Prólogo

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—¿Estás seguro de esto Trolli?—preguntó una vez más el chico castaño.

Esta era la tercera vez que Mike preguntaba lo mismo y a Trollino le empezaba a fastidiar ese asunto, a veces le sacaba de sus casillas lo quisquilloso que podía llegar a ser. Y no es que lo odiaba, simplemente no le gustaba tanto esa parte de él.

Pero Trollino no iba a ponerse enojado por el comportamiento de su "crush", tenía que ser paciente. Así que solamente suspiró y dirigió su mirada a los ojos marrones de su contrario.

—Querido Mike...¿Cuándo he tenido malas ideas?—le apretó suavemente de los hombros y le sonrió dulcemente.

—Desearía ser tan confiado como tú—le miro sarcásticamente y luego le sonrió, recibiendo una mirada fulminante del más alto.

Mike no podía ser el más tranquilo cuando se trataba de Trollino, siempre le gusta fastidiar al mayor con sus comentarios fuera de lugar o sus múltiples travesuras. Nunca había entendido esa actitud que tomaba hacia Trollino, pero no le daba mucha importancia al asunto.

Aunque Mike sabía cuando detenerse para que el "vinagrito" no se pusiera muy enojado.

Al ver la cara de enfado del peli negro, Mike sonrió de forma burlona y se abalanzó sobre Trollino, rodeando con sus brazos el cuello del mayor. Atrapandolo en un dulce abrazo.

Trollino no reaccionó y Mike supo que había evitado una "Trolli-catástrofe", se separó y vio que el ceño fruncido de Trollino desapareció casi al instante.

—Perooo, me alegra la idea de una nueva casa y más si la dices tú...—puso sus manos en ambos lados de su cadera y le miró sonriendo.

—¡...!—

Cuando Mike decía todas esas palabras el corazón de Trollino se aceleraba, parecían sinceras y eran solo para él. Le hacía sentir que tenía una oportunidad con aquel castaño.

—M-Me alegra que te guste—desvío su mirada avergonzado y una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

—Claro, ¿por qué no me gustarían las ideas de mi mejor amigo?—contestó alegre.

Y esas palabras fueron como un daga en su corazón, ¿cómo pudo ser tan tonto?, por un momento creyó que había una posibilidad y el castaño le recuerda la dura realidad. Y esto le  pasaba muy seguido, aún así el castaño le seguía gustando.

Su sonrisa se desvaneció y su cara volvía a tener el ceño fruncido.

—No importa, hay que decirles a los chicos—dijo molesto y empezó a caminar rápido, abandonando el lugar.

—¡Espérame Trolli!—gritó y comenzó a correr detrás del peli negro.

—¡¿Ya nos podemos mudar juntos?!—Preguntó Rius, la felicidad se podía ver en sus ojos

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—¡¿Ya nos podemos mudar juntos?!—Preguntó Rius, la felicidad se podía ver en sus ojos.

—¡Obvio!, ¡Trollino ha hecho esto posible!, ¡Es todo un genio!—gritó de emoción Mike, mientras abrazaba a Trollino.

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