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Narra Ester

Dormia placidamente en mi bolsa de dormir, hasta escuchar como la alarma de mi teléfono hizo eco en la habitación, la apague y arregle un poco la que era mi cama temporal hasta que llegará la nueva, me alegre al sentir el aroma a tostadas francesas pero sabía que mi mamá no me dejaria comer hasta que estuviera arreglada, hoy empiezo clases y estoy segura de que querra que llegue lo más puntual posible, así que sin más me fui a darme un baño y luego de salir me vestí con algo cómodo, un top manga largo señido colorido con unos jeans sueltos y tenis blancos, algunos pensarian que intentaria lucir como modelo porque es mi primer día pero además de que me tardaria mucho, creo fielmente que si te sientes bien con lo que usas irradiaras comodidad y buena energía.

Una vez vestida, me acerco a mi tocador y empiezo a cepillar mi cabello,  creció un poco desde que decidi cortarmelo hasta los hombros hace unos meses, solo los pasa por unos 3 dedos de largo pero esta lindo, luego me maquillo nada del otro mundo, algo de corrector, máscara y labial al estilo asiático.

Listo ¡Por mis tostadas!

Tome mi mochila que prepare la noche anterior y baje las escaleras, abajo pude percibir un buen ambiente, mi padre tomando café y comiendo tostadas, mi hermano menor jugando con sus carritos de juguete y mi mamá sirviendo mi desayuno.

-Buen día– Dije recibiendo la misma respuesta de parte de mis padres– Hola mi cachorrito hermoso– Dije mientras tomaba a Félix, él solo tiene 5 años, y es mi pequeño travieso, es prácticamente una versión física mía en miniatura pero su cabello era más claro casi rubio a veces es todo un fastidioso pero es mi fastidioso y es mi pequeño amigo.

‐Teri– Dijo poniendo sus tiernas manos en mis mejillas mientras se reia de las caras que le hacia

-Cariño aquí está tu desayuno, ven y trae a Félix– Le hice caso a mi madre y lleve a Félix de la mano hacia ella en la mesa mientras yo me sentaba y comia y platicaba con mis progenitores

Eleonor y Alexander Lacerta, mis padres, siempre han trabajado duro para que mi hermano y yo vivamos de la mejor de las maneras, ahora gracias al esfuerzo, dedicación y fé de ambos mi padre ha sido asendido y nos hemos mudado a la capital, él trabaja en una empresa de productos naturales y fue un gran apoyo para impulsar la marca y mejorar la cálidad. He venido antes ya que tengo familia aquí y siempre me ha parecido un lugar interesante, el pueblo donde vivia era lindo pero este es un terreno bastante diferente que quiero explorar más a fondo.

-Ya termine– Dije limpiandome con una servilleta y levantandome– Creo que ya es hora de irme– Dije dandome cuenta que en serio ya era hora de ir a la nueva escuela, sentí un poco de nerviosismo

-Tranquila hija todo saldrá bien– Dijo mi papá dandome una sonrisa tranquilizadora, voltee a ver a mi madre y esta solo movio su cabeza afirmando lo dicho por mi padre

-Está bien, los quiero, bye– Dije tomando mis cosas y llendo hacia la puerta por donde salí

El Instituto no estaba lejos así que caminar era la mejor opción además podría conocer algunos lugares, se me hizo un poco raro ver algunos locales en donde la mayoría de los trabajadores estaban muy al pendiente de las TV o radios ¿Hay algo pasando actualmente? ¿Un día festivo? ¿Algún Decreto importante? A pesar de causarme intriga debia seguir el camino a la escuela y aunque a veces podia sentir miradas en mi pense que seria por ser nueva en la ciudad, pude divisar una pequeña tienda de viveres así que decidí comprar algo solo estaba una señora de unos 50 años, de figura regordeta y cabello teñido de rojo en la barra anotando algo mientras su radio yacia a su lado.

‐Buen día– Dije haciendome notar

-Oh buen día cariño ¿en que puedo servirte?– Dijo la señora con una sonrisa

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora