part III

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Todos asustados y llenos de miedo corrimos a asomarnos y
Nos dimos cuenta que Lina había quedado justo frente al salón donde habíamos ingresado.
En ese momento la puerta se volvió a abrir y todos sin pensarlo corrimos hacia el interior nuevamente.
Cuando íbamos llegando hasta abajo nos dimos cuenta que tanto la puerta que se hallaba en el interior del salón y la que nos dio acceso al mismo; estaban abiertas, así que sin pensarlo, salimos hasta el patio de la escuela.
En el transcurso logramos leer algo que se hallaba escrito en el pizarrón; el cual decía:

«Sin importar a donde vayan o que hagan. Jamás podrán escapar.»

Cuando salimos del salón, miramos que Lina había quedado deformada.
Si no supiéramos que era ella la que se encontraba ahí tirada; podría jurar que no la reconoceríamos.
- ¡Lina! . - Gritabamos todos.
- Vamos, no hay que quedarnos aquí. - Dijo René mientras corría hacia la puerta de la calle.
Todos corrimos de la misma manera sin parar tras René .
Ya estando afuera, Yareli y Alma comenzaron a llorar sin control alguno.
Lucas, René y yo. Estábamos desconcertados y tan llenos de miedo que no sabíamos como calmar a las chicas y lograr que su llanto cesará.
- Cre... Creo que lo mejor es que regresemos a nuestras casas y tratar de olvidar lo que pasó. - Dijo René tan asustado que comenzaba a tartamudear.
- Yo opino lo mismo, pasemos ha dejar a Yareli y a Alma a su casa.
- ¿ Y que es lo que haremos con el cuerpo de Lina? - Preguntó Alma. - !No podemos dejarlo ahí¡
- Pues no podemos dejarlo ahí, pero tampoco lo podemos llevar. - contestó Lucas agarrándose el cabello. -
Creo que lo conveniente es dejarla ahí y que alguien más la encuentre y que de aviso a las autoridades correspondientes.
- Esta bien, en eso tienes mucha razón.- Dijo Yareli. -  mejor vamonos a casa.
- Esta bien, hay que irnos y tratar de olvidar esto. - Dije, no tan convencido.
-Nicolás, ¿Crees que hoy pueda quedarme en tu casa? - Pregunto Lucas con una respiración demasiado acelerada. - Mis padres no están en casa y para ser sincero, tengo miedo de quedarme solo.
Ya mañana los alcanzaré a la casa de mi abuela.
- Por supuesto,  a ver que le invento a mi mamá.
Nos dispusimos a dejar a Alma y a Yareli a su casa, ya en el camino René se quedó con una de sus tías.
Luego de haber dejado a las chicas en su casa, Lucas y yo nos dirigimos a mi casa.
A las nueve de la mañana, alguien tocó el timbre con tal desesperación que pareciera que alguien lo venia siguiendo.
Mi madre se encargo de abrir la puerta.
- Nicolás, una compañera los busca a ambos.
- Gracias mamá.
Atendí la puerta y vi a Yareli demasiado preocupada con un par de lágrimas en los ojos.
- ¿Que sucede Yareli? - Pregunté algo confundido.
- Es Alma, luego de que nos dejaron. Como a los diez minutos, ella salió corriendo y dijo que había sido su culpa lo que le había sucedidó a Lina. Dijo que iría por ella, que no la podía dejar ahí.
Yo intente frenarla, pero no pude hacer nada; así que corrí detrás de ella. Pero justo antes de que la alcanzará; ella logró ingresar a la escuela.
A mi medio mucho miedo volver a entrar así que me quedé afuera hasta que aclarara.
Como eso de las ocho de la mañana ingrese a la escuela.
Pero mi sorpresa fue que el cuerpo de Lina no se encontraba y mucho menos se encontraba Alma.
No se, pero presiento que ella llevó el cuerpo salón adentro.
- Eso si es muy raro. - Dije, pensativo. - Lucas pasó la noche aquí. Deja le aviso, luego pasamos por René a la casa de su tía y de ahí nos vamos a la escuela.
Me metí a cambiarme y a avisarle a Lucas lo que había ocurrido, así que él se puso sus zapatos lo mas rápido que pudo y salimos rumbo a casa de la tía de René.
Al llegar, Yareli le conto todo a René.
El sin pensarlo nos acompañó a la escuela.
Una vez estando allí, nos dimos cuenta que se encontraba gente a dentro.
Creímos que habían descubierto el cuerpo de Lina y con ella a Alma. Culpandola del asesinato.
Pero no fue así, aquellas personas estaban ahí; debido a que son las que se encargaban de pintar o arreglar cualquier cosa que necesitará mantenimiento.
Ingresamos a la escuela y aquellas personas se nos quedaban mirando a todos.
Sus miradas eran demasiado inquietantes. No se si era por lo que sabíamos que había sucedido en la madrugada, y creímos que ellos lo sabían y sus miradas era la manera de juzgarnos. O quizás sólo por que se les hacía raro que alumnos ingresarán así a la escuela sin siquiera pedir permiso.
- Voy al baño, ahorita los alcanzo. - Dijo Yareli para romper la tensión. - Espero que si este mi suéter en el salón, si no mi madre me mata.
Yareli se dirigió al baño. Los demás nos dirigimos al salón donde podría encontrarse Alma.
Justo antes de llegar, nos percatamos que la temperatura había desminuido demasiado.
- Que frío, así se sentía  justo antes de que se manifestará aquella cosa en la madrugada.- Dije mientras volteaba a ver a Lucas y a René.
En eso me di cuenta que aquellas personas habían desaparecido.
- ¿A donde fueron todas las personas que estaban aquí; hace un momento? - Dije muy confundido.
René y Lucas voltearon y al igual que yo; quedaron atónitos.
Pues era imposible que tantas personas se fueran sin siquiera hacer ruido al abrir la puerta.
- Vamos por Yareli y mejor vamonos de aquí. - Dijo René muy asustado.
Lucas se dirigió al baño de las mujeres.
- ¡Yareli! ¡Creemos que lo mejor es largarnos de aquí! - Dijo Lucas mientras miraba alrededor. - ¡¿Yareli?! ¡¿Estas ahí!?!
Yareli no contestaba así que Lucas ingresó al baño. Luego de un minuto salió demasiado asustado.
- ¡Yareli no está aquí!
Todos dirigimos la mirada hacia la puerta de aquel salón.
- Creo que tenemos que ingresar. - Dije tembloroso y asustado.
Cuando íbamos llegando a la puerta; esta misma se abrió de par en par.
- ¡No, no, no! - Empezó a mormurar Lucas tirándose al suelo y poniéndose de rodillas.- ¡No, no quiero! ¡Aaaaaah!- Lucas gritaba tan fuerte que pareciera que sus cuerdas bucales quisieran reventar.
Lucas miró hacia la puerta de la calle y corrió hacia la salida.
René y yo íbamos tras él.
- ¡Lucas, espera!
Le gritabamos, pero parecía que el no nos escuchaba.
René logró alcanzarlo justo en la calle; segundos después los alcance. Al salir de la escuela, me di cuenta que Yareli y Alma se encontraban afuera.
- ¿Están bien? ¿Que sucede?- Preguntó Alma mientras ayudaba a René a levantar a Lucas.
- Pero... Pero ustedes dos estaban adentró. - Dije mirando hacia dentro.
No sabia que estaba pasando. Todo era tan confuso.
- Nosotras no hemos entrado después de lo sucedido.
- Pero, Yareli. Tú viniste a mi casa y me dijiste que Alma había ingresado a la escuela por que se sentía culpable de lo que le había sucedido a Lina. Y... Y Lucas y yo no lo pensamos y vinimos a ayudarte a buscar a Alma. Así que pasamos por René y nos dirigimos hacia acá.
Ya estando adentro tú te desapareciste y es cuando Lucas comenzó a enloquecer.
- Yo jamás he ido a buscarte a tu casa.
- ¿Entonces...Como supieron que estábamos aquí?
- Mi mamá que venía de compras; nos dijo que los vieron corriendo en dirección a la escuela y decidimos venir a ver que estaba sucediendo.
- ¡No por favor! - Lucas volvió a gritar con tal fuerza que pareciera que nadie lo escuchaba.
Después de unos segundos comenzó a reír de una manera tan descontrolada. Algo semejante a lo que sucedió con Lina.
Lucas se abalanzó hacia Yareli y la comenzó a sacudir con tal fuerza que pareciera que la quisiera estrellar contra la pared.
Después de un rato, Lucas se calmo, mientras se acercaba lentamente a la mejilla de Yareli.
- Ahora sigues tú. - Susurro Lucas.
Luego de haber dicho esto, Lucas corrió hacía la avenida; arrojándose contra un vehículo que venía a gran velocidad.
Todos quedamos petrificados por lo que Lucas había echo.
Mirábamos con horror el cuerpo de Lucas embarrado en el pavimento.
- ¡Sigue mi turno de morir! - Dijo Yareli mientras lloraba.
-Tranquila, no sabemos quien podría ser el siguiente. - Dijo René tan tembloroso.
- Pero sucedió exactamente lo mismo con Lina y fue ella quien dijo que Lucas seguiría y así sucedió. Y esta vez, Lucas ha dicho que es mi turno.
A simple vista se notaba el miedo que Yareli reflejaba. E incluso podría jurar que en sus ojos se podía ver que la muerte la andaba merodeando.
Mucha gente que estaba al rededor, quienes habían presenciado lo acontecido.
Llamaron a una ambulancia.
A los pocos minutos una yacia en el lugar.
Nos hicieron un par de preguntas. Y solo nos limitamos a decir que Lucas sufría de depresión. Y eso fue lo que lo conllevó al suicidó.
El personal de policía nos pidió amablemente que nos retiramos del lugar.
Y sin pensarlo dos veces. Lo hicimos.
Comenzamos a caminar para dirigirnos a nuestro destino.
En el camino Yareli no dijo ninguna palabra. Simplemente permanecía pensativa y nada más.
Cuando estábamos cruzando uno de los puentes peatonales, Yareli se detuvo y se nos quedó viendo por un par de segundos; luego soltó en llanto.
- Creo saber como acabar con esta maldita maldición. - Dijo Yareli, mientras intentaba secarse las lágrimas. -El nos quiere muertos a todos los que estuvimos presentes.
Pero por lo que he notado, el no puede llevar tal acción fuera de la escuela, es por eso que hizo que  Lucas regresara a la escuela y así poder asesinarlo. Después de todo él era el siguiente.
- Pero, Lucas murió fuera de la escuela. - Dijo René no tan convencido ante la teoría de Yareli.
- Pero sucedió exactamente lo mismo antes de que Lina muriera. Si se ponen a pensar, ambos parecían haber enloquecido y justo antes de morir comenzaron a pedir clemencia.
Aquel ente se alimenta de todo eso y nesecita de todo eso para hacerse más fuerte.
Además, tanto Lina como Lucas; pasaron la maldición con el simple echo de decirle a la persona que sería la siguiente.
Eso me ha llevado a la conclusión, que si no maldigo a ninguno de ustedes diciendo aquella frase, ustedes estarían a salvó de todo esto.
Es por eso que he decidido yo misma acabar con mi vida y salvarlos a ustedes.
Terminando de haber dicho esto, Yareli corrió hacia el barandal del puente y se lanzó.
Todos quedamos anonadados por lo presenciado.
Corrimos hacia dónde se hallaba el cuerpo de Yareli.
Alma pego en llanto y gritaba una y otra vez el nombre de su prima. Quien había decidido quitarse la vida para salvarnos de aquella maldición.
- No, no, no, ¿Por que lo hicimos? ¡¿Por que?! - Murmuraba René mientras se sentaba en la banqueta y se jalaba el cabello.
Yo había quedado petrificado y no sabía si llorar, lamentarme o gritar.
Mi respiración se comenzó a acelerar.
- ¡Maldita sea! - Dije mientras apretaba los puños.
Alma se encontraba tan devastada, al ver el cadáver de su prima que yacía en el pavimento.
De pronto, un mensaje de celular les había llegado a Alma y a René.
Aquel mensaje provenía del número de Yareli.

<<Ahora sigues tú>>

Alma dejo caer su celular y René lo aventó lo más lejos posible.
- Ni el sacrificio de Yareli nos ha librado de todo esto. - Dijo René tan enfurecido de sí mismo. - Larguemonos de aquí y busquemos una manera de deshacernos de esta maldición.
- Pero, ¿Que pasará con el cuerpo de Yareli? - Pregunto Alma, tan desconcertada.
- No podemos hacer nada. - Dijo René tan enfurecido.
-Pues resultaría sospechoso que nosotros hayamos estado cerca y en el precisó momento en el que Lucas y Yareli decidieran quitarse la vida. Y trataría de inculparnos.
No queriendo, Alma y yo caminamos, alejándonos del lugar.
Como lo había dicho René. Pues, aunque sabíamos que éramos inocentes, las autoridades pensarían todo lo contrario. -Además, no hay ningún testigo que pueda asegurar que fue ella quien se quito la vida. Y no fuimos nosotros quienes la arrojamos del puente.
Es lamentable. Pero, es lo mejor. - Dijo René con lágrimas en los ojo.
- En eso tiene razón. - Dije, mientras intentaba calmar a Alma. -Vamos Alma, vamonos de aquí lo más pronto posible.
Alma no dejaba de llorar, y aún no queriendo dejar el cuerpo de su prima; ella misma comprendió que no podíamos hacer nada.
Caminamos rumbo a un café Internet que se encontraba a unas cuadras, y comenzamos a buscar información contundente para terminar con lo que por idiotas comenzamos.
Cuando llegamos al café Internet, todos cogímos un ordenador y comenzamos a indagar por Internet, en busca de una solución.
Después de un largo tiempo sin encontrar nada. Por fin encontramos algo.
- ¡Miren! - Dijo Alma saltando del asiento donde se encontraba. - Aquí encontré un artículo que se ve qué es demasiado viable.
Dice que tenemos que hacerlo entre el primero y dos de Noviembre; debido a que ese día todos los portales que llevan al más allá, se abren. Dice que tiene que ser a la misma hora que lo invocamos. Con un puño de tierra de panteón doce veladoras en forma de cruz y la foto de los que han sido asesinados por el mismo.
Tenemos que hacer una cruz con la tierra, encima de la misma poner el tablero de la ouija y colocar las fotos en las esquinas del mismo.
Cuando sea la una de la mañana que fue la hora en que iniciamos aquel rito. Le prendados fuego al tablero y tendremos que repetir el padre nuestro una y otra vez hasta que la flama se haya consumido.
Solo así podremos salvarnos de la maldición.
- Eso quiere decir que en dos días podremos librarnos de todo esto para siempre. - Dije mientras en mi interior sentía paz. Debido a que solo teníamos que sobrevivir dos días más y por fin seríamos libres de todo lo que causamos.
Estuvimos dos días tratando de no acercarnos a la escuela para nada. E incluso inventamos a nuestros padres que nos sentíamos mal con tal de no asistir.
Por otro lado los papás de los que habían muerto; comenzaron a buscar a sus hijos por todos lados.
Sin embargo no los lograron localizar, ya que hubiese sido muy difícil que los identificarán en la morgue, pues el rostro de cada uno de ellos, había sido desfigurado.
Solo nosotros sabíamos que es que había sucedido con ellos. Pero no podíamos decir ni una palabra por miedo a que no nos creyeran y nos acusarán de asesinato.
Por fin había llegado el día treinta de octubre  y estábamos preparados con todo para terminar la maldición.
Ese misma noche esperamos impacientes a que llegara la madrugada del primero de Noviembre.
Nos escabullimos nuevamente al interior de la escuela para llegar e ingresar a aquel salón.
Una vez adentro del salón. Hicimos todo tal y como lo habíamos leído.
Colocamos las veladoras en forma de cruz, formamos otra cruz con la tierra de panteón, colocamos la ouija y las fotos en su lugar.
El ambiente se notaba demasiado tenso, no sabíamos lo que sucedería. Tampoco sabíamos si aquella cosa trataría de defenderse, e hiriendonos o algo por el estilo.
Cuando faltaba media hora para que iniciará todo. Afuera del salón se comenzaba a escuchar como se azotaban las puertas de los demás salones.
El salón en el que nos encontrabamos; se comenzó a congelar.
Detrás de la puerta, que llevaba al cuarto de Manuel; se comensaban a oír fuertes respiraciones.
Todos nos agarramos de la mano formando un círculo.
La puerta de la habitación de Manuel comenzó a rechinar.
- Tengo miedo. - Dijo Alma apretando nuestra mano.
- No te preocupes, hoy acaba todo esto. - Le dije un poco tembloroso.
René no decía ninguna palabra, solo se quedaba estático y no se inmutaba ante nada de lo que se escuchaba.
De pronto se comenzó a escuchar que alguien venía subiendo las escaleras del sótano.
A medida que se iban acercando las pisadas eran más fuertes y firmes.
Justo a la una de la madrugada encendimos el tablero y comenzamos a repetir una y otra vez el padre nuestro.
- Padre nuestro que estas en los cielos...

Ahora sigues tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora