Cuando la vida nos separe.

El Sueño de toda Chica

                ______Día 125______

¿Será oportuno que diga lo qué hoy en día eran mis sueños?

De igual forma los diré...

Siempre pensé que tendría una gran familia, con cinco hijos jugando en el ante patio y en la alberca de nuestra casa de verano, aquella que mi padre me regalaría por contraer matrimonio.

Donde acudiría a cientos de festivales de día de las madres, aplaudiendo y bailando las canciones que mis hijos bailarán arriba del escenario, avergonzándolos por completo hasta su etapa universitaria, grabando cada momento, reviviéndolos en cada navidad.

Aquel fiel compañero que dedicaría el resto de nuestra vida en viajes interminables por todo los continentes posibles.

Disfrutando nuestros primeros nietos,
Bailando aquel vals lento en la boda de nuestros hijos.

Aquellas tardes de playa donde todo era perfecto, hasta los rayos del sol.

Aquellos regalos de noche buena, la llegada de año nuevo.

Cada etapa de mi vida capturada por fotografías, que serían enmarcadas en nuestra pared al filo de las escaleras.

Es lo que toda chica tal vez sueña, es lo que tal vez en algún momento quise, pero hoy solo tengo 125 días, una cámara fotográfica Pentax K1000 y un poco de cocaína para pasar el rato, mientras llega el dealer por su dotación de sexo a cambio de un poco de hierba y polvo blanco.

Así era mi vida, una destrucción total, una aberración.

El único consuelo que me puede quedar es tener, esta belleza que dentro de unos días los gusanos disfrutarán en un enorme banquete, claro si no mueren intoxicados también, quedando intacta mi piel.

Lo qué es poco probable, esa carroña come lo qué sea.

Pero la verdad me aterra la idea de ser devorada por ellos.

Tengo miedo, lo admito.

Hoy solo tengo un sueño, el poder haber hecho las cosas de manera distinta.

Haber ido aquel consultorio a tiempo, tal vez todo sería distinto.

Pero no hay vuelta atrás.

Solo queda vivir este presente que se niega a retroceder.

El saber que se restan días a mí, calendario de vida, me derrumba más qué estas dosis a las cuales ya estoy acostumbrada.

Perdón padre por todo lo qué te causé, no merecías esto de mi parte, pero lo menos que buscaba era qué vivieras mis días llenos de agonía.

Perder a mamá fue más que suficiente, sé qué no podrías con esto.

Es por eso que hui.

Refugiándome a cientos de kilómetros, donde nadie me conociera, viviendo mis días en un abandonado centro comercial de una ciudad olvidada.

Como tarde o temprano me ocurrirá, seré objeto de olvido.

Encontrar trabajo en una funeraria fue sencillo, al plantearle al dueño mi situación no dudo en darme el trabajo, al menos tendría comida y podría ducharme al acabar el día.

Y por supuesto un descuento, cuando mi cuerpo fuera el qué estuviera en aquella plancha.

Dom, era frío en su trato conmigo, pero sentía que en momentos se desbordaba al saber qué moriría.

La verdad no sé por qué tuve este arrebato de trabajar en este lugar, me causa náuseas la sangre y asco ver extremidades mutiladas y molidas.

Al fin de cuentas éramos objetos inertes, llenos de defectos, basura, al dejar de tener vida dentro de esta superficie superficial y capitalista.

No sé qué me causa ahora más asco.

Este no era el sueño de toda chica, lo sé, pero ahora era el mío, lograr ser fría y objetiva.

Pero llegó él, derribando mis muros de contención.

Como el Titanic contra el iceberg, donde por supuesto el barco era yo.