Ú N I C A P A R T E

7K 406 24
                                    

Sus manos sostenían el arma. Estaba lista. ¿Lo haría realmente? En cualquier momento, lo perdería o ganaría todo.

—Bájala. Solo escúchame un momento, no te pido más. —La rubia sollozó. Su sufrimiento era grande y doloroso. Sin ser realmente tuyo, solo con ver su mirada podías sentirlo.

En todos sus años existiendo, en toda su vida como alienígena disfrazada de terrícola, jamás había sentido tanto dolor. ¿Era ese el dolor de un corazón roto? ¿Podía ser tanto que hasta se sintiera físicamente?

—Aléjate de mí. ¡DÉJAME EN PAZ, KARA!

—Lena... —su voz temblorosa resonó en la habitación. Jamás había sentido miedo y por primera vez, después de ver al amor de su vida con un arma cargada de lo único que podía matarla, se sintió aterrada.

—SOLO DÉJAME TRANQUILA. —La voz de la ojiverde también se entrecortó y sus manos con el arma temblaron. Nadie dijo que sería fácil apuntarle al amor de tu vida. Sin embargo, para Lena la traición tenía más peso en su corazón.

—Solo escúchame, un momento. Y luego me iré —suplicó.

—¿Para que me hagas más daño? ¡Claro! —rio irónicamente.

Sin saber qué más hacer, la kriptoniana se fue acercando lentamente a donde Lena se encontraba. Eran pasos discretos, casi impredecibles, pero la ojiverde sí los notó y su susto al darse cuenta la obligó a cargar el arma.

—¿Qué está haciendo? —preguntó Brainy desde la base central de la DEO.

—Está a punto de cometer suicidio —respondió Alex.

El corazón de Lena latía a mil por hora, Kara era capaz de percibirlo. En cada paso que daba, el nerviosismo de Lena incrementaba. Realmente no quería lastimarla. La amaba. Incluso sin habérselo dicho a la cara, sabía que la amaba como no había amado a nadie antes.

—No te acerques más o dispararé, Kara.

—Puedes odiarme lo que quieras, Lena. Pero ambas sabemos que tu corazón es tan puro que jamás me lastimarías o harías daño intencionalmente —fue la respuesta de la ojiazul mientras continuaba acercándose.

¿En qué momento llegaría a Lena? Parecían kilómetros de distancia cuando en realidad eran solo unos cuantos metros.

—Kara... —susurró rendida. —No me hagas hacerlo. Por favor.

—Te amo.

—¿Qué? —Lena había esperado todas las posibles respuestas del mundo. Sin embargo, esas dos palabras jamás cruzaron por su mente, no las esperaba para nada.

—Fui una idiota y me equivoqué. Traicioné tu confianza, jugué con tus sentimientos y te mentí. Eso lo sé. Y créeme que jamás me arrepentiré de algo más en la vida que de haberte herido, Lena. Si tengo que suplicar por tu perdón, te juro que lo haré. Pero, te lo suplico, detente ya. —La kriptoniana siguió caminando hacia la empresaria haciendo que esta volviera apuntarle.

—Kara, en serio no quiero hacerlo —sollozó y limpió sus lágrimas con su mano izquierda, la que estaba libre del arma de Kryptonita.

—Lo sé. Non Nocere, ¿no? —dijo con una cálida sonrisa, y añadió: —Quiero que me escuches, ¿sí? Me disculparé cada día del resto de mi vida hasta que te sientas lista para perdonarme por lo que te hice. Te juro que lo haré. Solo necesito decirte que te amo y jamás me disculparé por eso, ni por cuidarte, menos por protegerte si está en mis manos hacerlo —soltó con la voz entrecortada y una sonrisa que se apagaba mientras más se acercaba —¡Oh por Rao, Lena! Hoy me equivoqué. Creí que te estaba protegiendo, realmente lo hice y sé que reduje tu valor como persona a lo que en realidad era inseguridad y mi miedo de perderte. Fui egoísta y soy consciente de eso pero te suplico que no hagas esto. Te conozco y sé que jamás te lo perdonarías, sé que no podrías vivir contigo misma sabiendo lo que hiciste. —Kara era alienígena, no podía sudar. Pero ahora vaya que sentía que estaba transpirando como nunca.

NON NOCERE | SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora