𝕿𝖍𝖊 𝕯𝖊𝖆𝖙𝖍, 𝖙𝖍𝖊 𝕶𝖓𝖎𝖌𝖍𝖙 𝖆𝖓𝖉 𝖙𝖍𝖊 𝕸𝖆𝖎𝖉𝖊𝖓

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#SAOFickers

#KiriVeggieAwakening

Kirito debe salir victorioso de... que su mejor amigo ponga los ojos en la misma mujer.

Spin-off

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SCAPEGOAT

The Death, the Knight and the Maiden

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El príncipe de Aincrad estaba molesto, una vez más.

Se encontraba en la cocina secundaria del Palacio Rubí, sentado en una de las mesas de la sala de repostería. Sus pies colgaban en el aire y se movían en un vaivén mientras observaba a su diosa moverse de aquí para allá.

Era su cita y Asuna ya había decidido que hacer esa noche: preparar pasteles de miel, los favoritos del príncipe. Y no le incomodaba estar con ella en la cocina, pero lo cierto es que nunca pensó que Eugeo estaría con ellos toda la noche. Eso sí le molestaba y no es que no gustara de su compañía, se trataba de su mejor amigo, pero... ¡ese era su tiempo de calidad!

Se suponía que esa noche estaba destinada para que los dos pudiesen pasar más tiempo juntos y así convivir y conocerse más a fondo y prepararse para todo lo que estaba por venir: el matrimonio. Porque Kazuto estaba seguro de que Asuna, luego de algunos años insistiendo, finalmente aceptaría convertirse en su reina. Pero también sabía que eso no iba a ser posible ¡sí Eugeo los seguía a todos lados como una sombra! Y vaya que llevaba algún tiempo haciéndolo.

Frunció el ceño y miró a su amigo cargar un enorme costal de harina. Esa noche se había ofrecido para ayudar en la cocina y ella, con algo de pena, no se negó.

Obviamente, era Asuna siendo Asuna. No importaba quién se acercará a ella, vampiro o ganado, su corazón era tan grande y afable que aceptaba cualquier muestra de afecto.

Por su parte, él sí se había negado a participar en la elaboración del pastel, quejándose por el terrible dolor de cabeza que padecía desde el amanecer. De todos modos, pensaba seguir guardando su secreto durante algunos años más. Ese en el qué no se libraba de los gritos de horror de Asuna por incendiar la cocina y todo lo que estuviese preparando. Sí, el príncipe llevaba meses practicando sus habilidades en cocina y obteniendo algunos resultados desastrosos, pero tenía la certeza de que estaba mejorando.

Luego de batir la harina, los huevos, la mantequilla y la miel hasta formar una masa homogénea, Asuna engrasó la bandeja circular, vertió la mezcla y la envió al horno.

–Ahora sólo resta esperar unos quince minutos para decorar la masa – indicó, aplaudiendo una vez.

–Es increíble, milady – dijo Eugeo –, sus aptitudes culinarias son excepcionales.

–Gracias, pero no lo hice sola. Tuve un excelente ayudante de cocina – respondió, sonriendo ampliamente. Eso hizo que su molestia aumentara. Estaba cansado de que Asuna sonriera para él –, y ya te he dicho que puedes llamarme sólo Asuna.

–Por lo menos, fui de ayuda y no me comí la crema para rellenar ni las galletas de decoración – soltó, mirando de arriba abajo al príncipe.

– ¿Sabes? – dijo Kazuto, mirándose las uñas con desinterés –Tal vez deberías seguir llamando a Asuna de esa manera, en cualquier momento ella se convertirá en tu reina y deberás rendirle pleitesía – Eugeo suspiró con pesadez –. Y cómo castigo por haberme acusado de comer todas esas deliciosas galletas con crema, no probarás el pastel que tanto tiempo pasaste preparando.