PRIMER MOMENTO

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(...)

Hace frío

Todo esta oscuro

Estoy cansado 

¿Qué hago aquí? 

Mi cuerpo pesa

No. 

No es mi cuerpo

Estoy atrapado. 


Mis ojos pesan, necesito ver que pasa. 

El  silencio, no me gusta.

¿Dónde estoy? 

Hay luz, la luz es molesta. 


Entre las ramas danzantes de los árboles la luz se filtraba llegando directo al rostro sucio y herido del hombre de cabellos plata.


Rebeldes, peleaba contra ellos. 

Eran cuatro, creí que lo tendría bajo control.

La explosión.

No lo esperaba. 

Ah...

Duele. 

La boca me sabe a hierro, aceptaría ir al hospital, no podría ser peor. 


El hombre de cabellos plata yacía bajo escombros, tenía comprometida la mitad de su cuerpo, no podía moverse. El desastre había ocurrido hace unas pocas horas atrás, su grupo de especialistas debía ocultar pergaminos con técnicas que habían sido recientemente prohibidas en la Aldea de la Hoja. Una misión fácil, a diferencia de las que ya habían tenido, esto no era nada. Pero ellos se ensañaron con él, con colmillo blanco, ese letal y temido Ninja. Su plan era apartar a los demás para tomarlo por sorpresa, y funcionó.


(...)

— ¡Vamos! debemos llegar lo antes posible, los especialistas necesitan una mano

La joven de largos cabellos tan rosas como los cerezos los guiaba, con una sonrisa encantadora y un ánimo que contagiaba a quien la mirase. Ella era la encargada del equipo médico, poseía altas habilidades de pelea y una fuerza descomunal, podía sin problemas levantar y/o romper cualquier estructura. Y aún así se veía frágil y delicada como una flor.

Para esa altura ya habían encontrado y atendido a varios especialistas, pero la chica llevaba la cuenta y estaba completamente segura que faltaba una persona más. A pesar de tenerlo en la nómina no sabía de quien se trataba, al parecer él nunca había asistido a sus citas. 

—¡Maldición! ¿Dónde está ese hombre?

—¿Quién Srta Haruno?— Respondía un hombre de cabellos oscuros y tez blanca.

—Nunca asiste a las revisiones, no me sorprendería que se haya escapado sólo dejando de lado a sus compañeros— Aseguraba enfadada. ¡Arg!, no se vayan, regresaré enseguida.

—No lo haríamos, vaya con cuidado.

Asintió con la cabeza y saltó entre los árboles, aumento su chakra para asegurarse que nada se le escapara, no lograba percibir nada, sin embargo su mente no la dejaba en paz, casi como si olvidara algo importante.  

(...)


Cuanto tiempo más estaría sin poder moverse, no era capaz de articular ningún movimiento, su cabeza sangraba, estaba seguro que se había roto algunos huesos. 


Nadie se preocuparía de alguien como él. Estoy solo. Perfectamente podría morir en este lugar y no haría falta. Vaya que mierda de vida. 


No puedo seguir despierto. 

No tengo fuerza. 

No tengo nada. 

Cerró los ojos. Mejor dormía, así por último no dolería tanto cómo ahora.

 La llegada de la muerte.

¡Hey! ¿Estas bien?— Gritó a metros.

Una voz...¿hay alguien?

—Despierta por favor—

 ¿Porqué grita?, me duele.

—Esta bien, esta bien, sakura cálmate ¡por kami! esto se ve mal— Suspiró acercándose a revisar sus signos vitales.

Mi muñeca, mi cuello, un toque cálido, ¿huele a frutillas?  ¿Una mujer? ¿Ella me estaba buscando?

—Debo deshacerme de estos escombros, no sé si estés consciente pero te pido disculpas, lo que haré quizás te duela— De un movimiento levanto todo a su paso liberando al peliplata.

—Ah— Se quejó despacio. 

¿Quién es esta mujer? ¿Qué hace aquí? 

Debo verla, quiero verla.

¿Cabello rosa?

Ojos esmeralda.

 Tez blanca. 

Hermosa, pensó.

¡Estas despierto! que alivio, quédate tranquilo yo curaré tus heridas— Decía con una sonrisa acogedora.

No sabía quien era, pero había ido por él, nadie nunca lo había buscado, nadie lo necesitaba. Pero esa pelirosa, esa hermosa pelirosa, estaba ahí con él, lo buscó y eso era motivo suficiente para no morir ahí.  Quería saber más sobre esa mujer, y si ella resultaba ser doctora, en su vida se volvería a perder una cita.




CITA AL MÉDICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora