban haciendo. - Ni esto ni nada hará que podamos creer. A leguas se nota que todos ustedes se pusieron de acuerdo para llevar esta pantomima a otro nivel.
El corazón volvió a moverse y todos volvimos a repetir en voz alta.

- Q. U. E.
C. O. M. I. E. N. C. E.
E. L.
J. U. E. G. O.

En ese momento. Lina tuvo algo parecido a un ataque epiléptico y se dejó caer al suelo.
De su boca comenzó a salir espuma y los ojos los tenía completamente en blanco.
- ¡Lina! ¡¿Te sientes bien?!
Dijo Alma quien se encontraba al lado de ella. Y junto con René trataron de ayudarla.
- ¡Esto no es divertido! - Dije demasiado molesto y acercándome hacia dónde se allába Lina. - Vamos, ya dejen de actuar y mejor vámonos a casa.
En ese momento Lina comenzó hacer un ruido demasiado escalofriante con la boca.
- ¿Lina? ¿Te encuentras bien?
Pregunté mientras la miraba detalladamente.
En ese momento, Lina comenzó a reír de una manera demasiado maniática y escalofriante.
- ¿Lina? - Preguntó Yareli Con gran temor que se le reflejaba en el rostro. - ¿Q... Qué te sucede?
- Vaya que si son estúpidos. - Dijo Lina con una voz demasiado ronca y grotesca.
Mientras que desde el suelo nos miraba fría y fijamente.
- Ustedes son los siguientes. - Dijo mientras sonreía; y una vez más Lina comenzó a reír descontroladamente hasta desmayarse.
Después de unos minutos reaccionó y ella aseguraba no recordar nada de lo acontecido.
Se puso de pie y algo confundida, se nos quedó viendo.
- ¿Te encuentras bien? - Preguntó René mientras la abrazaba.
- S... Si, pero sinceramente no tengo idea de lo que ha sucedido.
En ese momento todas las veladoras se apagaron, dejándonos en completa obscuridad.
Todos nos asustamos y nos comenzamos a reunir poco a poco.
La única luz que teníamos en ese momento era la de nuestros celulares.
- Vamos, mantengámonos juntos. - Dijo Lucas mientras tomaba la mano de Yareli y Alma.
René y Lina permanecían juntos y yo intentaba caminar hacia el apagador, para poder encender la lámpara.
En ese momento sin explicación alguna, todos los celulares se apagaron quedandose sin batería, dejándonos en completa oscuridad...

Ahora sigues tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora