PARTE PRIMERA

334 46 10
                                    

Dejar El Dorado no era tan simple, Chanyeol sabía que extrañaría el desierto que rodeaba la ciudad, el calor de sol, los fénix y dragones yendo de un lado a otro. Despedirse de Toben, su dragón, fue probablemente lo más difícil. No importaba cuánto su primo prometiera cuidar de él, sólo quería poder llevarlo a La Capital.

La última vez que había visitado La Capital fue a sus diecinueve años, cuando los Reyes de Elyxion celebraron su matrimonio. Recuerda la incomoda camisa blanca que fue obligado a llevar y el uniforme solemne de la Casa de Fuego que tuvo el honor de utilizar por primera vez. Apenas y recuerda mucho la ceremonia o la fiesta después de ella, su mirada se perdía todo el tiempo en el apenas nombrado Rey Consorte, en su incomparable belleza y su permanente tristeza.

Cuatro años después el viaje en tren a La Capital seguía siendo aburrido, aunque amara el desierto, no ofrecía un panorama muy diverso las primeras dos horas del viaje. Sin embargo, entrar a las tierras de La Capital era algo completamente nuevo. Dominado por la combinación de todas las casas, La Capital poseía lagos, bosques, dunas y hermosos paisajes. Sin embargo, sabía que no podría disfrutar mucho de ello durante su estadía.

Gracias al nombramiento de su padre como Embajador de El Dorado, a Chanyeol se le permitió ingresar a la Escuela Militar Real, aquella destinada a proteger Elyxion y a la Familia Real. Sólo los mejores de las Escuelas Militares de cada ciudad podían ingresar ahí, con excepción de los Hijos de la Tierra. Estos eran profundos pacifistas y preferían vivir protegidos por el bosque y la magia con la que algunos de sus habitantes habían sido bendecidos.

Una vez que pudieron bajar del tren, fueron recogidos por guardias del Palacio, quienes pusieron sus cosas en grandes camionetas blindadas.

El Palacio Real de Elyxion era un gran complejo, casi como un pequeño pueblo dentro de la ciudad. Ahí vivían los embajadores, la familia del Primer Ministro, los guardias de palacio y, por supuesto, los reyes. El Castillo quedaba casi al final del complejo, con sus propias zonas de esparcimiento y un gran jardín. El Rey Consorte era un Hijo de la Tierra, por lo que con frecuencia se podía ver a animales transitando por las dependencias del Palacio. Chanyeol no podía olvidar el susto que pasó durante su última visita en que un gran tigre se le apareció en medio del bosque, él nunca había visto uno de verdad antes.

Como se esperaba, todo seguía igual a como lo recordaba. Por suerte, la casa en la que vivirían por al menos los próximos cuatro años estaba junto al Castillo, eso significaba que Chanyeol podría escabullirse hacia el lago una vez que terminara de desempacar.

"Padre, ¿puedo ir a recorrer el Palacio?" Preguntó cuando todas sus cosas estuvieron casi en su lugar, apenas había sacado su uniforme solemne para poder tomar una ducha y vestirse inmediatamente para la cena que tendría lugar en un par de horas más.

"No lo sé, Chanyeol. En cualquier momento vendrán a buscarnos para la cena con los Reyes." Dijo su padre, mientras ordenaba su nueva oficina.

"Estaré allí para la cena. Llegaré directamente si se me hace tarde." Prometió.

"Está bien, hijo."

No tardó un segundo en comenzar a moverse, saliendo pronto de la casa y escabulléndose al interior del bosque detrás de ella. El aroma le recordaba su misión a The Forest, la ciudad donde habitaban los Hijos de la Tierra, rodeado de un frondoso bosque que parecía sin final, donde cualquiera que intentara llegar sin invitación podría perderse. No importaba la estatura de sus habitantes o su delicada belleza, su fuerza derrotaría a cualquiera y su bendición mágica podía contra cualquier arma.

No era difícil pensar que este bosque existía gracias al Rey Consorte, todos los Hijos de la Tierra siempre estarían protegidos por ella, y debían estar rodeados por ella para poder mantener su fuerza y magia latente. Al final del bosque, un brillante lago le esperaba. El Rey, Hijo de las Aguas, cuidaba los límites del bosque, al otro lado de éste, montañas de rocas separaban al Palacio Real del resto de la ciudad.

King Consort (CHANSOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora