Al día siguiente se había animado a tomar nuevamente el bus, ya no había tormenta así que su paraguas se quedó en casa, no había aglomeraciones tampoco, pero si habían un montón de charcos por todos lados, debía tener especial atención con ellos.
Llegó puntual a la oficina, Doyoung ya estaba ahí sin embargo, bebiendo una taza de café.
Había otra en su propio escritorio y sonrió por el gesto, agradeciendo después de haberle dado los buenos días a su colega.
—Veo que tienes buen humor, ¿De casualidad ya desvincularon a Jeongyeon del bar? Digo, para pasar más seguido por ahí. — Youngho se echó a reír por el desagrado de su amigo contra la chica.
—Lamento decirte que no. —Le dió un sorbo a su café. — Pero sí podrías ir más seguido ahora, algo interesante sucede ahí.
Doyoung se giró en su dirección con los ojos cargados de curiosidad, fue entonces cuando Youngho comenzó a contarle sus experiencias del día anterior desde que llegó al bar, detalle a detalle, incluso había descrito la vestimenta del chico sin darse cuenta.
Había prestado más atención de lo que se imaginó y Doyoung silbó de admiración al acabar de hablar.
—En resumen, tuviste un flechazo gay anoche en el bar. —
—No quise decir eso, además, sabes que no soy gay. —
—No, pero tampoco eres exactamente heterosexual. — Doyoung siguió, arrojando el vaso de cartón térmico al bote de la basura que estaba entre ellos.
—Mmm, no, me gustan los humanos por su forma de ser. — Youngho se empujó hacia atrás en la silla, no sabía cuánto tiempo llevaban hablando pero le daba una idea al sentir el dolor en su cuello de tanto escribir en la pantalla de su notebook. — Pero no quise decir que me gustara.
—Bien, dime eso este mismo día pero de la próxima semana. —
—¡Que seguridad! Pero bueno, en realidad quería invitarte a ir conmigo está noche. — Doyoung enarcó una ceja. — Como un pago por el café.
—Con una condición, no nos vamos a sentar en la barra. —
Youngho se rió de eso, la primera y probablemente última vez que habían tomado asiento en la barra, Jeongyeon no les dió un momento de paz, había logrado desesperar a Doyoung con sus palabras y vulgar coquetería masiva hasta que su expresión y palabras se habían vuelto filosas dagas contra la chica.
—Hecho, vamos a sentarnos en una mesa. —
Cuando las horas de trabajo llegaron a su fin, Youngho se había incorporado de su cubículo junto. Doyoung para abandonar el edificio, abordado el auto del pelinegro aún cuando el bar no quedaba tan lejos de ahí.
Habían llegado mucho antes de lo esperado y tal como pidió Doyoung, se sentaron en una mesa que estaba muy lejos de la barra.
Jeongyeon los miró al entrar y había hecho señas para que se acerquen pero él solo la había saludado y negaba ante sus intentos, Doyoung ni siquiera volteó en su dirección.
—Este lugar apesta a mujer acosadora. — Dijo al sentarse, arrebatándole una risa a Youngho.
—No seas así... Venga, pidamos algo antes de que el show empiece. — Doyoung asintió, estirando su brazo para llamar la atención del camarero más cercano a ellos y lejano a Yeongjeon.
Mientras Doyoung conversaba con el sujeto de vaya a saber qué, los ojos de Youngho se habían dedicado a observar cada pequeño detalle del escenario que ya estaba equipado y con la iluminación en su centro, ahora estaba mucho más cerca y no tendría que voltear su cuello dolorosamente para verlo.
