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Comenzamos semana con situación marcada por la inestabilidad. Hemos contado con cielo gris durante los últimos días de está semana, dando así descensos en la temperatura con un 60% de probabilidad ante la lluvía que se presentará hoy, lunes dieciséis de julio a partir de las seis de la tar-

La televisión fue apagada. Acto seguido, el sonido de un celular empieza resonar en todo el piso, nadie parecía que lo atendería, sólo había un chico pelirrojo en un sofá viejo observando el cielo nublado degustando de su café.

Al paso de tres minutos, el celular empieza a sonar de nuevo. Un poco mareado el chico se digna a buscarlo sólo para apagarlo. No solía recibir llamadas a menudo, pero hoy parecía que le había irritado ver de quién trataba.

Chasqueo la lengua y arrojó el celular al sofá. Tomó las llaves de su apartamento y salió cerrando la puerta detrás de él emitiendo un fuerte sonido en todo el viejo edificio. Apenas salió, se colocó un suéter y bufanda trás la corriente de aire frío pegando en su espalda.

Había estado caminando sin rumbo fijo, hasta que ya cansado decidió pasar por un parque cercano a sentarse en una de las bancas para despejarse, pero su mente ya empezaba a divagar entre pensamientos que lo consumían de a poco, pues los transeúntes empezaban a abundar en las aceras caminando con prisa, tal vez era por la tormenta que estaba sobre ellos.

No los soportaba, ni siquiera sabe porque salió de casa si odiaba a medio mundo, incluyéndose.

Pero peor podría ser quedarse sofocado en la fría soledad de su apartamento, o bueno, solo con sus pensamientos, pero eso no lo hacía mejor.

Irritado frotaba con sus manos su frío rostro hasta ser sorprendido por unas manos detener las suyas, Ajax, sorprendido, volteó de inmediato observando al causante de su estremecer.

Un chico de tez blanca y gran cabellera azabache con las puntas retocadas de color naranja estaba sentado a un costado suyo con una cara preocupada. Se sorprendió por un segundo, pero su expresión se borró al reconocer al chico.

—Parece que está por llover—. Habló el chico al lado de Ajax mientras apartaba sus manos de las suyas para observar el cielo—. Y por lo que veo, no llevas un paraguas contigo, que coincidencia, creo que esperaré contigo a que la lluvía pare—. Sonrió amable el chico.

—Hay más asientos, no hay razón para que te sientes justo a mi lado—. Argumentó él apartando la mirada de su acompañante para ver las pequeñas gotas que caían al suelo.

—Tienes razón, pero este asiento tiene su ventaja: hay un árbol que lo resguarda del sol y la lluvia—. Apuntó hacia arriba.

El tiempo transcurría, el sonido de la lluvía cayendo en la acera y sobre las hojas de los árboles era lo único que se oía, hasta que un pequeño estornudo se oyó.

—Oye, Zhongli ¿cómo es que siempre apareces de la nada? Parece como si me siguieras a todos lados—. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del chico.

—Quién sabe...—. Respondió encogiéndose de hombros, siendo tan misterioso como siempre.

Ninguno dijo nada por algunos minutos, simplemente se quedaron viendo la lluvia caer junto con una fresca brisa. Eran los únicos dos sentados en el banco de aquel parque.

De reojo, Ajax pudo ver como Zhongli miraba al parque siendo mojado por la lluvia. Se veía tan tranquilo, tan sereno.

—¿Por qué no vas a casa? ¿No tienes frío?—. Preguntó metiendo sus manos a sus bolsillos.

—¿No te gusta que esté contigo?—. No, en realidad no era eso.— Invítame a comer, vamos, así hablamos también—. Ajax lo observó unos segundos.

Nuestro Karma; TartaliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora