Cada día a las 3 de la tarde entras por esa misma puerta, con tu libro en la mano y te sientas a leerlo, posado en una mesa, mientras tomas tu café.
Quiero pensar que en algún momento me llegaste a observar, claro, como no fijarte en la mesa de enfrente.
Día tras día, llegabas, tomabas tu libro y lo leías, me agrada como tu rostro forma diferentes gestos por la historia, uno de sorpresa cada vez que toma un giro inesperado, o uno de disgusto cuando la trama se pone muy intensa.
Todos los días te observaba, sin ser algo acosador, como tus labios le dedican una sonrisa a la mujer de la cafetería al entrar, como tus mejillas regordetas se inflaban por no saber que café pedir, como tus ojos viajan rápidamente leyendo los nombres e ingredientes de estos mismos. Y algo aún mejor, amabas leer.
Me agrada saber que tienes buenos gustos en libros y en cafés.
Habían pasado casi dos meses, en los cuáles solo habíamos cruzado una cuantas miradas, acompañadas con sonrisas de amabilidad, nada más.
Me tenía que armar de valor para poder hablarte y así lo hice, ensaye un poco lo que dirá, algo como una presentación finalizando con un te amo, ¡¡Dios no!! Claramente no podía decir eso.
Había llegado a la cafetería unas horas antes, para relajarme, y entrar en ambiente, sentirme seguro de lo que haría.
Me había arreglado muy bien ese día, algo ¿elegante?, pero sin duda era mucho solo para ir a sentarme en una mesa, mientras leía y tomaba un café.
Me tocaba esperar, esperar, y esperar, y seguir esperando; para cuando me di cuenta ya era de noche...no habías ido.
Mierda, tenía las esperanzas muy altas ese día, y el que no aparecieras me descolocó de la realidad. Pero una cosa era segura, no podía rendirme fácilmente, no cuando lo único que hacía era ansiar el día siguiente para verte de nuevo.
Uno, dos, tres días y no ibas, para ese momento las esperanzar que tenía se estaban esfumando, quedando casi nada. ¿Así se siente tu primer amor? ¿Tiene que ser tan duro cuando pasa algo malo? O ¿Solo estoy exagerando?.
Paso una semana y no aparecías, me preocupe, ¿y si algo te había pasado?
Me odio a mi mismo por no haberme acercado a ti desde un principio, si todo hubiera sido diferente ahorita estubiera contigo en donde sea que estés.
Los días siguieron pasando, y con ellos se formaban las semanas, para dar pasó a los meses, sin duda ir a la cafetería no era lo mismo, ir a está solo era crear falsas expectativas de que llegarías, entrarías por la puerta a las 3 de la tarde, pedirlas tu café y te sentarías en la mesa de enfrente para leer mientras disfrutabas de tu bebida.
En dónde quiera que estés, espero y estes feliz. Te seguiré esperando, en la misma cafetería a la misma hora.
Una cosa si es segura te buscaré y no pararé hasta encontrarte, y cuando lo haga seremos muy felices juntos.
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