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Julián.

—Mariaaaa. —alzo a mi hija desde las axilas alejándola de mí y haciendo cara de asco por el olor mientras la llamo a María—. María, la nena se hizo otra vez.

—Tienes que cambiarla. —viene enojada donde la vivo molestando por estas cosas.

—Nooo, ni loco, es un asco.

—Eres el padre Julián, que asco ni asco es tu hija.

—Ya lo sé... Pero me da miedo.

—¡Aayyyy dámela!. —miro atento todo lo que hace y como la cambia, aunque no sé si algún día lo voy a hacer por el asco que me genera—. ¿La mamadera se la das o también te da miedo?.

—No te burles que no es nada gracioso. —riendo me la pasa con cuidado ya limpiecita y bajamos así le doy una mamadera—. ¿La chica va a venir?.

—¿Qué chica?. —está lavando unas cosas en la cocina ignorándome.

—Sabes de lo que te hablo.

—Me dijo que sí... Nada mas hay que esperar a que venga.

—Bien... Me voy a trabajar un poco.

Llevo conmigo a mi hija, ya que es súper tranquila y no molesta para nada, aunque sé que es porque a penas y tiene unos días de vida y solo demanda leche y que le cambiemos los pañales, los hijos de mi hermano Exe eran iguales y ahora son bochincheros a más no poder.

Mientras me estoy vistiendo recuerdo mi día de trabajo duro hasta que Sofía demandó atención alimentaria, pero no la culpo por nada ella no pidió venir a la vida, miro hacia la puerta cuando escucho que hablan en el pasillo, debe ser la niñera así que me apuro para poder hablar con ella y saber con quién dejo a mi hija, sé que a las personas se las conoce con el tiempo no por una entrevista, pero al menos quiero que me dé una buena primera impresión, me término de poner perfume y salgo, la puerta del cuarto de mi hija está abierta y escucho que hablan desde adentro aunque no entiendo nada.

—Pero que cosita mash monita que eres... Siii siiii más monita. —me acuerdo de la billetera que la dejé en la oficina y bajo a buscarla antes que me la olvide, ya que ahí tengo mis documentos y la licencia de conducir.

—Por favor Julián. —levanto la mirada viendo a Maria parada en el marco de la cocina—. No vayas.

—Ya lo hablamos María, no sigas insistiendo.

—Hazlo por la nena. —suspiro con cansancio donde no me deja en paz—. Te vas a arrepentir después.

—Tengo derecho a salir y está con la niñera.

—Ella necesita a su papá no a una chica desconocida.

—Voy tarde. —salgo de la oficina y ella atrás.

—Piénsalo un poco.

—Basta por favor. —me giro asustandola, ya que frena de golpe—. Para un poco.

—Está bien... Discúlpame, no me vuelvo a entrometer. —me paso las manos por el pelo con frustración.

—Esto es el amor de mi vida definitivamente.

Me acerco a mirar y es otra vez la niñera, decido dejarla hablando sola y me voy, al final ni nos presentamos, pero estoy cansado de estar encerrado, desde que nació Sofía que no salgo de la casa y ya estoy podrido, no soy de salir de noche, pero al menos al trabajo me iba y no poder salir a ningún lado me tiene loco.

Voy hacia el lugar de la fiesta, en realidad es el cumpleaños de un "Amigo", pero yo lo tomo como conocido lejano al cual no tengo contacto alguno más que estos momentos, y me importa un carajo de lo que hace en su vida habitual, pero acá estoy, me invitó a su fiesta y como necesito salir vine a despejarme de lo desesperado que me siento y después volver a mi vida de encierro una vez más.

Insegura: Un camino por descubrirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora