Antonio

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Al despertar volteé a ver al chico, el estaba despierto pero no se movía.

Empleado- ¿Porque me salvaste?
Camila- Por lástima.
Empleado- ¿De qué?
Camila- Creo que un gracias sería mejor.
Empleado- Gracias...
Camila- ¿Porque peleaban?
Empleado- No me había dado mi dinero por haberte secuestrado, entonces me moleste y empezamos a pelear, pero como vez, perdí. *se rió en modo burla*
Camila- Entonces sabes quién es el
Empleado- No, no lo se, lo acabo de conocer, ni siquiera he visto su cara.
Camila- ¡Aunque te disparó y te iba a dejar morir, lo proteges!
Empleado- no lo estoy protegiendo, es enserio que no se quién es.
Camila- ¿Pero si trabajas para el?
Empleado- Yo iba caminando cuando el se me acercó en una camioneta y me ofreció dinero a cambio de secuestrar a alguien, yo acepté, por eso trabajaba con el.
Camila- ¡Como puedes decir que si, nisiquiera lo conocías y solo por dinero!
Empleado- ¡¡Perdón, pero no todos tenemos la casa perfecta, los padres perfectos, todo el dinero que queramos, no todos tenemos la vida resuelta, algunos tenemos que esforzarnos para sobrevivir!!
Camila- Lo siento...

Escuchamos la puerta de la casa abrirse, unos pasos que se dirijan a la puerta del cuarto, cuando se abrió, el jefe no tardó en sacar una arma y apuntar a la cabeza del empleado.

Jefe- ¿Por qué lo salvaste?
Camila- No lo se...

Siguió apuntando y cuando estaba a punto de apretar el gatillo lo detuve.

Camila- ¡¡No lo mates!!
Jefe- ¿¡Porque, es algo para ti!?
Camila- No, pero tú dijiste que me darías lo que quiera, te pido no matarlo.
Jefe- Te dejaré vivir, agradece a Camila, vámonos.

Jalo al empleado para sacarlo de la habitación y llevarlo a otra, pero de nuevo lo detuve.

Camila- No te lo lleves déjalo aquí.
Jefe- *suspira* Lo dejaré, pero no tendrá comida, agua, ni higiene
Lo soltó y se marchó.

Empleado- Gracias, Camila, otra vez...
Camila- De nada.... Ehh?
Empleado- Antonio, soy Antonio
Camila- De nada António
*Antonio sonrió*

El resto de día hablamos de una manera de escapar o de averiguar quién era el jefe. Paso el tiempo y el jefe regreso a traerme de comer, yo no lo iba a dejar sin comer a el así que le di la mitad de todo; mientras comíamos los dos estábamos de acuerdo en algo, la voz del jefe era familiar.

Paso el tiempo y llegó la hora de dormir, el tomo una cobija y una almohada y se durmió en el suelo, era incómodo pero no tengo todavía confianza en el para dejarlo dormir conmigo.

Lo ultimo que sabrán de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora