Narra Esther
Llegó la noche y salí de casa. Fui directamente a la playa, apenas había gente, puse una toalla sobre la arena y me senté sobre ella. Cerré los ojos y las lágrimas empezaron a caer a una velocidad lenta notando cada lágrima que bajaba sobre mis mejillas. Abracé mis rodillas, apoyé mi cabeza en ellas, suspiré profundamente y de lejos solamente estaba el ruido de las olas. Segundos después levanté la cabeza y limpié mis lágrimas intentando convencerme a mí misma de que todo saldría bien. Me tumbé totalmente en la toalla, miré el cielo negro, no había estrellas, una nube lo tapaba al completo, no hacía frío o al menos no lo sentía. Sobre la toalla mi mirada seguía en el cielo, las lágrimas no paraban de caer y era imposible de tranquilizar el leve y suave llanto.
Narra Rafa.
Después de una pelea con mis amigos salgo dando un portazo y voy a la playa. Al llegar allí noto el frío que hace cerca de la orilla, veo que en el cielo no hay estrellas, que es solamente una nube cubriendo el cielo, la luna no brillaba como otras noches y a lo lejos siento los sollozos leves de una persona, miro a todos lados, pero sobre el manto de oscuridad no consigo ver absolutamente nada. Sigo escuchando sus sollozos, decido no hablar para no asustar a la persona, a la que después de unos cuantos sollozos identifico que es una chica. Me guío por mi sentido y ando a la dirección de la que provienen los sollozos. Cada vez me acerco más a esos sollozos y puedo notar como la chica está tremendamente rota, destrozada, débil, indefensa. Con miedo de asustarla me acerco levemente.
-¿Hola?- pregunto inseguro de esperar una respuesta.
-Hola.- responde esa voz tan rota y destrozada.
Al notarla cerca me agacho, dos pasos agachado y llego a su toalla. No consigo verla con claridad, pongo mi mano en su mejilla y la acaricio levemente. Se echa sobre mí abrazándome, con mis brazos la rodeo, acaricio su espalda, tenía razón, esta chica está completamente rota y destrozada. Acaricio su pelo y espalda sintiendo como poco a poco su respiración se calma, sus latidos se vuelven tranquilos, sus ojos dejan de derramar lágrimas, su cuerpo deja de estar tenso para acomodarse sobre mi pecho. La sujeto entre mis brazos, tengo la impresión de que está profundamente dormida, que esta noche ha sido una noche sin estrellas porque la estrella principalmente es ella. Acaricio sus mejillas para terminar de quitar el rastro de lágrimas, siento su piel fría ya que viene en tirantas, la cojo mejor en peso, recojo su toalla y poco a poco y con cuidado para que no se despierte ando a mi casa. Llego allí, abro la puerta y todos me miran con cara de preocupación para cambiarla por una de extrañados cuando ven a la chica entre mis brazos. Por fin la veo con claridad, su cabello algo ondulado y rojizo, las facciones de su cara totalmente tranquilas, sus pestañas largas, sus cejas finas y sus labios gruesos con un leve tono morado seguramente por el frío. Pasando de sus miradas subo a mi habitación con la chica entre mis brazos, entro, la dejo sobre mi cama y saco un par de mantas para taparla. Antes de taparla quito sus zapatos y su pantalón vaquero negro dejándola con la camiseta y la ropa interior. La tapo, me pongo de rodillas en el suelo y acaricio su mejilla para que seguido una risa tonta se apodere de mis labios.
-Mira, seguro se la ha follado.- habla Daniel y suspiro.
-No me extraña.- comenta esta vez Víctor.
Me levanto y los miro. -1. Fuera de aquí. 2. Bajad la voz. 3. No me la he follado. 4. Él que entre mañana por esa puerta o nos despierte con alguna broma pierde la polla. ¿Estamos?- asienten y salimos de mi habitación para seguido cerrar la puerta.
Al siguiente ❤
ESTÁS LEYENDO
Amor Sobre La Arena De La Playa {SKUAD}
RandomUn chico en la orilla de la playa, una chica sobre una toalla. ¿Cómo irán las cosas? ¿Pasarán del tema? ¿Se terminarán de conocer?