Un amor no nace sin tres pasos que se dan antes de las doce. El primer paso queda marcado en el reloj de arena robado una noche de pies ligeros en la tienda de los enamorados. El segundo paso, le sigue las huellas a la primer mirada entre los amantes. Y las que siguen, quedan anotadas en el libro que no se cierra hasta que los que se aman, den vuelta la siguiente página. El tercer paso transforma. Vuelve a las historias de amor en recetas de cocina, las vuelve canciones o poemas que van de boca en boca y se dedican; las convierte en audios de whatsapp, en posteos de redes sociales, pero nunca las puede transformar en desmemoria.
