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Desperte sudando había sido un sueño carajo se sintió tan real que me hizo dudar. Gala estaba durmiendo mientras yo seguía dispersó, no puedo hacer esto realmente la amo no puedo compartirla ella no es un objeto lo sé pero estoy tan enamorado qué no puedo perderla. Me levanté de la cama medio nervioso fui a beber algo de agua necesito relajarme.

—¿Adrien estás bien?—escuché la voz de Gala.

Sonreí tiernamente, ella bosteza y me da un beso.

—Gala quiero hablarte seriamente sobre Renata no estoy seguro de qué ella sea parte de esto... es decir es tú amiga, es linda, sexy yo solamente te quiero a ti.

Ella me sonrió.

—Está bien, si tú no quieres no pasará mierda prefiero perder a Renata qué a ti Adrien. Eres perfecto y si te dejo ir seria demasiado tonta igualmente Renata no hubiera aceptado ella no es cómo tú y yo.—respondió parecía sincera.

Mordió sus labios, me examinó mientras tocaba mis manos tomó mis dedos y los chupo de manera provocadora.

—Estoy totalmente despierta gracias a ti, ¿qué podemos hacer?—me miro fijamente sentí un escalofrío.

La tomé entré mis brazos.

—Quítate la camisa, te quiero quieta y obediente.—ordené ella sonrió.

Le mostré mi anillo qué tenía en él anular, ella me miró sin reacción alguna.

—¿Qué es eso?—balbucea acerqué él anillo y lo apoyó en su cuerpo,—¡Vibra!—jadeo al sentir él toque.

—Es un anillo con vibraciones yo lo controló así qué déjame soborearte.

Gala me miró suspicaz, besé sus labios con desesperación mientras con mis manos tocaba sus pechos con mis dedos apreté los pezones suavemente haciendo qué Gala se hiciera hacia atrás dejándome más espacio para poder tocarla sin límites.

—¡Mierda!—bufo

Mientras recorría su cuello bajaba lentamente hasta sus pechos jugaba con mi boca y mi lengua de manera maravillosa, moví mi anillo hacia sus bragas sentí cómo de a poco su interior se humedece al sentir mi tacto Gala gemia en voz alta.

—¡Gime mi nombre!—jadeo ella sonríe.

Bajé y me apoyó en sus muslos mientras abro las piernas, empecé a jugar con mi lengua.

—Adrien... Adrien—gritó

Gala arqueo la espalda mientras sentía mi lengua y él anillo contra él clitoris.

—Mañana iremos a una fiesta.

Ella rodeó los ojos.

—¡Mierda, estoy por tener un orgasmo! ¿Crees qué es buen momento?—hablo con dificultad.

Me separé de ella, Gala me  miró con deseo beso mi pene por encima del bóxer mientras jugaba con su boca.

—Eso es diferente—murmuro.

Mierda tener sexo en la mesa nuevamente es magnífico.

—Está demasiado duro.

Ella empezó a chuparlo mientras yo me movía podía escuchar perfectamente cómo nuestros gemidos parecían ecos, me acosté en la mesa Gala me miraba sin despegar sus ojos de mi.

—Ponte encima de mi cara quiero seguir así, mientras tú sigues conmigo.—ella mordió su labios y asintió.

Estába sintiéndome maravillosamente. Mierda mientras más nos tocábamos más nos incendiamos, sentí como Gala estaba mojada.

—Ponte de espaldas—dije con la respiración más acelerada.

Sentí cómo mi pene pedía más de ella, mientras la embestia por detrás le daba nalgadas.

—¡Mierda, sigue!.

Tomé su cabello de manera brusca y pegué más su cuerpo junto al mío mordi su lóbulo derecho.

—¡Ah mierda, Gala!—maldije en voz baja.

Gala temblaba.

—Carajo ¿Adrien en esa fiesta quien irá?.

—Mi madre, hermanos y mi exesposa.—respondí

Gala se dio vuelta.

—¿Exesposa?—preguntó feliz.

Asenti ella me miró felizmente.

—Mierda mañana te manoseare todo, por debajo de la mesa y te daré besos Franceses sólo para fastidiar a la insoportable de Linda.

Empecé a reír a carcajadas.

—Mañana podrás hacer lo qué desees conmigo.—guiño

Gala mordió su labio.

—Tendré yo él control me agrada, podré tenerte a mi merced.

Dulce Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora