Especial: ¿qué pasaría si Craig no tuviera trastorno de ansiedad?

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El demonio retrocedió unos pasos mientras se sostenía la mandíbula con una expresión algo sorprendida y adolorida.

— ¡Dije...! Dije que no, Thomas.

Craig se levantó de la cama, viendo de forma seria y algo disgustada al chico que hace unos momentos estaba sobre él y había golpeado.

¿La situación? Simple, cosquillas. Craig odiaba las cosquillas.

— ¡No tenías porque golpearme! — Tom hizo un puchero mientras sobaba su mejilla, a lo que un pequeño pinchazo de culpa hizo al humano acercarse a él y acariciar su mejilla. — Haces difícil que me mantenga libre de ira.

— Fue un reflejo, lo lamento. — Se acercó a su mejilla y dejó un suave beso en esta, para luego verlo a los ojos. — Pero sabes muy bien que odio las cosquillas, ¿O no?

Tom chasqueó la lengua mientras desviaba la mirada. — Lo sé... Pero me gusta verte riendo así, eres muy serio.

El chico de castaños cabellos sintió su corazón latir con fuerza mientras el contrario lo veía de reojo. Sonrió un poco antes de hacerlo volverse nuevamente hacia él, para luego plantar un beso en sus labios, el cual pronto fue correspondido.

— Tú me gustas. — Lo observó unos segundos con aquella cálida sonrisa antes de simplemente suspirar y separarse, volviendo a un temple más neutral. — Y lo sabes, pero no soy esa princesa que te tiene tan loco.

— Craig...

Tom suspiró pesadamente mientras el nombrado rodaba los ojos, yendo hacia la mochila que había dejado tirado junto la cama, de la cual sacó un cigarrillo, con el cual fue hacia una ventana para encender. Eso de las cascadas de lava era bastante útil.

— Oh, no empieces. Entiendo mi lugar, pero tú no actúes lindo si sabes como me hace sentir. Podemos seguir teniendo solo sexo y ser amigos, no vas a romperme el corazón por no quererme para algo serio... Al menos aclarar las cosas desde un inicio hizo mucho más fácil todo.

El chico de rosados cabellos se acercó a él, tomando una bata que había en un cajón, para luego ponerla sobre los hombros desnudos del humano antes de mirar por la ventana junto a él.

— ¿Quieres ir a la playa hoy? Podemos ir a ese lugar de helados que tanto te encanta.

Pese a que por dentro su corazón aún saltaba de emoción por su cercanía, por fuera el humano tan solo permanecía serio, ignorando como Tom apoyaba su mentón sobre su hombro, viéndolo como un cachorrito que deseaba la atención de su amo.

Ah, y pensar que Tom al principio había sido una presencia diabólica que lo acosaba constantemente.

Craig era un curioso de la brujería, la magia negra y los demonios le llamaban especialmente la atención y él era algo así como un aspirante a bruja (cabe aclarar que esta era una palabra sin género) que indagaba en su tiempo libre sobre la vida después de la muerte, los portales a otras dimensiones, viajes astrales, los espíritus, y claro está, los demonios. Todo ese interés surgió en su hogar, de la biblioteca de su madre pudo obtener el libro que tenía el ritual que lo llevó a Tom.

Observó de reojo al chico que hace unos momentos lo había estado haciendo gozar en la cama antes de comenzar a hacerle cosquillas de la nada tras que estuvieran un rato hablando. Por un segundo se preguntó como es que había acabando follando con un demonio, y no con cualquier demonio, sino que con un príncipe.

— No puedo, debo volver al internado y tú tienes que organizar ese tonto baile. Seguro quieres que todo se vea genial para esa chica.

Craig sabía que se ponía un poco pasivo-agresivo con el tema de esa princesa por el simple hecho de que, pese a no conocerla, su mera existencia le desagradaba. Era infantil, pero reconocía que le consumían los celos por saber que Tom era despreciado por ella mientras que él daría lo que fuera por estar en su lugar.

— ¿Y si dijera que quiero llevarte a ti?

Dió una profunda calada al cigarrillo mientras cerraba los ojos, reconociendo rápidamente el tono de diversión en la voz del pelirosa. Tom jugaba mucho con él, tanto que a veces estaba tan sobre la línea entre la broma y la herida que no era capaz de darse cuenta que habían cosas que de alguna forma, podían dañarle a menor escala. Aunque Craig tampoco era capaz de marcarle la línea para evitarlo.

— Diría que me lleves al internado porque ya se han dado cuenta otras veces que me salté clases y lo último que me falta es una expulsión o algo así. — Dijo, girando su cabeza hacia él.

Sus ojos se encontraron y se observaron por unos segundos antes de besarse cortamente. Es como si hubiera una pequeña conexión entre ellos, algo que los hacia desear y pensar en lo mismo en muchas oportunidades.

Craig interpretaba lo que sentía como un enamoramiento que había tratado de dejar a medias, Tom le había parado el carro cuando las cosas empezaron a subir de tono, y no hablando de sexo, sino de emociones, pero era innegable que comenzaba a perder el control y cada vez era más difícil de ignorar lo que sentía.

Por otro lado, Tom interpretaba que lo que sentía era mera lujuria, como mucho, cariño hacia ese perspicaz chico que había sido capaz de captar su atención. No podía negar que Craig era singular, había algo en él que no era capaz de reconocer. Algo que, tal como un imán, le resultaba muy atrayente. Cuando solo eran amigos, Tom estaba convencido de que tenían buena química, sentía que podría contarle lo que sea a Craig, incluso sus gustos eran muy similares y el humano lo había apoyado con sus terapias para control de ira desde un inicio. De a poco, el sexo se fue abriendo paso y pronto comenzaron a ser más que simplemente amigos.

— Insisto en que deberías ir a un instituto normal. — Tom removió de su hombro la bata, dejando suaves besos sobre su piel. — Entonces... Tendríamos más tiempo juntos.

— He estado hablando con ella, pero es muy terca. La bruja quiere tenerme encerrado allí para no hacerse cargo de mí. — Frunció levemente el ceño, para luego jadear por lo bajo tras sentir como era mordido. — Sin marcas, tonto.

Craig se volteó a él y tomó su mentón en un rápido, pero elegante movimiento, atrayéndolo hacia él. Rió suavemente mientras sus brazos descendían a sus hombros, abrazándose por estos a su vez que se acercaba a sus labios, rozandolos contra los suyos.

— ¿Qué harías si dijera que ahora mismo quiero llenarte de marcas? — Los colmillos de Tom se asomaron en medio de esa sonrisa divertida mientras ambos se veían de forma algo provocativa. Sus manos que de momento habían estado posadas en su cintura, comenzaron a descender.

— Tengo que irme, solo tenía una hora libre por horario y ya terminó hace diez minutos. — Recordó, pero no tuvo intenciones de alejarse de él, es más, se pegó a su cuerpo mientras cerraba los ojos por un momento.

Le gustaba la idea de sentirse deseado, de que Tom no quisiera simplemente dejarlo ir. Esto no ocurría siempre, pero cuando lo hacía, vaya que lo disfrutaba con creces.

— Podemos hacerlo una última vez... Algo rápido. — Craig rió suavemente tras dejar un corto beso en sus labios.

— Supongo que llegar a tiempo nunca fue lo mío. — Dijo a modo de broma antes de hacer un sutil movimiento con sus hombros, dejando caer la bata de estos. Tom también rió y no tardó en levantarlo por los muslos, apoyando su espalda contra una pared mientras ellos se devoraban en medio de un apasionado beso.

[...]

Holis, no suelo dejar muchas notas a lo largo de mis historias, pero quería pedir perdón por no estar actualizando. Últimamente estaba escribiendo sin ganas, incluso tengo el capítulo 22 terminado, pero está mal redactado y no me termina de agradar, por lo cual decidí terminar con mi primer pedido del especial "¿Qué pasaría sí...?" hecho por naewonn

Si les gustaría una continuación de este espacial o tienen algún pedido para otro, háganmelo saber en los comentarios 💖

¡Espero que les haya gustado!

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2020 ⏰

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Etérea Limerencia |Tom Lucitor x ReaderMale| EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora