Prólogo

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Prólogo.

Sabía que lo reclutaría, lo sabia. Su madre le dio una advertencia via carta y no sabía que hacer, a quien avisar o donde irse a esconder.

No podía pensar en con claridad, le aterraba ser parte de sus seguidores.

Su quinto año se estaba acabando con gran rapidez después de aquella carta, si regresaba a la Mansión Malfoy su vida cambiaría y no sería para bien, sería todo lo contrario, sería el empiezo de que la maldad surja se vuelta. Cuando su año escolar finalizara, cambiaría todo, iniciando con él antes que nadie.

Sería un Mortifagos más. Otro más en sus filas. Otro seguidor más.

Decirle a su padrino sería estúpido, él era uno de ellos. Como espía, pero, lo era y no le convendría decirle, pues él sería el único que acabará mal. Buscar ayuda en Dumbledore no serviría de absolutamente nada, aquel viejo había manipulado a Harry de la peor manera dándole "pistas" pero sin llegar a nada en concreto, verlo durante aquel tiempo le ayudó muchísimo al ver la doble cara que su director les daba. En especial a Harry, a él más que nada.

Solo había una persona en el mundo que fuera capaz de ayudarle. A pesar de sus malos ratos, sabía que tendría la solución a su problema.

En medio de la clase de transformaciones fue que saco la palomilla de papel dentro de su túnica, había hecho una en clase y la había cambiado para no levantar sospechas frente a Crabbe ni Goyle, llegando justo en las manos a quien le daría su mensaje, lo vio con una ceja arqueada pero hasta ahí, no hubo más reacción, esperaba que si llegara, que si pudiera ayudarle.

No puedo explicarte. Te veo en la entrada de la biblioteca pasando el toque de queda.

D.M.

Decía la nota. Sabía que no iría pero haría lo que estuviera en sus manos para salir bien librado de el nuevo tormento al que se le venía encima y del que ya sabia, no había salida alguna al meterse a este.

Se levantó sin despertar a Crabbe y Goyle que estaban más pegados a él, que nunca.

Ellos ya lo sabían.

Ambos eran tan fieles seguidores como lo son sus padres por lo que sabían que Draco sería uno más, ellos ya pertenecían a aquel show de magos malignos para su propio beneficio que le ponía sus nervios de punta.

Salio con cuidado de no encontrarse con Flitch o algún otro profesor, mucho menos quería encontrarse con Snape y que su plan cayera para decirle lo que estaba a punto de hacer. Se cuido de Peeves en especial, fue una gran suerte llegar sin ser visto, como si Salazar estuviera de su lado, apoyándolo. Aunque lo dudaba, ya que aquel hombre, quería lo mismo que Voldemort.

Al estar fuera de la biblioteca, salió de su escondite que consistía en pegarse lo más que podía a la pared. Apagando su lumus en la espera del niño de oro.

Vio su reloj a duras penas por la escasez de luz, viendo la hora. Hace cinco minutos lo llevaba esperándolo y este no llegaba.

Se esperaría unos minutos más, si no llegaba a ir, se resignaria y sería parte de aquel show. Escucho pasos por lo que se escondió para que no lo vieran, pero entre más se oía nadie aparecía lo que lo hizo dudar.

La Venganza Del Leon. [Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora