Heather 🥀

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6:30 p.m. Martes, tres de diciembre.

Jimin y Yoongi habían sido amigos desde que tenían memoria. Aunque Yoongi era un año mayor, la edad nunca fue un impedimento para llevarse bien con Jimin.

Se querían, por supuesto que sí, Yoongi había amado toda su vida a ese pequeñín de cabello rubio, como un hermano menor o como un mejor amigo a quien recurrir cuando algo pasaba. Era una relación de hermanos, un lazo que jamás se rompería, pues su amistad valía más que cualquier otra cosa.

O al menos así lo interpretaba el mayor, pues los sentimientos de Jimin eran completamente contrarios.

Estaban echados en la cama del mayor, cuyo cabello color azabache estaba despeinado y sin una forma concreta. Las sábanas estaban destendidas y todo el cuarto estaba hecho un desastre, el sol se ocultaba con rapidez y el cuarto quedaba únicamente iluminado por la luz de la tenue lámpara de noche que Yoongi usaba cuando dormía.

Normalmente a su madre le daría un infarto si viera que había alguien en su cuarto, estando el espacio en estas deplorables condiciones, pero se había dado por vencida cuando se trataba del rubio, pues Jimin era casi de la familia.

El pelinegro observaba su celular con atención, mirando cualquier cosa que apareciera en su feed de twitter, sin prestarle completa atención a su mejor amigo. El contrario lo miraba, recostado en la cama con el pecho en el colchón, sus codos apoyados en este de igual forma y sus manos sosteniendo su mentón; miraba con atención el celular del otro, esperando a que apareciera algo llamativo.

Era una tarde aburrida en diciembre, dio una vuelta y apoyó la espalda de lleno en el colchón, mirando al techo y resoplando con un puchero.

-Me muero del frío, odio diciembre -se quejó levemente el rubio, intentando captar la atención de su mejor amigo-. ¿Cómo hay gente a la que le gusta? Preferiría sudar como cerdo porque con una ducha todo pasa, ¿pero qué haces cuando tienes frío? -resopló, apoyando esta vez el costado izquierdo de su cuerpo en el colchón para poder mirar a Yoongi.

-Nunca entendí tu obsesión con el verano -Yoongi rió, sin quitar la vista de su celular-. Cuando tienes frío te pones un suéter, toma uno de mi armario y ya -Esta vez lo miró, señalando con la vista al armario en su cuarto, en el cual las prendas estaban amontonadas una sobre la otra sin un orden específico.

-Bien -Jimin se levantó de la cama con cierta emoción (que no demostraría) y tomó el primer suéter que tuvo a la vista, pues era el favorito de su amigo y tenía su olor natural: café y lavanda. No lo olió para no ser muy obvio, sólo se colocó el suéter color beige y volteó, posando de forma exagerada con una mano en su cintura para que su amigo viera cómo le quedaba.

-Te ves precioso -lo halagó, apagando el teléfono y tirándolo sin fuerza a alguna parte de la cama-. Luce mucho mejor en ti que en mí.

-Por supuesto que no -negó con gracia-. El beige es tu color, no el mío.

-Como tú digas -Yoongi aceptó el halago, pensando aun así que le quedaba mejor a él-. Salgamos un rato, ¿quieres? -habló, sentándose en la cama.

Jimin negó y ambos salieron.

Si Yoongi supiera cuánto le gustaba...

Pero podía verlo en su mirada cuando ella caminaba cerca.

~🥀~

7:30 a.m. Miércoles, cuatro de diciembre.

Ambos estudiaban en la misma preparatoria. Eran opuestos en el ámbito social, Jimin hablaba con muchas personas, mientras que Yoongi era más callado y reservado con los demás. El rubio tenía cierta fama en el colegio, era apodado "el niño prodigio", pues iba un año adelantado a los de su edad gracias a un salto de grado que dio hace años.

Heather; Yoonmin 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora