Era una tarde lluviosa estaba sentado en una banca del patio, estaba empapado pero ya no me importaba enferma y morir.
-Hola-mire al chico que habia arruinando mis pensamientos-no deberias estar aqui,te vas a pescar un resfriado.
El chico con gigante estatura llevaba con sigo un paraguas el cual estaba usando para tapar las frias gotas de lluvia que caian con fuerza.
-No me importa enfermar-conteste con una voz desgastada y trite-largate.
-No te dejare aqui-dijo con un tono preocupado.
No tenia que discutir obedeci y fui con el azabache quien solo se dedico a regalarme una calida sonrisa.