Capítulo 1

53 4 2
                                    

-Escucha,Edgar,escucha.Con tu indeferencia oyéndome, resultas odioso y hasta grotesco.¿Qué me importa a mí lo que tú hagas? Nada,nada en absoluto.No es por mí, por supuesto.Es por tí.¿No lo entiendes? Hace cosa de dos semanas pasé por el convento donde se halla tu hermana. ¿Sabes lo que piensa Helen de tu fama? No, no me mires con la ceja alzada. No se trata de tu fama profecional, aunque ya dudo que lo otro no sea una profesion. Helen estaba disgustadísima. Hasta aquellas cuatro paredes llegan los guiones de tus películas, tus libros, tus obras teatrales, pero también llega tu fama particular. Se sabe todo. ¿Entiendes eso? Un hombre solo no puede, en modo alguno, hacer lo que tú haces. Se expone a que se conozca de él, como se conoce de ti, cada suspiro que exhalas todos los días. A cada hora que te acuestas. Cada...
Edgar bostezó...
   Se hallaba tendido en un diván, las rodillas encogidas. Un pie estirado sobre la mesa de centro. Un pitillo en una mano, el vaso de whisky en la otra...
-¿Quieres callarte de una vez, Jan?
El aludido descruzó una pierna y colció a cruzarla nerviosamente.
-Te aprecio-farfulló-.Por eso... me duele lo que haces.
Edgar no cambió de postura.
Desde el otro extremo del estudio, donde Gail ordenaba unas cuartillas, pudo ver perfectamente a los dos amigos.
Un gran espejo sobre la repisa de la chimenea, sin girar en su sillónni apartarse de la mesa, ni dejar de hacer su labor, podía verlos a los dos perfectamente, reflejado en el azogado vidrio.
A Jan, médico de profesión, íntimo amigo del jefe, rubio, los ojos claros, la expresión bonachona. A Edgar, el famoso autor polifacético, tendido en el diván, la mirada indiferente, la ceja alzada, fumando a pequeños intervalos, bebiendo su whisky con hielo y soda... También rubio, de un rubio oscuro, casi cobrizo. Losojos verdes, brillantes, firmes y a la vez de exprecion cínica.La boca relajada, el labio inferior algo caído, los dientes blancos e iguales... Moreno de piel, nervudas las manos...
-Sabes lo que dice tu hermana?
-Helen- rió Edgar tranquilísimo-. ¿Porque la sacas a la colación en este simple entierro? Yo enciendo las velas, las apago y tapo el cadaver. ¿Tiene usted algo que objetar?
-Gail- saltó Jan-. ¿Lo oye usted?
Era lo peor que le doctor Jan Kahn tenía.
Que siempre, cuando le echaba un sermón a su amigo Edgar, recurría a ella con el fin de que le ayudase.Pero ella era demasiado inteligente para decir ni pío.
Allá ellos. Y, por otra parte...,¿ no sabía ella mucho más de Edgar que el propio amigo?
-Gail, dígale usted a este loco que se debe de tener más conciencia.
Edgar decidió incorporarse.
Era altísimo.
Por eso, cuando se ponía de pie con lentitud, y el Edgar todo era lento, daba la sensación de que se doblaba.
-Edgar- casi gimió Jan-.Por ahi dicen que te vas a casar y no es cierto.Cualquiera que te conozca un poco, sabe que eso no es posible, porque tú harás de todo menos perder tu libertad.
Edgar se volvió hacia él.
Ya etaba de pie totalmentey parecía que su cabeza iba a tocar lámpara.
-Justo.Tú lo has dicho.No voy a perder mi libertad, pero posiblemente me case
.Mentira .Aún si fuese cierto... Pero asarte tú... No lo puedo creer. ¿Por qué no dejas en paz a las mujeres? ¿Sabes cuántas te achata el vulgo?
Edgar fue hacia el mueble bar y tranquilísimo, abrió sus dos puertas de resorte.
Tomó una botella de la estancia y con ella en la mano se volvió hacia Jan.
-Yo no tengo la culpa que tu forma de ser te obligue a esto, a vestir la bata por la mañana, te pongas tus gafas tan monas y te dediques a curar heridas tan supurosas. La vida para mi es algo mas que una simple supuración, que una novela, que un guión, e incluso que una obra teatral con éxito. Para mí, es la vida, chico. ¿Cuantas vidas tenemos? Oh, si yo pudiera decir << Como tengo siete, con esa puedo hacer lo que se me de la gana>>. Pero no. No tengo mas que una y pienso aprovecharla al maximo.
-Compromentiendo a una chica decente?
-¿Qué entiendes tú como decencia, Jan? O eres un ingeno o has nacido con mil años de retraso.Loque quiere decir que ambas cosas te perjudican.
-Gail-Volvió a gritar Jan-. ¿Quiere usted ayudarme?
Edgar se echó a reir
Si algo le sacaba de quicio es que Jan discutiera con él delante de su secretaria, y a la par pidiera su parecer.
Por eso se volvió hacia su amigo.
-¿Quieres dejarla en paz? ¿Que sabe ella de todo esto? ¿Y que le importa a ella lo que yo haga? Ya te dije que tengo una vida únicamente, y que no pienso desperdiciarla como tú haces. 


N/A
Holaaa este es el primer capíulo, espero que les guste. A medida que vayan leyendo van a ir entendiendo la hisoria asi que no se preocupen se no la enienden ahora. Bss
        Atte: Sool ヅ

Siempre Estuve A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora