Familiar

Semillas

Esta noche parece ser que las escaleras son más largas. En tan inmensa cantidad de escalones es difícil no pensar en otra cosa mientras las estoy subiendo. Creo que jamás me acostumbrare a ellas.

Es una fatigante decisión, pero logré subirlas, camino un poco más, abro la puerta y de inmediato me quito el traje, lo dejo encima de la silla, y me dejó caer encima de la cama viendo algunos de los póster que están en el techo, me preguntó si ¿debería hacer o no? algunas de las reflexiones que hago usualmente antes de dormir. No tengo mucho sueño y tampoco cansancio pero el resto de la noche me dedicaré a cerrar los ojos para no pensar en nada más, son las 8:57 PM y el reloj es lo último que veré el día de hoy.

Aún sin abrir mis ojos, escucho el sonido de algunas aves, veo la ventana y me doy cuenta que los pequeños seres se encuentran parados allí cantando, los rayos del sol invaden mi cara junto con toda la habitación; de inmediato pienso en lo tediosamente aburridos que habían sido la mayoría de los días desde los últimos años.

Me desnudo, pongo la ropa con el resto que dejé ayer en la silla, entro al baño reproduzco un poco de Mozart, eso me suele despejar un pocos los pensamientos innecesarios, y dejo caer el agua encima de mi cabello.

Luego del baño me pongo lo primero que veo en el closet y me dispongo a sacar todas las cosas que hay en la habitación hacia el pasillo. Espero con ansias a qué Bernarda pase cerca de aquí y lo vea todo encima de la alfombra roja del "elegante" corredor, es de las pocas cosas que últimamente me podrían hacer gracia. Bernarda es una de las mucamas de este lugar, y ya que no dejo entrar a nadie a mi cuarto sin mi autorización, ni siquiera para que ella y demás empleados hagan la limpieza, pues yo mismo lo hago, sin embargo conozco muy bien que a ella particularmente no le hace mucha gracia ver objetos encima de la alfombra y más cuando pueden estar llenos de polvo o mugre como le he escuchado decir a ella en varias ocasiones, cosa que porsupuesto no es cierto.

En cualquier caso solo espero que pase cerca de aquí para ver su expresión al ver todos estos muebles que estoy por limpiar encima de la alfombra. Casualmente y para mí fortuna, escucho algunos pasos que se dirigen hacia esta dirección y veo que Bernarda se asoma al final del pasillo, se queda medio segundo de pie observandome a mí y a las cosas encima de la alfombra con cara de pocos amigos, acto seguido decido arrojarle una sonrisa amplia, directa y llena de hipocresía, a lo que ella me responde con una sonrisa igual o con más hipocresía, además de un :

-Buen día señorito.

Para después marcharse vuelta atrás. Estás interacciones son una de las pocas cosas que me parecen valen la pena y de verdad disfruto con el simple hecho de ver a Bernarda sufrir, por eventos tan triviales como el aseo de muebles y otras cosas.

Luego de tan ansiado evento termino de limpiar y poner todo en su sitio, mi habitación queda como debería quedar, según yo en orden, siento que tardé bastante de limpiar bastante en hacer todo ello y ahora el sol brilla con más intensidad, por lo que decido bajar a comer algo, o más bien me resigno ... "no me hace mucha gracia llegar hasta abajo", pues es muy factible que todos estarán con unas caras que por si solas dirían: ¿por qué tengo que despertarme a esta hora?, es sin duda alguna una molestia total, por desgracia muero de hambre y no voy dejar de comer la comida más importante del día (o eso he escuchado que dicen por ahí) por alguna que otra cara sucia con expresiones faciales que demuestran desear la muerte. No comer nada hasta el medio día sería inrremediablemente peor.

Es grato por lo menos saber que la cocina se encuentra a solo un cuarto de distancia de las enormes escaleras que me hacen sufrir todos los días (especialmente anoche). Finalmente llego a la cocina y para mí sorpresa solo estaban allí el cocinero y el mismo reloj de siempre en la pared, que marcaba las 9:16 AM, sin duda hoy ha sido un día algo productivo; el cocinero dice al parecer con un tono bastante alegre: