Epílogo

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Bueno con esta parte finaliza esta historia.

¡Muchas gracias por leerlo! ≧ω≦

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Narrador omnisciente

Han pasado seis años desde la desaparición de Shōto y su familia decidió darlo por muerto.

El funeral fue familiar y con un ataúd vacío. Momo se había resignado, no importa cuanto tiempo lo intentara no llegaba a nada.

Mientras en un residencia, una pareja vivía feliz. Shōto conoció a Hatsume, una chica pelirosa amiga de Izuku y al perecer, la única que sabía sobre su falsa muerte.

Ella se había encargado de instalar aquella habitación donde fue prisionero. También era la que ayudo a Izuku a fingir su muerte.

-Papá. Hay que jugar

Shōto observo a su hijo, Yuki. El niño tenía 5 años, peliverde, ojos grites, piel blanca y un par de pecas en sus mesillas. Era la adoración de Izuku.

-A qué quieres jugar cariño.

-Escondidas

-Bien, yo contaré

-¡Sí! -el niño salió corriendo

-Uno, dos, tres...

Dejo de contar en cuanto escucho la puerta abrirse, su esposo había llegado y su hijo al parecer también lo escucho, porque fue corriendo hacia la entrada.

-¡Papi llegaste!

-Hola bebé -cargó a su hijo-. Sabes, la tía Hatsume vendrá más tarde con un regalo especial.

-Adoro a la tía Hatsume -sonrió-. Papi hay que jugar.

-Claro solo dejame acomodaron las compras.

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