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31/Diciembre/2015

El invierno comenzaba a tornarse más gélido de lo normal. La nieve comenzó a caer desde temprano provocando que las calles estuvieran escarchadas de los pequeños cristales de hielo para la noche.

La gente comenzaba a prepararse para recibir un nuevo año, deseando que nuevas y mejores cosas estuvieran por venir.

Y lo único que Beomgyu se encontraba haciendo era ver películas navideñas, solo.

Le hubiera gustado llamar a sus padres y preguntarles si podría pasar el día de hoy con ellos para no sentirse tan solo y miserable, aunque él sabía cuál sería la respuesta. No.

Su madre lo amaba a pesar de que su orientación sexual fuera distinta, pero su padre no. Su padre jamás lo volvería a aceptar como hijo.

Aunque antes nada de eso le importaba pues tenía a Yeonjun. Pero él ahora ya no estaba, él lo había abandonado dejándolo solo, ignorando completamente los sentimientos de Beomgyu, dejando una gran herida en su corazón.

Y el simple hecho de recordarlo le dolía, por más que intentaba borrar sus sentimientos hacia él le era inevitable no recordar todos aquellos momentos magníficos que vivieron juntos.

Él le hizo vivir nuevas experiencias, sensaciones y sentimientos. No era fácil olvidar.

Con pereza acercó su mano a la botella de alcohol que había en la mesilla de enfrente y se dispuso a beber.

Era la única manera en la que últimamente podía dormir bien y en ka que sentía que podía olvidar un poco.

Tras tomarme más de la mitad, se recostó en el sillón dejando la botella en el suelo. Y comenzó a sentirme melancólico; los sentimientos de la soledad y tristeza se comenzaron a hacer presentes, se odiaba por ser tan débil, por dar lo mejor de sí a personas que después lo rompían.

Comenzaba a quedarse dormir y Beomgyu no escuchó cuando el seguro de la puerta se abrió. Ligeros pasos se hicieron sonar, cuando el castaño trató de abrir sus ojos se encontró con una silueta que conocía muy bien, que muchas veces había apreciado.

─¿Y-Yeonjun? ─balbuceó el castaño tratando de enfocar su vista pero todo fue en vano pues su visión se volvía a distorsionar a causa del alcohol y el sueño lo comenzaba a dominar provocando que sus ojos se volvieran pesados y no los pudiese abrir totalmente.

Beomgyu trató de tocar el rostro del ya mencionado con miedo de que desapareciera y que todo fuera una más de sus ilusiones, pero cuando intento tocarlo inmediatamente el rubio tomó su mano con cuidado evitando que lo tocara y le dio un ligero apretón para después depositar un casto beso en su mano. Confirmando que nada de esto era una ilusión.

Sólo duerme, cariño.

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