❝CARTAS SECRETAS❞ [Izuku Midoriya × Lectora]

»[Introducción]«

Unos años luego de graduarse, Izuku y ___ eran más unidos que nunca, el cariño entre ellos solo se hacía más y más fuerte...

Aún así, Izuku nunca sentía que era el momento "correcto" para hablar del One for All, al igual que ___, quién no habia hablado de su quirk, ni lo ha mostrado en público.
A pesar de los secretos, respetaban la privacidad el uno del otro, y mantuvieron una bella relación a escondidas de la prensa.

Todo iba bien, y los días como pro-héroes avanzaba de manera espléndida... Así fue hasta un terrible accidente...

–¡¡_____!!– gritó un peliverde mientras intentaba alcanzar la mano de su amada.

–¡¡IZUKU!!– exclamó en respuesta mientras era absorbida por un portal.

Sus manos casi se tocaban, eran escasos los centimetros... Pero no la logró salvar...

La femina se encontraba en un cuarto oscuro, carecía de ventanas y solo parecía tener una puerta, una cama y una pequeña mesita de luz, la heroína se vio confundida por estas cosas cuando una conversación se oyó tras la puerta.

–¿Por qué usamos mi cuarto...?– una voz grave y ronca habló.

–Fue el más facil de vaciar.– rió una voz femenina.

–Ya que es tu cuarto, tu ve a hablarle.– acentuando el "tu" otra voz se hizo presente.

un "ughhhh" resonó y la puerta se abrió de a poco, mostrando un hombre alto y cubierto de cicatrizes morada. La heroína no supo que hacer, podía pelear ¿Pero luego qué? ¿Salir a un lugar desconocido probablemente lleno de más villanos? Sería mejor obedecer.

–(nombre completo), pro-heroína especializada en interrogatorios, 21 años, (altura), de quirk desconocido...– el hombre leía de un papel, el cual quemó luego de leer su contenido, la intentaba intimidar, y en cierto punto funcionó. –sabemos todo de ti (t/a)-san...– era una mentira, pero inflingir inseguridad era lo que esperaba lograr y logró.

–¿Qué quieren de mí?– la joven lo observó con seriedad, pero en vez de una rrespuesta inmediata el chico se sentó a su lado en la cama de forma despreocupada.

–Creo que te quieren tomar de rehén, ni idea, el manotas me dijo que dijera todo eso otro– con sus manos tras su nuca lanzó un bostezo. –quieres una cerveza, hay bastante en el bar.–

–...– pasmada por toda esa escena tomó un respiro profundo y pensó en algo ingenioso que responder o preguntar. –¿Hay un bar?– falló estrepitosamente.

–Seh, sombritas hace las mejores bebidas.– la miró con los ojos entrecerrados.

No fue el peor cautiverio de todos, le dieron de beber y comer, no la hirieron, y de hecho la trataron considerablemente bien. A pesar de todo, a ella le faltaba toda su vida en el exterior, extrañaba a sus amigos, a sus compañeros de trabajo... Pero sobre todo... A su Izuku.

O así fue hasta que cartas comenzaron a llegar...