Capítulo 9

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Entre al salon haciendome una coleta, tome un poco de agua y comence a calentar.

Pues si, estaba en una academia de baile.

No soy tan vaga despues de todo ¿Eh?

Tal vez un poco.

—Bueno, bueno, un placer volverlos a ver, y veo algunas caritas nuevas.  —señaló el coreografo—. Pero vamos, hagamos un circulo en el suelo y conozcamos a los viejos, y nuevos.

Nos sentamos y comenzamos a hablar entre nosotros, charlaba con mis compañeros viejos que conocia desde antes y socialicé con los nuevos para hacerlos sentir a gusto.

—Pues levantense. —nos apresuro—. Hay que bailar.

Nos colocamos en nuestros respectivos campos y una canción lenta comenzo a sonar

—Hoy sacaremos a nuestra diosa interior.

—¿Usted también leyó 50 sombras de Grey? —interrumpio una chica.

—No señorita, no lo hice.

La chica se sonrojo y se volvio a esconder en su campo.

Idiota.

Tenia que recalcar, nuestro coreografo era sexy.

—Comencemos, muestrenme lo que tienen.

Juro que me encanta bailar, pero no podia pensar en mas que el idiota de Andrew que por alguna razon, me pinchaba el cerebro.

Despues de al menos 2 horas, sali toda sudada y cansada directo a mi casa, llame a un taxi y al llegar a la casa el mismísimo diablo estaba sentado en las gradas.

O Andrew, como gusten llamar.

—¿Que haces aqui? —pregunte tomando un sorbo de agua.

—Vine por mi auto.

Escupi toda el agua que tenia en mi boca y lo mire estupefacta.

—E-ese es tu auto.

—Si, gracias por robarlo.

—No lo robe, lo dejaste con la llave puesta en medio de la playa.

—¿Siquiera sabes como aparecimos ahi?

—No tengo idea. —le fui sincera.

—¿Y cuanto cobras? —se burlo de mi, mirandome de arriba abajo.

—Bien caro. —le dije cruzandome de brazos, solo llevaba un top.

—¿Un aventon? —pregunto abriendo la puerta para mi.

—¿Estas loco?

—¿Tienes miedo?

—No. —me monte en el auto y cerre la puerta de golpe.

—Estas segura que la cerraste bien. —pregunto con sarcasmo.

—No. —respondi abriendo de nuevo la puerta antes de que me detuviera.

—Dejalo asi, destrozaras mi auto.

Me rei antes de que arrancará a toda velocidad, me dio tiempo de poner la manos para detenerme de salir volando del parabrisas.

—¿Como sacaste el permiso de conducir?  —le dije poniendome el cinturon cuando vi que la aguja sobrepasaba los 120.

—Los obligue. —dijo divertido mirandome antes de que un fuerte golpe nos detuviera, habiamos chocado.

Abrimos los ojos como platos y riendo nerviosamente nos miramos los dos.

OH MIERDA

¡YO RECONOCIA ESE AUTO!

Alto Damas, Gayzone!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora