El niño de ojos burdeos

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Tomioka Giyuu tenía una vida normal, algo aburrida según sus compañeros de estudio.

Es un chico inteligente tanto así que forma parte del grupo "Los pilares" de la Academia Kimetsu, y solo los mejores están ahí.

A pesar de tener una beca, que le asegura su estudio, el trabaja de medio tiempo en la cafetería de su abuelo Urokodaki-san, y a pesar de vivir solo, los fines de semana siempre se quedaba con sus hermanos Sabito y Makomo.

En fin Tomioka jamás se quejo de lo que tenia o de lo que le faltaba, simplemente se conformo y agradeció lo que podía tener, sin duda era humilde, era tan conformista que sus compañeros se estresaban por su actitud, es mas su compañera más cercana Shinobu-san siempre decía que todos lo odiaban solo por molestarlo, pero aun así nunca lo conseguía,  lo único que lograba era un

"Vale, prefiero seguir así a tener que preocuparme por lo que piensen de mí"

y nada más.

Pero un día la vida de Tomioka Giyuu cambiaría y bastante.

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Era un lunes, día odiado por muchos, por no decir todos, y Tomioka como el "buen y excelente" madrugador que es se levantó tarde para ir a sus clases.

El siempre llega temprano, pregúntale a sus compañeros como lo hace y te responderán lo mismo, "Cosas de ser el representante de clase, ese chico está loco, usa magia negra", jamás ni aunque se levante a las 7:58 am llegará tarde, siempre lo encontrarás sentado en su puesto puntualmente a las 8:00 am y créeme ni los profesores sabrán el explicar el como.

Pues bueno resulta que este lunes no iba a ser normal, para nada, empezando por que se levantó temprano, entiéndase 6:00 am, y se levantó de un humor mucho más  tranquilo, a pesar de que era su día de la semana más odiado, y que su actitud siempre fuera relajada.

Salio de su casa después de haber desayunado sin apuros, se baño y se vistió con tiempo de sobra y aprovecho para dar una vuelta a su cuadra, cosa que nunca hacia.

En medio de su camino, casualmente si haberse encontrado ni un alma durante todo su camino, se topó con un callejón oscuro, y el lo habría pasado de largo de no ser por los gritos que escuchó.

"Que acaso nadie escucha los gritos?"

Tomioka bien conocido por ser una persona amable, portando su bella katana, regalo de su abuelo para el club de kendo, decidió ayudar a quien quiera que hubiera en el callejón, y grande fue su sorpresa al darse cuenta que era un hombre tratando de lastimar a un pequeño niño.

"No crees que deberías meterte mejor con alguien de tu tamaño, en vez de atacar a un niño indefenso?"

"!!Ja!! Este ladronzuelo hurto mis manzanas, así que por que no mejor sigues tu camino chico y me dejas hacer mis cosas, tal vez así no llegues tarde a la escuela"

Todos los compañeros de Tomioka saben que él odia las injusticias, y en estos instantes, vaya a saber la razón de que el chico tratara de robar las manzanas, seguía siendo un niño, y él no iba a permitir que lo lastimáran mientras el pudiera hacer algo.

"Vaya cobarde tienes que ser para tratar de enfrentarte a un niño inocente"

"!!Ahhh!! Las pagarás chico metido, te enseñaré que no debes meterte en asuntos que no te incumben!!"

Haciendo uso de sus entrenamientos de Kendo y usando los conocimientos de postura con su Katana, noqueó al señor y liberó al niño.

"Shhh tranquilo niño estas a salvo, ya no te hará nada mas ese señor"

"Gracias señor, muchas gracias"

"No hay de que niño, ven vamos a ese parque del frente y me dices por que estas robando esas manzanas"

En cuanto salieron, debido a que antes lo oscuridad no le dejaba notar los rasgos del niño, Tomioka pudo apreciar mejor los rasgos de este.

Pelo de color borgoña, bonito, brillante, peinado de la forma más perfecta posible, piel pálida y bonita, una cara infantil, tierna... y esos ojos, unos preciosos ojos burdeos que lo hipnotizaron y lo hicieron perderse en el mundo.

Tomioka Giyuu siempre fue alguien que supo de sus gustos, y tiene que admitir que jamás vio a un chico o chica con una apariencia tan deslumbrante como la de ese niño.

"Señor, se encuentra bien?"

Estaba tan perplejo contemplando la apariencia del niño que se había olvidado por completo de lo que iba a preguntar.

"S..si si estoy bien, ahora me dirás por que tratabas de robar esas manzanas?"

"Yo.... bueno solo trataba de conseguir para mi mascota, pero no tengo plata y me escape de casa, así que no salí con nada, pero yo no quería robarles, estaban tiradas lo juro"

"Bien te creo, pero vuelve a tu casa, de seguro tus padres están preocupados"

"Señor, me puede acompañar hasta la estación? Es que me pierdo mucho"

"Claro vamos"

Y así caminaron durante unos minutos, en un silencio que encontraron reconfortante hasta llegar a la estación en la que se despidieron.

"Bueno aquí estamos, la estación, espero te vaya bien niño"

"Gracias señor, fue un gusto conocerlo"

Todo bien por ahora, el pequeño compro el tiquete con la tarjeta de Tomioka y subió al tren.

Pero entonces el pequeño niño se volteo y grito.

"!Señor cuál es su nombre!?"

"Tomioka Giyuu, ese es"

"Es un bonito nombre Tomioka-san, gracias por ayudarme, mi nombre es ...... ........

Y entonces las puertas del tren se cerraron justo cuando el dijo su nombre.

Ahora para Tomioka Giyuu se quedará como "el niño de ojos burdeos" su primer y prohibido amor.

Se volverán a encontrar?

Giyuutan Moments ♡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora