Un mal día.

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Akutagawa estaba acostumbrado a estar de mal humor o como lo llamaría el su estado normal, estaba frustrado por fallar una vez más en captar a hombre tigre, si no fuera porque Atsushi siempre sacaba un poco más de fuerza de dios supiera donde lo habría cazado hace tiempo, pero simplemente esto no se le daba, sumado con el odio infinito que sentía al saber que Dazai lo prefería y hasta lo había llamado su mejor subordinado.

Continuaba rabeando mientras rellenaba el informe para hacerle conocer a su jefe como había transcurrido todo en el último fracaso cuando pensó en su propia subordinada; Higuchi había estado toda la mañana ausente y este era su trabajo, cuando llegara le enseñaría quien era el que mandaba, estaba cansado de recordarle que él no necesitaba ayuda y cuando realmente la necesita ella se daba el lujo de andar desaparecida, de pronto la vio cruzar la puerta de esa roñosa oficina en la que se encontraba con muy mala cara.

-¿Estas son horas de llegar al trabajo?-sinceramente no tenía ganas de hacer nada más que odiar al hombre tigre en estos momentos y se lo cobraría con su subordinada- Te estoy hablando.

-Si lo escuche, senpai- dijo cortante sentándose frente de él.

-Pero que...- jamás le había contestado en ese tono y estaba bastante cabreado como para aguantarla se levantó de su asiento acercándose a la rubia para bofetearla pero sucedió lo insospechado.

-No, senpai- detuvo su mano antes de que contactara con ella – Hoy no estoy de ánimo para aguantar golpes por su ineptitud con Atsushi Nakajima.

-En verdad quieres morir –su aura se oscureció aún más – ¡Rashomon! -dijo enojado mientras su abrigo se transformaba en una especie de lanza puntiaguda lista para atacar sin embargo su subordinada le disparo al pedazo de tela viviente- ¡Pero que pasa contigo!

-Dije que hoy no Senpai, estoy cansada de ser el objetivo de sus desquites- se levantó de la silla encarándolo, era la primera vez que Akutagawa la veía tan enojada, de hecho jamás la había visto enojada pero esta vez parecía furiosa y eso lo tenía confundidisimo –Me llevare los papeles para rellenarlos en otro lugar, con usted no se puede hablar.

Y paso del enojo más poderoso a la incertidumbre total, a su lado tenía la pequeña cabeza de Rashomon como si estuviera mirándolo en busca de explicaciones, estaba confundido, enojado pero sobre todo intrigado.

-¿Qué demonios fue eso?

No podía quedarse así por lo que siguió los pasos de Higuchi hasta otra oficina roñosa viendo como esta refunfuñaba mientras se quitaba la chaqueta de su traje y tiraba todo el papeleo sobre el escritorio suspirando cansada cuando lo vio atravesar la puerta y rodo los ojos.

-¿Pero que mierda te pasa a ti?- se acercó enojada golpeando el escritorio.

-Nada de lo que usted deba enterarse, senpai - aclaro tratando de ser cortes con el poco de paciencia que le quedaba –Tengo trabajo que hacer, así que si no va a matarme ¿Puede dejarme sola hacerlo?

-¿Acaso fuiste poseída por alguien con habilidades? Escupe, ¿Qué es lo que te tiene así de irritada?

-¿En verdad quiere saberlo? –Esta vez fue Akutagawa quien rodo los ojos –Bien, conste que le dije que esto es algo que no querría saber.

-Dilo de una vez, mujer.

-Estoy con mi maldito periodo y me duele como el infierno mismo –explico –Mis pastillas para el dolor se acabaron y la farmacia estaba cerrada de camino al trabajo.

-¿Per... periodo?- estaba algo confundido, sabía que había escuchado de aquello en algún lado, tenía vagas referencia- Que es eso...

-¿¡ENSERIO!?- se llevó las manos a la cabeza – ¿Acaso jamás vivió alguna experiencia así con Gin?

Ignorante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora