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Me separé de Changbin y le volví a mirar a los ojos y sonreí. Lo acepté, Changbin era mi tipo. E iba mucho más allá del físico. Changbin era Changbin, era una persona hermosa tanto por dentro como por fuera y me sentía afortunido de ser yo quien pueda verlo tal y como es.

-Me tatuaré uno de ellos.- Dije. El pelinegro me miró sorprendido.

-¿No te daban miedo las agujas? El día que llegaste, tuvieron que darte un vaso de agua para que no te desmayaras.- Rió. Yo le dí un pequeño golpe en el brazo.

-Sí, me dan miedo. Son terroríficas, creo que las creó satanás para torturar al ser humano.- Bromeé.- Pero realmente quiero recordar este día durante el resto de mi vida.

-Está bien.- Sonrió. Agarró el papel y se levantó de la silla.- Lo guardaré. Cuando te veas preparado, dímelo. Sería un placer ser yo quien te haga tu primer tatuaje.

Me levanté de la silla igual y le ayudé a recoger el lápiz y la gome, guardándolos en el cajón de donde los sacó.

-¿Quieres ir a cenar algo?- Preguntó Changbin, yo asentí con mi cabeza.

-Pero que no sea aquella cafetería a la que vais siempre, por dios. Me sé ese menú mejor que las tablas de multiplicar, y no voy en broma.

-Tranquilo, te creo.- Reímos.

Changbin cerró la tienda y encendió su moto. Sonreí ilusionado, me encantaban las motos. Pero más me encantaba poder estar con Changbin.

-¿Te he dicho lo mucho que me gustan las motos? Me dan ese sentimiento de livertad que un pollito como yo necesita.- Sin esperar una respuesta, me agarré a su cintura, entrelacé mis brazos y apoyé mi cabeza en su espalda.

-Tendré que ir comprando un nuevo casco.- Sonrió mientras se ponía el suyo.

Arrancó la moto. Hacía buena noche, no había una nube en el cielo. ¿Acaso entrabamos ya en primavera si apenas había terminado otoño? ¿O simplemente era la sensación de un nuevo comienzo?

En unos pocos minutos de silencio agradable, Changbin paró en un restaurante. No era como los que solía ir con Chan. No era mejor, ni peor. Era diferente. Pero el poder ir con él esta vez, lo hacía mejor sin duda alguna.

Changbin se quitó el casco y me ayudó a bajar de la moto.

Entramos a quel restaurante, no estaba muy lleno pero tampoco vacío. Había un buen ambiente y había varias estufas manteniendo una tempratura cálida. Decidimos sentarnos en una de las terrazas.

Inspeccionando el lugar, me alegraba de haberme vestido algo más formal hoy. Hubiera sido extraño si llegara aquí con un chandal y chanclas con calcetines. Incluso dudaba que me dejaran entrar.

-¿Te gusta la pizza?- Me preguntó.

-No, me da mucho asco. Veo una pizza y me dan ganas de pegarle. No entiendo por qué a la gente les gustan las pizzas, yo creo que las pizzas no merecen derechos.- Bromeé sarcasticamente, Changbin rió.- Hombre, a quién no le gusta la pizza. Vaya pregunta.

-¿Pizza con piña?- Bromeó.

-No irás en serio. Eso es una tarta, no una pizza.- Conesté.

-Sabía que podía confiar en tí. ¿Cómo es que sales con Chan si él sí toma pizza con piña?

Al escuchar aquello reí. No teníamos nada en común aún así, llevabamos casi un año juntos. Había veces dónde él pedía la cena y yo tenía que cocinarme algo a parte porque nunca nos gustaban las mismas cosas.

-Honestamente, supervivencia al máximo.- Ambos reímos.

A los pocos minutos llegó un camarero y cada uno pidió su cena. Fueron bastante rápidos y la comida estaba bastante buena. Además de que fue bastante barato. Insistí en pagar la cena, pero él quería pagarla. Al final decidimos dejarlo a medias.

Después, me llevó en moto hasta mi apartamento.

-Me alegro de haber venido hoy.- Confesé.- Si no hubiera sido por tu mensaje, ahora mismo estaría en el sofá de casa con mi camiseta llena de lágrimas de Seungmin después de ver Titanic por décima vez.

-El placer es mío.- Bromeó.- Y Titanic tampoco es una película muy buena.

-¡A que no! Yo hay cosas que no comprendo...- Ambos nos reímos y prodecimos a despedirnos.

Me acerqué a él y le abracé durante varios segundos. Amaba abrazarle, se sentía diferente a abrazar al resto de personas. Y era normal, no solo era la persona a la que amaba, pero Changbin era único.

Comencé a caminar hasta la entrada de mi piso, pero en la puerta me paré y me giré.

-Changbin.- Le llamé. Él me miro.- Cortaré con Chan. Y creeme, no es por tí. Es por él.

Sabía que Changbin no quería arruinar lo mío con Chan, pero aquello ya estaba arruinado  desde hace tiempo.

El afirmó con la cabeza y se volvió a despedir con la mano. Yo entré a mi apartamento.

Me quité los zaparos y revisé la hora, ya eran las dos de la madrugada. Caminé lo más silenciosamente que pude a la habitación de Seungmin y la abrí, efectivamente estaba dormido. Cerré la puerta y caminé hasta mi habitación, esta vez para cambiarme y caer dormido.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2020 ⏰

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s𝗜𝗡𝗞ing | CHANGLIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora