único

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baby
jeongho ; lee minho + yang jeongin
soft and stuff!! ♡
1000 palabras aproximadamente
minúsculas intencionadas

–¿sabes? a mí también me gustaría que me digas bebé, idiota– suspiró el mayor de ambos.

para lee minho era costumbre mimar y acariciar toda la anatomía que tenía a su merced de yang jeongin en los momentos íntimos con su novio.

pero también queria ser acariciado.

estaba necesitando aquello con desesperación.

por instinto, minho protege y brinda cariño al menor de ambos, siempre fue así, y jeongin le daba su cariño igualmente, para agradecerle al de cabellos rojizos y naranjas el cariño que le daba cada momento, convirtiéndose en una relación sana y preciosa para ellos.

aunque, uno se aburre aveces de ser sólo el que da, a pesar de tener ese cariño, pero era poco.

se siente aquella soledad.

minho estaba muy cómodo con ese rol instintivo que tenía, pero quería más atención.

quería ser el bebé de jeongin por un rato.

una tarde más de mimos y cariño, algo que ambos disfrutaban en su totalidad, ya que en las mañanas lee salía disparado hacia la academia de baile, y yang tenía que ir a sus clases, era el último año y por ende, el más difícil también.

siempre tenían tardes llenas de atención hacia el adverso, mimos, a veces subían la intensidad, a veces simplemente llegaban a dormir en brazos del otro.

pero hoy, fue noche de mimos.

el mayor tenía aquel pensamiento y ese sentimiento de falta de cariño, de extrañar ser el niño pequeño mimado por su mayor, a pesar que el pelinegro era el menor.

jeongin jugaba con el cabello de minho, mirando a sus ojos gigantes y llamativos, mientras éste le daba caricias por debajo de la camisa a yang, haciendo pequeños círculos imaginarios en su delicada cintura.

–hey, bebé– lee se sorprendió por el llamado, también sus mejillas por naturalidad y vergüenza se tornaron rosa, estaba sumergido en su mundo y fue sacado de él.

¿cuál era su mundo? yang jeongin.

¿y por quién fue sacado? por su mismo mundo.

–¿qué pasa?– sonrió suavemente el mayor, enfocándose en los ojos brillosos del menor.

el de cabello negro sonrió ladinamente, abrazó al mayor, él dando ese sentimiento de protección a minho.

–nada, quiero decirte bebé– rió suavemente el menor, contagiando con su risa a minho.

la risa más hermosa que habia escuchado en su vida, realmente era la melodía más preciosa.

jeongin sintió como lee se sumergió en su cuerpo, enterrando su rostro en un hueco que creaba su cuello y su hombro, en busca de calor corporal, era otoño y las temperaturas estaban muy bruscas por ser una estación intermedia, entre verano e invierno.

sus brazos rodearon el cuerpo del mayor, otorgando esa calor que buscaba el adverso.

–¿así de bonito es cuando te abrazo, yanggie?– murmuró minho entre las ropas del menor, abrazando más al menor de los dos.

–es perfecto, honnie–

la mano derecha de jeongin se elevó a la altura del cabello del contrario, comenzando a dar toquecitos y caricias en la cabeza de su calabazita.

¿por qué calabazita? por su cabello de colores cálidos, parecía una calabazita que jeongin amaba proteger y cuidar, así como minho amaba cuidar a su zorrito del desierto.

–se siente bien– esbozó una sonrisa mientras escondía su rostro sonrojado en las ropas de yang, adentrándose en su polerón.

–min– llamó el menor sin honoríficos a su novio, tenían esa confianza para nombrarse así.

–¿sí?– murmuró el mayor bajo el cuerpo del adverso.

–eres perfecto– jeongin percibió como el mayor se emocionó y a la vez expresó su timidez, acercando su cuerpo al suyo para esconderse, aún más de lo que ya estaba en su novio.

–no digas eso, tú eres perfecto, yanggie– levantó su rostro para observar las orbes del menor y luego conectarse con las suyas.

ahí jeongin cayó nuevamente en quién era su novio.

y sonrió al instante de conectar sus orbes con las del contrario.

ver a minho así, en su faceta sumisa y en busca de su cariño, era uno de los mejores momentos que pasaba con él, acariciar su cabello, tocar su anatomía, sentir su cuerpo pequeño y delicado entre sus brazos, mientras se dicen lo tanto que se amaban.

simplemente, el momento perfecto.

el mundo estaba paralizado, solo ellos viviendo un momento mágico e infinito, que quisieran guardar siempre en sus memorias.

los ojos de lee desprendían un brillo radiante, sus mejillas estaban teñidas de un rosa potente, haciendo que sus ojos destaquen y dando ternura a su imágen, el hecho que esté vistiendo ropas grandes era una ventaja a la mente de jeongin para pensar en lo pequeño y precioso que lucía su novio, además, el cabello anaranjado, le daba a entender de que era una calabazita muy pequeña, su pequeña calabazita.

la vista del mayor era de jeongin con un polerón y una camisa, sus ojos tenían ese característico brillo, que provocaba que quisiera verlo por toda una eternidad. sus labios, rosados, y cubiertos por un labial transparente, increíblemente apetecibles, alzar la vista le hacía pensar que era un escudo que lo protegía.

porque eso hacía.

protegerlo.

y claro, amarlo.

amarlo por todo el tiempo que se pueda.

sus labios estaban deseando el contrario, el ambiente era perfecto, una escena de película romántica, definitivamente, soñado.

jeongin acercó sus labios a los de minho, dejándolos rozando entre sí, para que yang murmurara antes de juntarlos algo conmovedor para el mayor:

–te amo–

finalmente, sus labios eliminaron la distancia, dando inicio a una danza entre ambas bocas. era un beso tierno, lleno de sentimientos positivos y amor por el adverso.

se tomaron su tiempo para disfrutar el sabor del otro, sonriendo al tener ese tan ansiado contacto, y sintiéndose afortunados de tener al otro consigo.

por la falta de aire, se forzaron a separarse de aquel beso, dejando a la pareja sonrojada y sonriendo como niños enamorados.

porque eso eran, ¿no?

minho entendió que jeongin podía hacerlo sentir feliz en cualquier faceta, mostrándose totalmente como es a él.

realmente se amaban.

y eso importaba.

— fin.

gracias por leer.♡

baby || jeonghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora