Noche de verano

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Les voy contar lo que me paso en mi adolescencia, cuando apenas había cumplido los 16, cuando todavía tenía mucho por aprender del mundo y era ignorante al resto del conocimiento.

El calor y la humedad habían apresado a la luna y al cielo estrellado de esa noche, en donde uno se niega a despegarse del ventilador o el aire acondicionado. Como conocimiento universal se sabe que hay más cortes de luz en verano, no fue la excepción.

Todo era oscuridad pura, lo que más alumbraba y más brillante se veía era la luna, llena, que de solo verla te hipnotizaba, en todo su esplendor y glamour. En ese aburrimiento que surgió, una hora después de haberse cortado la energía, salí a fuera a deleitar mis ojos con el paisaje ante mí. Mientras admiraba la naturaleza a mí alrededor no me percate del ruido que hacían los árboles, primero pensé que era el viento, pero esa noche estaba tranquila, no se movía nada excepto ese árbol. No era el viento.

Como toda persona curiosa, pero que no significara que sin miedo, e ignorante a lo que pudiera aparecer, me acerque a la planta. Mientras me acercaba más ruido hacía, cuando llego al tronco me fije si en la copa de este había algún gato, en su lugar veo que se asoman unos cuernos grandes. Me río para adentro pensando que un chivo trepó el árbol y no pudo bajar. De repente el ser de cuernos me responde, "no soy una cabra, humano tonto". Obviamente salí corriendo del miedo, pero no llegue a poder entrar en la casa, que una mano me agarra del hombro y me tira para atrás. Es muy fuerte.

"¿Quién hoza entrar en mi bosque y molestar a mis creaciones?" habla el ser de cuernos que todavía no puedo ver con exactitud por la poca luz que hay y porque estoy mareado del golpe, tirado en el piso. "yo... no hice nada... se lo juro... Sr.... ¿cabra?" veo que he cometido un error muy grave al haberlo llamado cabra, porque sus cuernos comienzan a crecer el doble y me agarro del cuello de la remera, levantándome en el aire. "Ni se te ocurra volver a llamarme así, pichi huinca".

"Entonces dime que eres y si tienes un nombre" dije retándolo, cosa que no hizo apaciguar la situación ni un poco, pero no sabía de donde me había salido esa valentía, que duró muy poco. "Soy el guardián de este bosque, creador de los animales y plantas que ves a tu alrededor, y si tengo un nombre, pichi huinca, soy Cuyen, como bien dice mi nombre, soy hijo de la luna, mientras ella es más grande yo más poder tengo" me respondió de manera orgullosa y resoplando. Sus cuernos empezaron a ser de nuevo a su tamaño original, y volví a tocar el piso después de un largo tiempo de estar suspendido en el aire, que no duro mucho, porque cuando tengo miedo me transformo. El guardián sigue hablando y no se percata de mi cambio, "y dime humano, tú tienes un nom..." no completa la frase cuando descubre que no estoy entre sus manos grandes. Veo que huele el aire, me está rastreando, aleteo tan rápido como puedo, para esconderme en algún árbol, pero Cuyen me atrapa.

"Así que eres Raiquen, me di cuenta por tu olor, y el color de tus plumas, ¿Por qué no me dijiste antes que eras un ser de mi creación? No te hubiera atacado"

No entendía nada, ¿cómo iba a ser yo su creación?, si había nacido de la unión entre mi padre y madre, a menos que sea adoptado, lo que dudaba por la gran similitud y parecido con ellos. Me arme de valor y volví a mi forma humana para poder seguir hablando con el guardián. "¿Cómo es que sabes cómo me llamo si ni siquiera te lo dije?"

"Yo lo sé porque yo te nombre así, como también a montón más, parecidos a vos, sé que naciste de tus padres, pero yo fui quien le susurro en el oído a ellos que te pusieran ese nombre, no eres el único".

Después de un rato me acorde que luego de cada transformación la ropa me queda grande y se cae, le hice señas para que me pasara la ropa que quedo tirada en el piso. Cuyen entiende y me la pasa, después de eso seguimos hablando de trivialidades al azar, el miedo que sentí alguna vez desapareció, apareciendo un sentimiento de cercanía, confianza, él sabia mí secreto.

Y así pasaron varias lunas hasta que llego la luna nueva, el desapareció por un tiempo, y cuando apareció otra vez, me sorprendió con un fuerte abrazo y un beso que jamás olvidare hasta el día de hoy, fue el último encuentro que tuvimos, nunca más lo vi después de eso. Con su desaparición llegaron más cazadores al bosque, estos se empezaron a quemar, comenzó la tala indiscriminada de árboles, y la huida de los pocos pueblos originarios que quedaban.

Glosario en mapudungun (mapuche):
Huinca: denominación a personas no mapuches; hombre blanco
Pichi: chico/ pequeño
Cuyen: hijo de la luna
Raiquen: pájaro de la noche

Nota de autor: espero que les guste es mi primer cuenta, ninguno va a estar relacionado con el otro, se pueden leer de manera independiente, desde ya muchas gracias.

EnanaRulos

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